Una muestra revela en Washington la secreta relaci¨®n de Warhol con la pol¨ªtica
Otra exposici¨®n re¨²ne en Nueva York 300 fotograf¨ªas de las 60.000 realizadas por el artista
Aunque ¨¦l mismo cultiv¨® una imagen de frivolidad, excentricidad y apat¨ªa pol¨ªtica, Andy Warhol fue un observador atento, apasionado y cr¨ªtico de la realidad estadounidense de su tiempo. Gran lector de peri¨®dicos, y muy en particular del populista The New York Post, a Warhol (1928-1987) le obsesionaban dos cosas: los sucesos violentos, como tiroteos, ejecuciones, disturbios raciales, accidentes de autom¨®vil y atentados terroristas, y los rostros celeb¨¦rrimos de la pol¨ªtica internacional, como Jacqueline Kennedy, Ronald Reagan, Edward Kennedy o Mao.
Quiz¨¢ la m¨¢s expl¨ªcita proclamaci¨®n pol¨ªtica de Warhol fue la litograf¨ªa, que, con su habitual t¨¦cnica de retocar y colorear fotos, consagr¨® en 1972 al entonces presidente republicano Richard Nixon, que hac¨ªa campa?a para su reelecci¨®n. En un gesto ins¨®lito, Warhol le puso de su pu?o y letra este pie al retrato: 'Vote McGovern'. El candidato dem¨®crata McGovern, progresista y partidario de la retirada de Vietnam, perdi¨® abrumadoramente. Pero durante el resto de sus d¨ªas, Warhol pag¨® su desaf¨ªo al paranoico Nixon en forma de severas inspecciones anuales del IRS, la Hacienda norteamericana.
Una de las piezas m¨¢s singulares de la muestra de Corcoran es el trabajo que Warhol efectu¨® sobre la portada del 24 de octubre de 1983 del New York Post, consagrada al atentado suicida de Hezbol¨¢ que el d¨ªa anterior hab¨ªa destruido el cuartel general de los marines en Beirut (L¨ªbano). Aquel horripilante suceso le fascin¨®, reactivando el inter¨¦s por la violencia reflejado en sus obras de los primeros a?os sesenta.
Esas piezas de los sesenta, basadas en im¨¢genes period¨ªsticas de pistolas, sillas el¨¦ctricas, accidentes de autom¨®vil y disturbios raciales, son, seg¨²n el historiador Thomas Crow, 'las m¨¢s salvajemente pol¨ªticas de Warhol'. La violencia y el consumismo, los dos c¨¢nceres de la vida estadounidense, le atra¨ªan y repel¨ªan con fuerza irresistible.
Muchos de sus retratos de gente famosa, como el de la suicidada Marilyn Monroe o el de una Jacqueline Kennedy enlutada en los funerales de su esposo, tambi¨¦n est¨¢n relacionados con la muerte por causas no naturales, un claro factor de riesgo en EE UU. Otros son directamente de personajes pol¨ªticos como Mao.
Cuando la derecha norteamericana le critic¨® por la estupenda serie consagrada al l¨ªder de la Revoluci¨®n Cultural china, Warhol se puso a la defensiva y argument¨® que Mao era 'el personaje m¨¢s famoso del momento'. Warhol, que consagr¨® series al signo del d¨®lar y a la hoz y el martillo, los dos vectores del combate planetario del momento, se empe?aba en dar una imagen de vaciedad pol¨ªtica e ideol¨®gica. Pero, como bien dice Jonathan Binstock, comisario de la exposici¨®n, 'no s¨®lo fue un pionero del arte pop, sino un artista que revivi¨® la tradici¨®n del realismo social americano de los a?os sesenta'.
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