La Europa solidaria debe renacer
En la econom¨ªa social est¨¢ la clave, seg¨²n defiende el autor de este libro, de que la mundializaci¨®n y la modernizaci¨®n sirvan al ser humano y no que ¨¦ste s¨®lo sea un simple productor o, peor a¨²n, un siervo de las actividades econ¨®micas. ?C¨®mo lograr esto? De eso trata el texto, de una teor¨ªa, una propuesta. En este caso, Jeantet reivindica la funci¨®n de las mutualidades, las cooperativas y de otras asociaciones con este tipo de perfil como la demostraci¨®n de que existe una manera m¨¢s solidaria de crear riqueza, tanto en el ¨¢mbito del mercado como fuera de ¨¦ste.
Sobre 370 millones de habitantes que tiene Europa, unos 248 son miembros de cooperativas, mutualidades y asociaciones, seg¨²n el autor, y hay que aprovechar esta caracter¨ªstica europea para lograr un crecimiento econ¨®mico con dimensi¨®n humana. Jeantet, al tiempo que avisa sobre la existencia de estas asociaciones y sobre la cantidad de personas que de alg¨²n modo est¨¢n conectadas a ellas, advierte de que la mayor¨ªa son todav¨ªa poco conocidas o mal conocidas. El autor las apoya pero al mismo tiempo les pide, o exige m¨¢s bien, que refuercen y modernicen su identidad, que reivindiquen sus propios principios (democracia, no lucratividad, solidaridad, b¨²squeda de la mejor relaci¨®n calidad-precio, desarrollo de la persona). Todas estas instituciones deben innovar si quieren ser capaces de servir con eficiencia a los fines para las que fueron creadas.
La econom¨ªa social europea
Thierry Jeantet. Editado por Ciriec Espa?a
Para el autor, la participaci¨®n del ciudadano para dotar a las actividades econ¨®micas de una concepci¨®n m¨¢s humana. No se trata, como insiste, en rechazar el elemento econ¨®mico ni los intercambios comerciales, monetarios, financieros, nada de eso. La econom¨ªa social est¨¢ para que no le baste que los mercados financieros generen un mecanismo autom¨¢tico de equilibrio.
La econom¨ªa, que los tiempos que corren necesita la palabra social detr¨¢s para diferenciarse de la financiera, es, y siempre ha sido, una ciencia social cuyo objetivo es el de satisfacer las necesidades del hombre, incluyendo el ocio y la cultura, adem¨¢s del albergue y los alimentos. En este momento, la econom¨ªa social ya no se enfrenta, como el siglo XIX, a una ¨²nica revoluci¨®n, la industrial, sino a un conjunto de revoluciones y transformaciones complejas, enmara?adas, que no dan tiempo a reaccionar. Al mismo tiempo, debe enfrentarse a los mismos s¨ªntomas: la creaci¨®n de una mayor riqueza y la mala distribuci¨®n de la misma.
'A la econom¨ªa social se le exige que act¨²e', dice el autor. 'Tiene una existencia mundial, un anclaje hist¨®rico, representaciones diversas y un peso social y c¨ªvico fuerte, incluso si est¨¢ disperso', afirma. Los actores dentro de la econom¨ªa social, los gobiernos, los sindicatos, las cooperativas, las fundaciones, no pueden contentarse con que la contribuci¨®n de la econom¨ªa social se limite a acciones caritativas a corto plazo. Deben planificar acciones a medio y largo plazo que modifiquen el equilibrio social para hacer retroceder los efectos negativos de los mercados financieros y de los sistemas p¨²blicos.
El libro no fomenta la destrucci¨®n de la Bolsa ni de acabar con el FMI o quemar el dinero de los bancos, sino que insta a que se haga algo porque haya una mejor redistribuci¨®n de esa riqueza, para que ello deje de ser una utop¨ªa de una vez por todas.
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