Am¨¦rica Latina teme al fantasma de la dolarizaci¨®n
La introducci¨®n del 'billete verde' en Ecuador y El Salvador reabre la pol¨¦mica sobre el posible abandono de las monedas nacionales
La llegada de George W. Bush a la Casa Blanca coincide con una nueva ofensiva de los partidarios de dolarizar las econom¨ªas latinoamericanas, es decir, sustituir las actuales monedas nacionales por el d¨®lar estadounidense. ?Pura coincidencia? Desde principio de a?o, el col¨®n salvadore?o convive con el billete verde y pocos auguran una larga existencia a la tradicional moneda de El Salvador. Tres meses antes, en septiembre de 2000, el sucre ecuatoriano pasaba a mejor vida, dejando su lugar a la divisa norteamericana. Estos dos pa¨ªses se un¨ªan as¨ª a Panam¨¢, que adopt¨® el d¨®lar como moneda nacional en 1904. Pero no terminan ah¨ª las cosas. Desde Argentina a Venezuela y desde Brasil a M¨¦xico, pol¨ªticos y economistas discuten esta opci¨®n sin, hasta ahora, llegar a un consenso.
Lo cierto es que el nuevo presidente de Estados Unidos tiene entre sus prioridades econ¨®micas establecer una serie de acuerdos de libre comercio -intenta, como hiciera en su d¨ªa Bill Clinton, obtener del Congreso en mandato para negociar acuerdos comerciales por v¨ªa r¨¢pida, el fast track- con los pa¨ªses latinoamericanos. Ya se ha reunido con Jean Chr¨¦tien, el primer ministro de Canad¨¢, su socio del norte en el NAFTA (Acuerdo de Libre Comercio de Am¨¦rica del Norte) y el pr¨®ximo d¨ªa 16 har¨¢ otro tanto con el presidente mexicano, Vicente Fox, su otro socio del sur. A mediados de abril, adem¨¢s, tiene previsto entrevistarse en Quebec con los l¨ªderes pol¨ªticos continentales, en la Cumbre de las Am¨¦ricas, para impulsar una zona de libre comercio en el ¨¢rea. Una idea que no gusta a brasile?os y mexicanos. El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Lafer, ya ha reiterado el rechazo del Gobierno de Brasilia al proyecto, apadrinado por Washington, de adelantar al a?o 2003 la creaci¨®n del ?rea de Libre Comercio de las Am¨¦ricas (ALCA), prevista en un principio para el 2005.
'M¨¦xicanos y brasile?os temen un desarme arancelario demasiado r¨¢pido', explica el analista jefe de un banco europeo instalado en Ciudad de M¨¦xico, 'justo lo contrario que otros pa¨ªses m¨¢s peque?os, cuya cabeza m¨¢s visibles es Chile, que prefieren optar por la posibilidad de diversificar sus exportaciones hacia el gigante del norte y depender menos de sus vecinos del sur'. Esta estrategia estadounidense, seg¨²n diversos analistas, est¨¢ fomentada por el delicado momento que atraviesa el Mercosur, el mercado com¨²n suramericano -integrado por Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, y al que est¨¢n asociados Chile y Bolivia-. 'Los norteamericanos intentan debilitar el Mercosur en beneficio propio. Mientras que no se haya conseguido una estabilidad monetaria en el ¨¢rea, el d¨®lar siempre ser¨¢ una referencia obligada para todo el hemisferio', se?ala un experto del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). 'Ah¨ª radica el enfrentamiento entre brasile?os y argentinos de los ¨²ltimos tiempos'.
No es mal ejemplo. El real brasile?o estaba ligado al d¨®lar mediante un sistema de bandas de oscilaci¨®n hasta que Brasilia se vio obligada a devaluar su moneda a consecuencia de la crisis de 1998. Y desde enero de 1999 se volvi¨® al sistema de libre cambio, lo que ha supuesto una devaluaci¨®n del real cercana al 50% . Argentina, desde que el Gobierno de Carlos Menem adopt¨® la Ley de Convertibilidad en 1991, tiene el peso atado al billete verde en la proporci¨®n de uno por uno. As¨ª, el abaratamiento de las exportaciones brasile?as y el encarecimiento relativo de las argentinas han originado un desequilibrio en el intercambio entre ambos pa¨ªses, que llevaron al Gobierno de Buenos Aires a adoptar una serie de trabas a la entrada de productos cariocas. Una crisis que todav¨ªa no ha cerrado todas sus heridas y que ser¨¢ tratada el 7 de abril en Buenos Aires, cuando se re¨²nan los ministros regionales de Comercio.
Este enfrentamiento ha sido el detonante, aparte de la reciente dolarizaci¨®n de Ecuador y El Salvador, para reiniciar la pol¨¦mica sobre las ventajas e inconvenientes de dolarizar las econom¨ªas latinoamericanas y evitar, as¨ª, los riesgos de cambio.
