'Hay que saber que las matem¨¢ticas requieren pasi¨®n'
Matem¨¢ticas y pasi¨®n permanecen de por vida como t¨¦rminos irreconciliables para la mayor¨ªa de quienes un d¨ªa pisaron un aula escolar. Sin embargo, Susana Mataix (Pontevedra, 1950), de profesi¨®n matem¨¢tica, habla de las Ciencias Exactas con emoci¨®n. Mataix ha escrito Matem¨¢ticas es nombre de mujer (Editorial, Rubes), un libro apasionado sobre la historia de esa disciplina a trav¨¦s de mujeres que amaron la abstracci¨®n de las ciencias exactas.
'Hay que desmitificar las matem¨¢ticas y saber que las matem¨¢ticas requieren pasi¨®n', reconoce Mataix en una entrevista, antes de impartir ayer una conferencia en Bilbao sobre Las mujeres en la historia de las matem¨¢ticas, invitada por la Sociedad El Sitio.
Su libro est¨¢ escrito en primera persona para dar intimidad y poder borrar el estigma que recae sobre esa ciencia. 'Buscaba entusiasmar y para eso se necesita una voz femenina, porque los hombres se suben a un pedestal y ya no hay quien los baje. Quer¨ªa mezclar vida, matem¨¢ticas, esperanzas, ilusiones desilusiones: en definitiva, acercar las matem¨¢ticas a la vida', argumenta la autora.
Entre las ocho mujeres cuyas vidas y trabajos repasa la obra se encuentran Madame du Ch?telet, la primera traductora de Newton, aunque ha pasado a la historia por ser amante de Voltaire. Tambi¨¦n Florence Nightingale, enfermera benefactora, pero tambi¨¦n precursora, ya en el siglo XIX, de lo que ser¨ªa la estad¨ªstica aplicada a temas sociales, y Sof¨ªa Kovalevskaya, una rusa expatriada, fascinante y escritora, adem¨¢s de investigadora. 'De ninguna se puede decir '?muy desesperadas ten¨ªan que estar para dedicarse a las matem¨¢ticas!' Todas eran apasionadas, con vidas interesantes'.
Como quienes veneran las matem¨¢ticas, Mataix tambi¨¦n se refiere a ellas como a un placer. 'Es como el descubrimiento de la verdad, que cuando la encuentras, se abre la luz y estallas por dentro'. Asegura que proporcionan seguridad para comprender las cosas cotidianas y reconoce que los profesores suelen explican mal la disciplina y de ah¨ª la fobia. Recuerda, un chiste de Forges que ley¨® en una ocasi¨®n. 'El personaje dec¨ªa: 'Creo que las matem¨¢ticas nos las explican tan mal para que no entendamos esto de las hipotecas'. Eso pasa'.
La autora de Matem¨¢ticas es nombre de mujer ironiza con que, puestos a dudar de si las mujeres est¨¢n dotadas para esta ciencia exacta, habr¨ªa que preguntarse si lo est¨¢n los espa?oles 'porque no ha habido ninguno que haya destacado o ganado el Nobel. Sin embargo, nadie dice que los espa?oles no est¨¢n dotados. Veremos a qui¨¦n se lo dan antes si a una mujer o a un espa?ol', se pregunta. Concluye lament¨¢ndose por la falta de 'pasi¨®n' que hay en Espa?a por las matem¨¢ticas. 'Sin pasi¨®n no hay nada. En Francia, las adoran', apostilla.
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