Londres rehabilita al Murillo de las 'Escenas de infancia'
La pinacoteca Dulwich re¨²ne la mayor¨ªa de la obra profana del artista sevillano
La pinacoteca re¨²ne en su palacete del sur de Londres la m¨¢s completa muestra de la pintura de g¨¦nero atribuida hasta la fecha a Bartolom¨¦ Esteban Murillo. De acuerdo con el comisario, Peter Cherry, de los 22 originales conocidos s¨®lo falta el lienzo Jovencita levant¨¢ndose el mant¨®n, que el artista posiblemente pint¨® como pareja del cuadro de la National Gallery, Muchacho apoyado en el alf¨¦izar. Esta singular mirada a la obra de Murillo se completa con una escena religiosa de la colecci¨®n del Prado, un par de cuadros de Vel¨¢zquez y varios lienzos de N¨²?ez de Villavicencio.
Espa?a ignor¨® por vulgar la obra profana de Murillo, que, sin embargo, fue muy apreciada en la Europa n¨®rdica y, principalmente, en los pa¨ªses protestantes. Los marchantes y dipl¨®maticos extranjeros asentados en Sevilla quedaron prendados del naturalismo de estas composiciones, que ve¨ªan como reflejo de la inocencia infantil. La ni?a de las flores, alegor¨ªa sobre la primavera, fue a lo largo del XIX el cuadro de la colecci¨®n Dulwich m¨¢s copiado por estudiantes y artistas.
El expolio lleg¨® a ser tan masivo que un decreto real de 1779 prohibi¨® la exportaci¨®n de la obra de Murillo. La medida, sin precedentes en lo que se refiere a un artista individual, fue dif¨ªcil de ejecutar, y actualmente s¨®lo queda en Espa?a una obra profana, Ni?o sonriendo, incluida en la exposici¨®n que la galer¨ªa londinense muestra hasta el 13 de mayo.
'Intentamos romper con el t¨®pico de que la pintura de g¨¦nero de Murillo es simplona, cursi y enfocada a agradar al espectador. Estos cuadros demuestran una gran ambici¨®n pict¨®rica, sofisticaci¨®n tem¨¢tica y excelente observaci¨®n de las expresiones', defiende Cherry. Su colega en el montaje de la exposici¨®n, Xanthe Brooke, compara la efectividad e impacto de estas im¨¢genes de ni?os harapientos con las fotograf¨ªas infantiles del brasile?o Sebasti?o Salgado.
La revisi¨®n de la vena popular del maestro sevillano da pie a pol¨¦micas interpretaciones que anteponen el erotismo, e incluso el abuso sexual de menores, frente a la asumida intenci¨®n caritativa de su contenido. As¨ª, algunos expertos asocian Dos mujeres en la ventana con el refr¨¢n Mujer ventanera, uva de la calle, en abierta oposici¨®n con el cr¨ªtico Diego Angulo, que duda de que la sensibilidad religiosa de Murillo pudiera llevarle a retratar a 'profesionales del amor'.
M¨¢s controvertida resulta la escena Cuatro figuras en un pelda?o, con su primer plano dedicado a un ni?o de aparente buena cuna pero con los pantalanos rotos en el trasero.
Por detr¨¢s, un p¨ªcaro sonr¨ªe, una muchacha se descubre ante el espectador y una mujer que recuerda a las madres de las pel¨ªculas de Almod¨®var ejerce de Celestina.
Acad¨¦micos contempor¨¢neos interpretan la composici¨®n como un acto de prostituci¨®n o, como sugiere Jonathan Brown, como 'pr¨¢cticas sexuales prohibidas que obviamente excitaban a uno de los mecenas del artista'.
'Con tantos casos de abuso de menores, nos hemos vuelto muy c¨ªnicos. Esta interpretaci¨®n no encaja con la cultura sevillana de la ¨¦poca. Creo imposible que Murillo tuviera clientes sodomitas, pero tampoco tengo una explicaci¨®n concreta del cuadro', se?ala el comisario. Cuando el Museo Kimble, de Tejas, adquiri¨® el lienzo, en 1984, descubri¨® que las nalgas desnudas del ni?o hab¨ªan sido cubiertas con una capa de pintura pocos a?os atr¨¢s. El recelo de Brown no es un caso aislado.
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