'El camino de la dolarizaci¨®n es el principal instrumento pol¨ªtico para consolidar la gobernabilidad de nuestros pa¨ªses y tornarla irreversible en una etapa hist¨®rica signada por cambios cada vez m¨¢s vertiginosos', defend¨ªa el ex presidente argentino Carlos Menem un discurso ante la Reserva Federal de Dallas (Tejas) en marzo pasado. Desde esa fecha, la pol¨¦mica estaba servida en Argentina y en todo el hemisferio.
Menem se apoya en datos muy contundentes: actualmente, el 65% de las reservas de divisas de los bancos centrales est¨¢ en d¨®lares; el 83% de las transacciones internacionales se realiza en esa moneda, y el 50% de las exportaciones de los pa¨ªses industrializados se denominan en esa divisa. Hay unos 480.000 millones de d¨®lares en circulaci¨®n, seg¨²n estimaciones de la Reserva Federal, de los que m¨¢s de 300.000 millones, m¨¢s del 62%, se encuentran fuera de Estados Unidos.
No es la primera vez que Menem defend¨ªa la dolarizaci¨®n de Argentina y de toda la regi¨®n. Ya lo hab¨ªa intentado en 1999, a pocos meses del final de su mandato. Pero ahora la respuesta de pol¨ªticos y economistas ha sido igual de contundente. 'El blindaje actual [la financiaci¨®n del presupuesto 2001 con ayuda internacional] coincide casi con el stock de dep¨®sitos en pesos de los argentinos, una situaci¨®n ¨²nica que permitir¨ªa sostener la paridad cambiaria e incluso eliminarla, es decir, dolarizar totalmente la econom¨ªa', reflexiona el economista Pedro Greaves. '?sta fue una alternativa para todos los ministros desde el inicio de la convertibilidad, pero nunca como ahora se tuvo la certeza de que podr¨ªa ser viable sin que quiebre el sistema financiero [la convertibilidad garantiza con divisas s¨®lo el dinero en circulaci¨®n, pero no los dep¨®sitos], por lo que siempre qued¨® claro que dolarizar requer¨ªa una masa de divisas suficiente para persuadir a los ahorradores de que detr¨¢s de sus certificados est¨¢n los d¨®lares necesarios... Pero la dolarizaci¨®n seguramente agravar¨ªa la crisis pol¨ªtica, al no lograr solucionar ni el tema de la competitividad ni la insolvencia estructural del sector p¨²blico'. No es la ¨²nica voz cr¨ªtica. El presidente Fernando de la R¨²a y su ministro de Econom¨ªa, Jos¨¦ Luis Machinea, califican la idea de Menem como un 'disparate'. Tambi¨¦n el presidente brasile?o, Fernando Henrique Cardoso, se apresur¨® a decir que la propuesta era 'impensable'.
Pero no todos son as¨ª de cr¨ªticos. El Consejo Mexicano de Hombres de Negocios (CMHN), por ejemplo, lleva tiempo defendiendo una propuesta similar. Claro, que el 88% del comercio exterior azteca se hace con su vecino del norte. Pero lo cierto es que el Fondo Monetario Internacional (FMI) considera que un pa¨ªs debe ser considerado como 'dolarizado' cuando tiene m¨¢s de un 30% de sus dep¨®sitos en d¨®lares. Y Argentina ya tiene el 60% de estos dep¨®sitos en la divisa norteamericana, el 66% de los pr¨¦stamos bancarios tambi¨¦n est¨¢n denominados en esa moneda, el 92% de su deuda p¨²blica y el 85% de la deuda privada. Eso lleva a los defensores de Menem a afirmar que 'la dolarizaci¨®n no ser¨ªa un experimento respecto a la actual convertibilidad'.
No todo es tan sencillo. La idea de la soberan¨ªa nacional pesa a¨²n en Argentina y en todos los dem¨¢s pa¨ªses latinoamericanos. Y, adem¨¢s, hay aspectos t¨¦cnicos, como la p¨¦rdida del se?oreaje (el rendimiento de las reservas), del prestamista de ¨²ltima instancia (una instituci¨®n que asista a entidades bancarias sin liquidez), y de la pol¨ªtica monetaria, en definitiva, que asustan a muchos economistas.
No todos son negativos El Congreso de Guatemala ha aprobado una ley que permitir¨¢, a partir del pr¨®ximo mes de mayo, la libre circulaci¨®n, los ahorros, los dep¨®sitos y el pago de sueldos en d¨®lares. El economista Julio H¨¦ctor Estrada se?ala que el 50% del comercio de ese pa¨ªs se realiza con EE UU, y otro 40%, con Centroam¨¦rica y M¨¦xico, y se lleva a cabo en d¨®lares. 'Adem¨¢s, despu¨¦s de la conversi¨®n de quetzales a d¨®lares, si alguna otra moneda resulta mejor, la gente es libre de utilizarla'. ?scar Monterroso, economista del Banco Central, dec¨ªa al Wall Street Journal que esa ley 'no es un paso a la adopci¨®n completa de la moneda estadounidense, pero la mayor¨ªa de los guatemaltecos piensa que es inevitable'.
