?tica y pol¨ªtica

Parece que por fin nos acercamos al ¨²ltimo acto -por ahora- de esa comedia de enredo en que fue derivando, lastimosamente, el asunto de las dos cajas de ahorro de Sevilla, El Monte y San Fernando. Cap¨ªtulo segregado a su vez de aquel otro drama, m¨¢s bien bufo, en que tambi¨¦n devino la Ley de Cajas de Ahorro de Andaluc¨ªa, aprobada hace ahora poco m¨¢s de un a?o, con m¨¢s pena que gloria y con tantos remiendos que la volvieron casi irreconocible. Peor a¨²n, impracticable. La prueba es que no hizo m¨¢s que iniciar su andadura y se le echaron encima todos los demonios. Primero fue aquel otro g¨¦nero tragic¨®mico, el del esperpento, representado entonces por la Caja de C¨®rdoba (CajaSur), propiedad sagrada de la Iglesia, que en buena parte se sali¨® con la suya, de aqu¨ª no nos mueve nadie, tras apelar al Constitucional. Por medio quedaron otros sainetes menores, como el de la Caja de Ja¨¦n -cuyos estatutos renovados ha impugnado el PP-, y el de la de Granada (La General), que en modo alguno dice estar dispuesta a quedarse mirando el nuevo reparto del pastel. Un panorama, como ven, glorioso. Lo de los Taifas, cuando se hundi¨® Al-Andalus, un juego de ni?os. Debe de ser una maldici¨®n que pesa sobre Andaluc¨ªa.

Pero es que esto de Sevilla rebasa todos los g¨¦neros imaginables. No hay m¨¢s que ver la presi¨®n que han estado ejerciendo estos d¨ªas los medios y entidades afines a los actuales conductores de las dos cajas para que sean ellos mismos los que piloten la tan ansiada fusi¨®n. Curioso que todos utilicen la misma manida met¨¢fora, pilotar. ?Habr¨¢n recibido consigna? Por contra, dice la consejera ?lvarez que fusionar las dos cajas antes de renovar los cargos (l¨¦ase renovarse a s¨ª mismos los dos argonautas), le parece '¨¦tica y pol¨ªticamente reprobable'. Esta consejera es que est¨¢ chapada a la antigua. A qui¨¦n se le ocurre hablar de ¨¦tica y pol¨ªtica en estos tiempos.

Pero repasemos los datos b¨¢sicos del problema, que a lo mejor averiguamos por qu¨¦ dir¨¢ una cosa tan rara esta buena mujer. Una vez adaptados los estatutos, y superado el chantaje que le hac¨ªan las dos cajas a la Junta, y al Parlamento, con aquello de que 'el desarrollo reglamentario [de la ley] no contradiga su articulado', el orden l¨®gico a partir de ahora ser¨ªa: primero, la renovaci¨®n de ¨®rganos, con arreglo a esos nuevos estatutos, y despu¨¦s las posibles fusiones. Pero los actuales ¨®rganos, sus amistades y sus deudos -incluido el PA-, lo ven exactamente al rev¨¦s: primero la fusi¨®n, dirigida por ellos, y despu¨¦s la renovaci¨®n de cargos. ?Por qu¨¦ ser¨¢? Sencillamente porque la fusi¨®n paraliza la renovaci¨®n de las asambleas y as¨ª tienen m¨¢s posibilidades de volver a ser elegidos por otros dos a?os. Qu¨¦ pillines. De la otra manera, con las nuevas proporciones de representaci¨®n por abajo, lo tendr¨ªan mucho m¨¢s dif¨ªcil. El siguiente punto estriba en qu¨¦ har¨ªa el PSOE si los actuales presidentes se obstinaran en adelantar la fusi¨®n de las dos cajas. No le quedar¨ªa otra salida que ordenar a todos los militantes que tiene sentados en las actuales asambleas de ambas cajas que votaran en contra, para impedir -junto con los sindicatos- que la propuesta alcance los dos tercios necesarios. Pero la ¨²ltima cuesti¨®n viene ahora: ?ser¨ªa obedecido suficientemente? Por si acaso, el PSOE prefiere no llegar a eso. Ah¨ª est¨¢ el quid. ??tica o pol¨ªtica?