'Cuando una orquesta empeora significa que tiene un mal director'
Gilbert Varga (Londres, 1952), hijo del famoso violinista h¨²ngaro Tibor Varga, fue un m¨²sico precoz que promet¨ªa las mismas maneras que su padre. Pero un accidente trunc¨® en 1973 su carrera como violinista. Su mano izquierda perdi¨® agilidad y tuvo que cambiar el rumbo de su trayectoria. Estudi¨® direcci¨®n de orquesta y se abri¨® un nuevo horizonte al abrigo de las partituras. Varga, actual responsable musical de la Orquesta Sinf¨®nica de Euskadi (OSE), se ha convertido hoy en uno de los maestros m¨¢s solicitados de Europa. Esta semana se despide de la OSE hasta mayo (hoy en el Euskalduna de Bilbao, ma?ana en el Gayarre de Pamplona y el viernes en el Principal de Vitoria) con un programa que incluye la Novena sinfon¨ªa de Bruckner y el Concierto para viol¨ªn y orquesta n¨²mero 5, de Mozart, junto a la alemana Mirijam Contzen.
'Las partituras son como un mapa de geograf¨ªa; te permiten viajar desde tu casa'
Pregunta. ?C¨®mo ha evolucionado la Sinf¨®nica de Euskadi desde que asumiese su direcci¨®n musical junto a Mario Venzago en 1997?
Respuesta. Me resulta dif¨ªcil responder a esta pregunta porque estoy demasiado implicado. S¨®lo puede hablar con objetividad la gente que escuch¨® a la orquesta hace cinco o seis a?os y desde entonces no la ha perdido de vista. Dir¨ªa que hemos dado una claro paso hacia adelante, pero que el camino contin¨²a. Lo bueno es que esta orquesta tiene en ese recorrido todo el apoyo de la administraci¨®n.
P. ?Las dobles direcciones musicales, como la de la OSE, generan una especie de esquizofrenia o son positivas para la orquesta?
R. Tienen riesgos y cosas positivas al mismo tiempo. Por una parte, los m¨²sicos tienen un director principal con dos rostros, con dos personalidades, que pueden aportar visiones distintas. Pero es important¨ªsimo que ambos tengan la misma direcci¨®n. Y el riesgo en ese sentido es evidente si no existe una administraci¨®n fuerte, que no es el caso de la Orquesta Sinf¨®nica de Euskadi.
P. ?Qu¨¦ puede hacer un buen director por mejorar una mala orquesta y en qu¨¦ medida puede perjudicar una mala batuta al mejor de los conjuntos sinf¨®nicos?
R. Cambie de orden la pregunta. Cuando una orquesta empeora significa que a la cabeza hay un mal director y viceversa. Con esto no quiero decir que esta figura sea la ¨²nica determinante, pero s¨ª que tiene una gran responsabilidad. Y adem¨¢s condiciona no s¨®lo un director estable, sino tambi¨¦n un invitado; si hay qu¨ªmica, una orquesta puede cambiar por completo en dos d¨ªas. En todo caso, el reto lo tiene ante s¨ª el director principal, que tiene que lograr que la sinf¨®nica est¨¦ siempre por encima de un nivel, tiene que garantizar una cierta calidad, independientemente de qui¨¦n la dirija.
P. ?Existe una raz¨®n que justifique interrumpir la interpretaci¨®n de un concierto?
R. Ya lo he hecho en alguna ocasi¨®n y ayer [por el pasado lunes] estuve a punto de volver a hacerlo en San Sebasti¨¢n. Empez¨® a sonar un tel¨¦fono m¨®vil y por un momento pens¨¦ en pedir a la orquesta que dejara de tocar. Pero inmediatamente me di cuenta de que el concierto se estaba emitiendo por la radio. El p¨²blico lo hubiese entendido, pero los oyentes de la radio no. Pero, en principio, no existen m¨¢s razones. Aqu¨ª adem¨¢s somos muy afortunados porque tenemos mucho tiempo para los ensayos y llegamos bien preparados al escenario. Por eso nunca he tenido la necesidad de parar.
P. ?Cu¨¢l ha sido su peor trago sobre un escenario?
R. Los momentos en los que el solista tiene un lapso mental.Eso me ha pasado. El m¨²sico lo intentaba y fallaba siempre en el mismo momento y es una sensaci¨®n muy desagradable porque no puedes hacer nada, es algo que se escapa a tu control. Pero eso lo compensan los momentos m¨¢gicos, esas actuaciones en las que sientes que se ha logrado la comuni¨®n entre la orquesta, el director y el p¨²blico. Hay una bonita an¨¦cdota sobre esto. Hace unos a?os, un gran director vivi¨® un concierto fant¨¢stico y dijo a los m¨²sicos: 'Dios estaba en el auditorio'. Al d¨ªa siguiente, protagonizaron otra funci¨®n que estuvo bien, pero no fue brillante. Y un m¨²sico dijo: 'Creo que hoy Dios s¨®lo nos ha estado observando por la mirilla'.
P. ?La sombra de su padre, le ha pesado m¨¢s que abrirle puertas a lo largo de su trayectoria profesional?
R. Las dos cosas. Est¨¢ claro que crecer en una familia de m¨²sicos de nivel te familiariza de forma natural con la m¨²sica. No es una lengua extranjera, se convierte en tu lengua materna. Ves adem¨¢s desde ni?o todos los aspectos de la profesi¨®n, los viajes, los sacrificios,... Te das cuenta de que s¨®lo con cualidades no llegas a ning¨²n sitio. Pero s¨ª hubo un periodo, cuando empec¨¦ a tocar el viol¨ªn, en el que la gente empez¨® a compararme con mi padre y eso es una estupidez. Pero, por otra parte, me forz¨® a encontrar mi propia personalidad. En realidad, creo que me ha abierto puertas, aunque he tenido que pagar el precio de probar que soy independiente, bueno por m¨ª mismo.
P. ?De no haber sufrido el accidente habr¨ªa continuado con su carrera de violinista?
R. Me interes¨® la direcci¨®n de orquesta desde que ten¨ªa 10 a?os. Recuerdo que pasaba horas en la cama leyendo partituras; las partituras inspiran, son como un mapa de geograf¨ªa que te permite irte de vacaciones, viajar desde tu casa. Las lees y descubres cosas maravillosas. Es cierto que mi carrera cambi¨® de rumbo con el accidente, porque tuve problemas con la mano izquierda y para m¨ª era imposible continuar tocando el viol¨ªn. Pero pens¨¦: ?qu¨¦ puedo hacer dentro de la m¨²sica? Y decid¨ª de forma natural, sin traumas, que iba a ser director.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.