La incontinencia fotogr¨¢fica del artista pop
Todav¨ªa es posible redescubrir ciertos aspectos de la vida y la obra de Warhol. Es lo que propone el Centro Internacional de Fotograf¨ªa (ICP) de Nueva York. Warhol no fue un joven agraciado. Sigui¨® siendo un problema incluso a?os despu¨¦s, hacia el final de su vida (muri¨® a los 58 a?os), cuando se inyectaba col¨¢geno para disimular sus arrugas o tomaba p¨ªldoras para adelgazar. Su peculiar aspecto y su excesiva sensibilidad se mezclaban mal con el barrio obrero de Pittsburg donde creci¨® en los a?os cuarenta. Hasta que descubri¨® la fotograf¨ªa y su ilimitado poder de transformaci¨®n. '?Qui¨¦n quiere la realidad?', sol¨ªa decir Warhol. La c¨¢mara se transform¨® entonces en el centro de sus obras.
Aquello lleg¨® hasta la incontinencia. Warhol hizo m¨¢s de 60.000 fotograf¨ªas. S¨®lo 300 est¨¢n expuestas en el ICP, desde los polaroids de toda la far¨¢ndula de Nueva York hasta los retratos de fotomat¨®n, una t¨¦cnica que le fascinaba especialmente por su aspecto repetitivo y mec¨¢nico, pasando por las instant¨¢neas er¨®ticas de los que sol¨ªan frecuentar su estudio, la Factory, o los fotogramas de sus breves experimentos cinematogr¨¢ficos. Por all¨ª pasaron los rostros de Jane Fonda, Jerry Hall o Farrah Fawcett.
Warhol empez¨® muy pronto a experimentar con la c¨¢mara. Las im¨¢genes de los peri¨®dicos, el kitch de las revistas de cotilleo, la prensa sensacionalista y la est¨¦tica de la publicidad se convirtieron en el centro de su actividad creadora desde principios de los sesenta, la base del arte pop. Estaba tan fascinado por las lentejuelas de la ¨¦poca disco como por el aspecto m¨¢s m¨®rbido de los sucesos y le gustaba jugar con los aspectos.
Esto se ve particularmente en su serie Muerte en Am¨¦rica, donde junt¨® fotograf¨ªas de sucesos, accidentes violentos, cr¨ªmenes, transformando anodinos aunque sangrientos archivos de polic¨ªa en ilustraciones de la violencia en Estados Unidos. Pas¨® incluso horas en la biblioteca de Nueva York buscando la foto de la silla el¨¦ctrica que sirvi¨® para la ejecuci¨®n de los supuestos esp¨ªas Julius y Ethel Rosenberg.
Entre 1963 y 1966, Warhol se aficion¨® a los fotomatones. El artista sol¨ªa mandar a sus modelos a cabinas del centro de Manhattan con la consigna de comportarse de la forma m¨¢s natural o estrafalaria en los pocos segundos en los que se disparaba el flas. Las cuatro instant¨¢neas se convert¨ªan as¨ª en una minihistoria en blanco y negro.
La idea surgi¨® cuando la revista Harper's Bazaar le pidi¨® que ilustrara una historia sobre los nuevos talentos del arte, y m¨¢s tarde Time Magazine otra sobre los adolescentes de la ¨¦poca. En ambos casos, Warhol recurri¨® al fotomat¨®n y qued¨® tan fascinado por la t¨¦cnica que la sigui¨® utilizando durante un par de a?os. Ese aspecto mec¨¢nico tambi¨¦n le llev¨® al retrato en Polaroid. En 1970 empez¨® a trabajar con una Polaroid SX-70 Big Shot, una de las c¨¢maras m¨¢s sencillas de la gama y cuyos resultados se asemejaban mucho a la de los fotomatones.
Warhol sigui¨® utilizando el aparato incluso a?os despu¨¦s de que dejara de fabricarse, hasta tal punto que la propia empresa se ofreci¨® a reparar sus viejas c¨¢maras y buscarle las que pod¨ªan quedar en el mercado.
Warhol planteaba sus sesiones fotogr¨¢ficas como ritos con normas muy espec¨ªficas. Para romper el hielo almorzaba primero con sus modelos. Luego sol¨ªa aplicarles una espesa capa de maquillaje blanco, los situaba frente a una pared y disparaba la Polaroid. El resultado sol¨ªa ser una imagen casi irreal, a veces no muy halagadora pero inmediatamente reconocible, lo que en los 10 ¨²ltimos a?os de su vida le ayud¨® a convertir sus retratos en un lucrativo negocio.
En sus constantes ejercicios exhibicionistas, Warhol tambi¨¦n capt¨® con la c¨¢mara los aspectos m¨¢s ¨ªntimos de su personalidad. Su abierta homosexualidad era una parte integrante de su identidad art¨ªstica. La serie Most Beautiful Boys muestra im¨¢genes de j¨®venes efebos, genitales y primeros planos er¨®ticos. Tambi¨¦n incluye un retrato del artista Jean Michel Basquiat, uno de sus amigos, con el que colabor¨® en numerosos proyectos art¨ªsticos.
Era casi una costumbre que Warhol pidiera a los visitantes masculinos de la Factory que se bajaran los pantalones para unas breves instant¨¢neas. No est¨¢n incluidas en la exposici¨®n pero ¨¦stas y muchas otras son parte del legado fotogr¨¢fico que queda todav¨ªa por descubrir del artista.
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