Cine e historia
La amable discrepancia expresada respecto de mis cr¨ªticas al cine de Jos¨¦ Luis Garci por mi tambi¨¦n admirado Javier Ugarte, en su art¨ªculo Sobre un cierto pasado, es merecedora tal vez una aclaraci¨®n, aunque de tipo subjetivo. Si me preocupan tanto las pel¨ªculas de Garci sobre la posguerra es ante todo por una conciencia profesional, como puede inquietarme la l¨ªnea oficial de exposiciones conmemorativas, pero tambi¨¦n por una sensibilidad que tiene sus ra¨ªces en mi propia biograf¨ªa. Del mismo modo que el descendiente de un jud¨ªo de Auschwitz no est¨¢ dispuesto a hacer la menor concesi¨®n respecto del holocausto, creo que quienes somos hijos de perseguidos por el franquismo estamos legitimados para exhibir cierto grado de intransigencia. Mi padre, que me leg¨® apellido y nombre, tras huir de Madrid en abril de 1939, pas¨® varios a?os de topo sui generis, refugi¨¢ndose en el monte al amanecer para volver de noche a casa de sus padres en Azkoitia. Nunca fue acusado de nada en concreto, pero perdi¨® el puesto de trabajo en 1939 y lo recuper¨® solamente en 1976. Vivi¨® en el miedo y su vida profesional qued¨® destrozada.
De ah¨ª que yo, y me imagino que esto se entender¨¢ f¨¢cilmente en Euskadi, no est¨¦ para bromas cuando entra en juego el tema de la represi¨®n franquista, como sucede en el relato cinematogr¨¢fico de You're the one, donde personajes y situaciones son sistem¨¢ticamente falseados. Ni los guardias civiles de 1946 (?uno en zona de maquis!) eran seres paternales, ni los curas trabucaires eran en el fondo tolerantes borrachines que admiraban a Picasso, ni un maestro como el que encarna I?aki Miram¨®n escapar¨ªa al cementerio en la Asturias de Franco, ni la se?orita guapa con jersey de ochos y autom¨®vil responde al tipo de viuda de rojos. Hay unos l¨ªmites entre los que puede discurrir la ficci¨®n y en esta 'historia de entonces' Garci sistem¨¢ticamente los vulnera, igual que Ken Loach hiciera en Tierra y libertad convirtiendo en una Disneylandia revolucionaria la visi¨®n cr¨ªtica que nos entreg¨® Orwell en su Homenaje a Catalu?a.
Porque el cine no es s¨®lo el arte por el arte. El triunfo de la voluntad, de Leni Riefenstahl, era una magn¨ªfica obra de arte, pero tambi¨¦n un filme de siniestra propaganda nazi. Como explica Marc Ferro en su libro Cine e historia, El tercer hombre, un gran filme, es tambi¨¦n un modelo de sutil propaganda anticomunista. En la filmograf¨ªa de Garci, las cartas est¨¢n deliberadamente sobre la mesa y por eso puede apreciarse mejor la trampa, You're the one y Volver a empezar son historias sentimentales no de entonces, sino de siempre; ah¨ª y en las magn¨ªficas interpretaciones est¨¢ su valor, aunque yo encuentre en ambas una sobrecarga de sensibler¨ªa. Igual que la candidata al Oscar 2000 presenta el eterno argumento del dolor por la muerte del ser querido, la historia de la primera se ten¨ªa en pie como tragedia de un regreso al borde de la muerte. Pero es el mismo Garci quien introduce la Historia con may¨²scula, convirtiendo al profesor canceroso en un premio Nobel llegado del exilio, nada menos que representante emblem¨¢tico de 'la generaci¨®n interrumpida'. Garci plantea el juego y el espectador debe aceptarlo, porque adem¨¢s se suceden los que yo llamar¨ªa 'indicios de similitud' (visi¨®n documental del paisaje, telefonazo del rey Juan Carlos, partidos de f¨²tbol en vivo). Estamos ante un tratamiento realista al que, una vez introducido, sucede la ocultaci¨®n total de esa realidad que ha servido para dar empaque al relato.
El ilustre exiliado recibe la castiza llamada de Juan Carlos, con lo cual ya tenemos introducido el canto a la Monarqu¨ªa, pero en la Asturias de 1980 no aparece ni para saludarle niguno de los que fueran sus correligionarios y s¨ª, solo como viejo amigo, un presidente de club de f¨²tbol, prototipo de facha de la ¨¦poca. Nuestro exiliado carece as¨ª de amigos y de antecedentes pol¨ªticos; s¨®lo sabemos que fue un excelente medio centro en el Sporting y que bail¨® con la m¨²sica de Cole Porter. ?Fueron esos los motivos de su exilio?, ?cabe aceptar una trivializaci¨®n semejante?, ?no es significativa esa exclusi¨®n de la pol¨ªtica? Bueno, s¨ª hay pol¨ªtica, ya que el papel del exiliado republicano es dar un viva al Rey antes de morir... En la edici¨®n nacional de este diario se present¨® a Volver a empezar como 'una joya de nuestro cine'. Pero al hablarnos de un pasado pol¨ªtico muy doloroso, conviene ver si la joya es de oro o de lat¨®n dorado.
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