Las ganas de vivir de Jaume Colomer
Hay momentos en la vida que acaban convirt¨¦ndose en un antes y un despu¨¦s. Tienen poco que ver muchas veces con los acontecimientos hist¨®ricos. Los provocan impactos emocionales. Y nos cogen casi siempre por sorpresa. La muerte del profesor y periodista Jaume Colomer, el domingo pasado en accidente de circulaci¨®n, fue para nosotros una sorpresa, un terrible impacto. Vivimos con la muerte, con eso tan inexplicable pero tan pr¨®ximo que, desde peque?os, nos rodea y se acerca o aleja de manera peri¨®dica y constante, afectando a unos y a otros, a personas pr¨®ximas y lejanas. Y a pesar de eso, cuando alguien te da a aconocer de sopet¨®n la muerte de un amigo como Jaume Colomer, la sensaci¨®n de estar desprevenido, de no querer aceptar la evidencia se hace patente, y es entonces cuando la muerte se convierte en algo incomprensible. Y s¨®lo el pudor te impide gritar.
Conoc¨ªamos a Jaume Colomer desde hace muchos a?os. Unos desde la escuela y el barrio. Otros en la universidad, en la militancia pol¨ªtica y en jaranas juveniles m¨²ltiples. Unos y otros hemos apreciado en ¨¦l su inmensa curiosidad, sus ganas de estrujar el presente, su ansia por conocer y dar a conocer, por escuchar y ser escuchado, su capacidad por apasionarse en cada esquina. Manten¨ªa una envidiable salud mental y f¨ªsica. Estaba al d¨ªa de lo que pasaba en cualquier parte del mundo. Te orientaba para saber qui¨¦n era el 'bueno' en la sucesi¨®n de Siria o el 'malo' en los candidatos al liderazgo laborista en Israel. Sus estancias en Francia y Estados Unidos, su admiraci¨®n por la capacidad anal¨ªtica de Raymond Aron o de Michel Foucault, de los que fue alumno, le permit¨ªan orientarse sin cesar en el cada d¨ªa m¨¢s complejo mundo de la pol¨ªtica internacional. Los medios de comunicaci¨®n (prensa, radio y televisi¨®n) apreciaron r¨¢pidamente en ¨¦l esa capacidad de entender y explicar, esa capacidad de orientarse en ese complicado mundo y de contarlo con contundencia y clarividencia en sus colaboraciones constantes.
Pero no debemos tampoco olvidar su faceta de universitario. Jaume, como nosotros mismos, vivimos segundo a segundo y con intensidad vital la libertad que se respiraba en la universidad en los primeros a?os de la d¨¦cada de 1970. Y busc¨® la manera de seguir respirando y gozando de esa libertad cuando le tocaba ingresar en el mundo de los adultos. Como profesor universitario en Ciencias Pol¨ªticas no quiso apartarse de su compromiso con la democracia y con los problemas del catalanismo pol¨ªtico. Sus escritos sobre Tocqueville, su reciente trabajo sobre los autoritarismos o sus profundos y detallados estudios sobre el pensamiento pol¨ªtico catal¨¢n de finales de siglo XIX e inicios del XX (v¨¦ase su reciente La temptaci¨® separatista a Catalunya, editado por Columna, o sus trabajos sobre Mart¨ª Juli¨¤) son una muestra m¨¢s de su curiosidad intelectual y de su gusto por combinar todo tipo de medios de expresi¨®n.
Por otra parte, Jaume nunca qued¨® atrapado por el complejo de investigador que busca su recompensa en el trabajo sordo y an¨®nimo. Quiso ser riguroso sin perder un ¨¢pice la voluntad de comunicar. Y por ello, al lado de conferencias y cursos aqu¨ª y all¨¢, dedic¨® tambi¨¦n sus esfuerzos a lanzar diversas aventuras editoriales y comunicativas. La revista Cr¨®nica, que dirigi¨® junto con el tambi¨¦n malogrado Leandre Colomer, fue un ejemplo de ello. Una revista hecha y pensada en catal¨¢n, con voluntad de conectar con un p¨²blico amplio, y que combinaba reportajes con art¨ªculos m¨¢s de fondo. Un precedente, probablemente prematuro, de otras aventuras posteriores que han acabado cuajando.
No podemos ni queremos agotar en estas l¨ªneas, escritas con demasiada precipitaci¨®n y apesadumbramiento, la personalidad de Jaume Colomer. No hay forma de llevar al papel im¨¢genes, trozos de vida, an¨¦cdotas sin fin de nuestro viaje m¨ªtico e inici¨¢tico por el Mediterr¨¢neo del a?o 1976. Jaume forma parte de esa familia voluntaria que unos vamos tejiendo a lo largo de los a?os, y con la que mantenemos v¨ªnculos a pesar de avatares diversos. La inmensa fragilidad en la que vivimos y nos esforzamos, es lo que a uno le viene a la mente cuando le ocurren estas cosas a un ser cercano. Y esa sensaci¨®n es a¨²n m¨¢s intensa cuando afecta a alguien con el que pensabas que ten¨ªas tantas cosas pendientes. Cuando a¨²n quer¨ªas verle crecer, sentir, aprender y discutir.. Trataremos de seguir haci¨¦ndolo domesticando el dolor de tu ausencia.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica. Joan Vintr¨® es profesor de Derecho Constitucional.
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