Guatemala puede ser la punta de lanza de un pelot¨®n de peque?os pa¨ªses, especialmente los centroamericanos, que pueden aproximarse cada vez m¨¢s a la dolarizaci¨®n. En Nicaragua es frecuente que los ciudadanos realicen operaciones en d¨®lares, aunque un informe del Banco Central a este respecto, dice que 'la adopci¨®n del d¨®lar significar¨ªa exponer la econom¨ªa a shocks asim¨¦tricos'.
En Costa Rica, el presidente del Banco Central, Eduardo Lizano, insiste en la posibilidad de hacer oficial la dolarizaci¨®n. A mediados de diciembre, una encuestra de la C¨¢mara de Industria revel¨® que el 80% de los empresarios defend¨ªa la dolarizaci¨®n. Incluso en Venezuela, donde el presidente Hugo Ch¨¢vez no es un hombre especialmente dirigido por Washington, se est¨¢n planteando sustituir el sistema de bandas de cotizaci¨®n del bol¨ªvar por un anclaje, un cambio fijo respecto al d¨®lar.
El dilema entre dolarizar o no est¨¢ graciosamente bien explicado por el economista paraguayo C¨¦sar Barreto. 'En nuestro pa¨ªs, el 65% de los dep¨®sitos est¨¢n denominados en d¨®lares, as¨ª como el 50% de los pr¨¦stamos del sector privado. Paraguay est¨¢ virtualmente dolarizado y el guaran¨ª ha perdido totalmente su papel de rerserva de valor y unidad de cuenta'. 'Sin embargo', prosigue, 'nos debe quedar claro que la diferencia entre nuestro esquema cambiario de flotaci¨®n sucia actual y la dolarizaci¨®n es la misma que entre un noviazgo tipo 'salimos juntos' y un matrimonio en un pa¨ªs donde no existe la opci¨®n de divorcio'.
Mientras, muchos latinoamericanos -incluidos los cubanos desde 1993- se van acostumbrando a utilizar los d¨®lares en su vida diaria. Las devaluaciones c¨ªclicas soportadas por las monedas nacionales y los altos tipos de inter¨¦s propician el ahorro en d¨®lares. Y tambi¨¦n pagando con d¨®lares se pueden obtener precios m¨¢s ventajosos en numerosas ocasiones. Se va imponiendo, poco a poco, la cultura del billete verde. Parece lejana la idea de Enrique Iglesias, presidente del BID: 'Latinoam¨¦rica debe aspirar a tener una moneda ¨²nica'.
Un proyecto a medio hacer
El Senado de Estados Unidos tambi¨¦n ha intervenido en el tema de la dolarizaci¨®n. Hace unos meses, el entonces senador por Florida y presidente del Comit¨¦ de Asuntos Econ¨®micos, Connie Mack, present¨® un proyecto de ley, la Ley para la Estabilidad Monetaria Internacional (IMSA, en sus siglas inglesas), que expone las ventajas de adoptar el d¨®lar como moneda para los pa¨ªses extranjeros. El proyecto, que se qued¨® anclado en la pasada legislatura, habla de conseguir as¨ª la estabilidad monetaria, la reducci¨®n de la inflaci¨®n y de los tipos de inter¨¦s hasta los niveles de EE UU, un mayor crecimiento econ¨®mico que estimule ahorro e inversiones, disciplina fiscal, fortalecimiento del sistema financiero y bajar la volatilidad de los tipos de inter¨¦s y de la inflaci¨®n. Pero tambi¨¦n el proyecto habla de las obligaciones que tendr¨ªan los pa¨ªses que opten por la dolarizaci¨®n. ?stos, que deber¨ªan obtener una certificaci¨®n de Washington, no recibir¨ªan billetes y monedas de d¨®lar, sino que deber¨ªan comprar bonos del Tesoro de EE UU en el mercado. En un segundo paso, vender¨ªan los bonos a la Reserva Federal y ¨¦sta, a su vez, emitir¨ªa d¨®lares a cambio de esos bonos. Una parte de los intereses que obtuviera por la compra de los bonos ser¨ªa transferido al pa¨ªs dolarizado, hasta el 85% de la p¨¦rdida de su se?oreaje.
Panam¨¢ adopt¨® el d¨®lar en 1904, mediante un acuerdo con el Gobierno de Teodoro Roosevelt. Desde entonces, este pa¨ªs centroamericano no ha emitido billetes en moneda nacional, el balboa, excepto en un breve periodo de 1941, cuando funcion¨® una especie de 'caja de compensaci¨®n'. Durante a?os ha sido un banco privado americano, el Chase Manhattan, quien ha suministrado los d¨®lares al pa¨ªs. Esta labor fue asumida, en los a?os sesenta, por el Banco Nacional de Panam¨¢, que estableci¨® un acuerdo con la Reserva Federal de Nueva York. A finales de los a?os ochenta, la crisis financiera paname?a llev¨® a Washigton a imponer severas restricciones a Panam¨¢, entre ellas, las de no recibir m¨¢s d¨®lares, que tuvieron que obtenerse a trav¨¦s de bancos privados. Ahora la situaci¨®n ha vuelto a la normalidad. Pero no deja de ser un aviso para navegantes.
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