Mucha yerbabuena para Tejela

Otra ma?ana de buen ambiente por los Carabancheles, con el tiempo tibio y primaveral. Mucha gente del toro en los tendidos y por los alrededores. El p¨²blico acudi¨® alegre y confiado para llenar media plaza y con ganas de ver algo bueno. Y esta vez lo consigui¨®. Mat¨ªas Tejela fue el art¨ªfice. As¨ª como disfrut¨® de una novillada de Yerbabuena que desarroll¨® casta, movilidad y buenas embestidas que hab¨ªa que saber dome?ar, comprender y embarcar.

Solamente un novillo recibi¨® dos puyazos en regla, el segundo, aunque el tercero hubiera necesitado otro para que el diestro en suerte, Mat¨ªas Tejela, hubiera estado menos comprometido. Pero todos pelearon en los caballos, o sea, que no se dejaron pegar sin m¨¢s, ni se durmieron en el peto, y, en general, no sal¨ªan sueltos de la suerte buscando tierra de nadie. Al sexto apenas le marcaron con la pica en el morrillo, y sin embargo luego ser¨ªa el de m¨¢s nobles y encastadas acometidas. De lo contrario hubiera alcanzado tal vez el premio de la vuelta al ruedo. El cuarto claudic¨® tres veces sobre el albero. Con todo, una novillada de nota alta, pongamos que notable.

Mat¨ªas Tejela sorprendi¨® por su disposici¨®n, valor, entrega y maneras m¨¢s que aceptables cuando se templaba en el lance a la ver¨®nica o al rematar el redondo o el natural en el tercio de muleta. Encima se fue detr¨¢s de la espada con una fe admirable. Novillero a seguir, se pod¨ªa escuchar en los comentarios del respetable y de otras mentes. Podemos a?adir que encima demostr¨® tener cabeza.

En su primero, tras dominar al incierto y ¨¢spero burel, termin¨® el trasteo con unas bernardinas ajustadas y un trincherazo y abaniqueo hondos y gustosos, el novillo le pidi¨® la muerte y all¨ª se la dio con guapeza. En su segundo comenz¨® con dos pases cambiados por la espalda vibrantes, concluy¨® con ayudados y trincheras que crujieron, y antes supo ligar dos series de redondos, macizos en su ejecuci¨®n.

Fernando Cantos tore¨® bien a la ver¨®nica en su primero, sin terminar de acoplarse en el ¨²ltimo tercio. En su segundo, flojo y noble, dibuj¨® naturales de calidad y se pas¨® de faena. Jorge Ib¨¢?ez no aprovech¨® las bondades de su primero, y en el quinto nos brind¨® una faena desigual en la que sobresalieron los pases de pecho y series cortas e intermitentes de naturales a pies juntos.

Contento estaba entonces el personal a la salida. Sonre¨ªa la ma?ana y el paladar aficionado. Pues aunque sea una excepci¨®n, alivia y te hace creer. Am¨¦n.