La siderurgia sustent¨® el poder¨ªo industrial vasco y asturiano
Siglo y medio de una industria sometida a una continua reconversi¨®n que ahora rompe fronteras
En la actual Aceralia -la gran industria sider¨²rgica integral espa?ola, con 16.000 trabajadores, instalaciones en Asturias, Pa¨ªs Vasco, Valencia, Navarra, Arag¨®n, Galicia y Madrid, m¨¢s de 60 participadas y una capacidad de producci¨®n de 9,1 millones de toneladas- se refunde siglo y medio de historia industrial y capitalista, marcada por la secular pugna entre las burgues¨ªas asturiana y vasca, nucleadas en torno a sus respectivas acer¨ªas y hornos altos. Pero tambi¨¦n el pulso, mediado el siglo XX, entre concepciones imperantes en el viejo franquismo -tecn¨®cratas opusde¨ªstas frente a ide¨®logos fundacionales del r¨¦gimen-; la crisis industrial de fines de los setenta, que aboc¨® al sector, ya en los ochenta, a una de las reconversiones m¨¢s tensas e intensas a las que se vieron obligados a acometer los socialistas y, finalmente, la pol¨ªtica de privatizaciones aplicada por el PP que en 1997, y no sin controversias, coloc¨® el paquete de control de Aceralia (35%) en manos de la luxemburguesa Arbed, con un 30,3% de capital estatal.
Experiencia fallida
La siderurgia integral, tras la fallida experiencia pionera en el primer tercio del siglo XIX en M¨¢laga y Sevilla, se concentr¨® en el norte, en torno a los yacimientos carboneros de Asturias y de los recursos f¨¦rricos vizca¨ªnos. Sobre estos dos n¨²cleos minerosiderometal¨²rgicos se edificaron los dos grandes emporios de la industrializaci¨®n espa?ola y germinaron, al pie de las acer¨ªas y los hornos altos, los dos m¨¢s poderosos bastiones (vasco y asturiano) de la gran burgues¨ªa industrial y financiera, que capitanearon desde fines del XIX el segmento m¨¢s influyente de la oligarqu¨ªa espa?ola.
En Asturias, la siderurgia fue en origen francesa (F¨¢brica de Moreda y F¨¢brica de Mieres), sin perjuicio de un intento brit¨¢nico precedente fracasado y del proyecto espa?ol de Duro Felguera. Pero sobre esta triada de acer¨ªas de mediados del XIX se fue urdiendo, por matrimonios y tomas de posici¨®n del naciente capitalismo asturiano, un denso entramado de relaciones burguesas y nobiliarias, con importantes ramificaciones en la banca, los ferrocarriles y el transporte mar¨ªtimo. Las tres sociedades asturianas mantuvieron la rivalidad pese a la existencia de notables entrecruzamientos y de accionistas comunes. Pero al tiempo sostuvieron un frente com¨²n frente a la poderosa Altos Hornos de Vizcaya (AHV), constituida en 1901 a resultas de la fusi¨®n de Altos Hornos y F¨¢bricas de Hierro y Acero de Bilbao y la Sociedad de Altos Hornos y Vizcaya, nacidas ambas dos d¨¦cadas antes y en cuyos accionariados se congregaban algunos de los m¨¢s relevantes apellidos vizca¨ªnos, adem¨¢s de un reducto inversor catal¨¢n.
Acab¨® por imponerse la supremac¨ªa vizca¨ªna. La correlaci¨®n de fuerzas la rompi¨® en 1950 el franquismo cuando, por iniciativa del todopoderoso presidente del INI, Juan Antonio Suanzes, se cre¨® Ensidesa en Avil¨¦s (Asturias).
Ensidesa, a la que se opuso el capital privado vasco y asturiano, se convirti¨® en la materializaci¨®n de los ideales aut¨¢rquicos del r¨¦gimen franquista. Fue antes del Plan de Estabilizaci¨®n de 1957 y del acceso al poder econ¨®mico de los tecn¨®cratas opusde¨ªstas. El ministro de Industria Gregorio L¨®pez Bravo acab¨® con el sue?o de Suanzes y supedit¨® el desarrollo de Ensidesa a los intereses privados de AHV y de las tres obsoletas sider¨²rgicas privadas asturianas. Suanzes present¨® su dimisi¨®n a Franco.
Las sider¨²rgicas privadas asturianas se refundieron en Uninsa, con el apoyo y participaci¨®n del Estado y con una moderna factor¨ªa en Gij¨®n. El optimismo franquista autoriz¨® en el cambio de d¨¦cada, de 1969 a 1970, la creaci¨®n de la cuarta siderurgia integral, Altos Hornos del Mediterr¨¢neo (AHM), en Sagunto (Valencia), una iniciativa del INI que L¨®pez Bravo cedi¨® a la vasca AHV, pese a que su accionista estadounidense United Steel se opuso. El exceso de capacidad y la recesi¨®n internacional que arranc¨® en 1973 abocaron a la siderurgia espa?ola a una crisis que no super¨® hasta los noventa.
El INI tuvo que hacerse cargo de Uninsa en 1970, y en 1973 fue absorbida por Ensidesa. ?sta pas¨® a tener 26.000 trabajadores. A su vez, el Estado tuvo que socorrer a AHV. Mediados los ochenta, el Gobierno del PSOE desmantel¨® AHM en medio de largas protestas de la poblaci¨®n saguntina y sindicales. Fue el primer gran aviso de una reconversi¨®n que en Ensidesa se tradujo en los primeros planes de prejubilaci¨®n. El Estado acab¨® ejerciendo su condici¨®n de obligacionista para hacerse con AHV.
Reconversi¨®n
Entre 1985 y 1990 se acometi¨® la reconversi¨®n de las dos grandes siderurgias integrales, que supuso la supresi¨®n de 10.338 de los 25.431 empleos que a¨²n sumaban Ensidesa y AHV. Los ¨²ltimos gobiernos del PSOE sanearon las sociedades inyectando 400.000 millones en Ensidesa y 250.000 en AHV.
El proceso termin¨® con la fusi¨®n de ambas en julio de 1991 bajo las sucesivas denominaciones de Corporaci¨®n Sider¨²rgica Integral (CSI), CSI Corporaci¨®n Sider¨²rgica y Aceralia. Se acometieron nuevos procesos de reducci¨®n de empleo y de capacidad y la especializaci¨®n de factor¨ªas. Se achatarr¨® la hist¨®rica cabecera sider¨²rgica vizca¨ªna -los hornos altos se sustituyeron por la nueva acer¨ªa el¨¦ctrica de Sestao- y se concentr¨® la producci¨®n de arrabio en los hornos altos de la antigua Uninsa. Los hornos de Avil¨¦s tambi¨¦n se desmantelaron. La siderurgia integral, ya saneada y en beneficios, fue privatizada en 1997 por el PP. Aunque Usinor, que hab¨ªa cultivado las relaciones con Ensidesa, se presentaba como principal candidato, Aceralia fue adjudicada a Arbed.Cientos de trabajadores vascos y asturianos caminaron hasta Madrid -la marcha de hierro- para impedirlo. El PSOE acus¨® al PP de entregar la empresa al Estado de Luxemburgo y a un precio muy bajo. Ahora se encuentran.
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