Ceballos ayuda a un gran Madrid
Un fallo descomunal del portero del Racing premia el excelente juego del equipo madridista
El Madrid se dio a los lujos frente al Racing, sin reparar en la corta ventaja que hab¨ªa cobrado. Est¨¢ tan fino de juego que parece dispuesto a entregar a su afici¨®n cada peseta de la entrada. Entre la gente y el equipo hay una sinton¨ªa como no se ha visto en m¨¢s de una d¨¦cada, un estado de felicidad que el Madrid cultiv¨® ayer hasta las ¨²ltimas consecuencias, casi hasta el exceso. Porque muy a ¨²ltima hora, Espina y Julio ?lvarez pudieron empatar uno de los partidos m¨¢s desequilibrados de la temporada. Espl¨¦ndido partido del Madrid, que encontr¨® para su merecida victoria la colaboraci¨®n del portero Ceballos, autor de un error descomunal.
Nada de lo que hizo el Madrid fue diferente a sus mejores partidos. Y hasta mejor¨® en el cap¨ªtulo defensivo, si por tal se entiende la capacidad para impedir las oportunidades del adversario y recuperar el bal¨®n con rapidez. El Madrid jug¨® con precisi¨®n y velocidad, con una presencia escandalosa en el campo del Racing y con la sensaci¨®n de que el gol asomaba en cualquier jugada. Pero no basta con asomarse. Antes de que Ceballos acudiera en su ayuda, al Madrid le falt¨® contundencia, cualidad que le sobra este a?o. Es el equipo que m¨¢s goles ha marcado en la Liga y todos le temen. En esta ocasi¨®n, el Madrid no estuvo a la altura de lo que acostumbra en el cap¨ªtulo rematador. No le faltaron varios tiros peligrosos, insuficientes en cualquier caso para traducir en el marcador lo que era evidente en el juego: su tremenda autoridad sobre el Racing, que aguant¨® durante un buen rato el chaparr¨®n y confi¨® en el t¨ªpico contragolpe que siempre te procura cualquier partido, incluso el m¨¢s desnivelado de todos. ?ste fue uno de ellos.
El Madrid pen¨® en la primera parte por la falta de un delantero centro al uso. Guti, que ha contribuido esta temporada con un buen n¨²mero de goles decisivos, est¨¢ fuera de su elemento cuando es la primera referencia en el ¨¢rea. Probablemente m¨¢s en un partido de estas caracter¨ªsticas, donde el Racing se acanton¨® en su campo. En estas circunstancias, un ariete convencional sirve de gran ayuda: para el remate, para los rebotes, para buscarse la vida entre la multitud. El Madrid no lo tuvo y lo pag¨® con un partido laborioso que le arregl¨® Ceballos.
Las sospechas sobre el portero ven¨ªan del primer tiempo, de una jugada que provoc¨® el asombro. Ceballos recogi¨® una cesi¨®n, con todas las bendiciones para despejar, pero el hombre se puso fino y le dio por regatear a Ra¨²l, que se oli¨® la tostada y le presion¨®. Ceballos super¨® con apuros a Ra¨²l y volvi¨® a tomar una decision equivocada. En lugar de despejar el bal¨®n fuera del campo, golpe¨® con la izquierda, hacia Figo, que se encontr¨® con la porter¨ªa abierta, pero no emboc¨® la vaselina.
El segundo error fue colosal. Despu¨¦s de un rechace, la pelota cay¨® llovida, sin problemas. Claro que Ra¨²l debe saber de las extravagancias de Ceballos. As¨ª que acudi¨® a la jugada para ver si sacaba algo. Y lo sac¨®. A Ceballos le dio un ataque de nervios: no embols¨® el bal¨®n y lo dej¨® muerto a un metro de la raya de gol.
Con la ¨²nica contrariedad de la peque?a diferencia obtenida, en relaci¨®n a sus indiscutibles m¨¦ritos, el Madrid continu¨® su excelente actuaci¨®n en el segundo tiempo. Roberto Carlos mezcl¨® exuberancia y fantas¨ªa; Helguera patrull¨® en el medio campo como un general; Figo estuvo en plan ganador de principio a fin; Makelele trabaj¨® defensivamente con inteligencia. Y bueno, Ra¨²l, protagonista del encuentro en todos los conceptos. Por juego, entusiasmo y astucia. Ceballos puede dar fe de ello en las dos acciones m¨¢s comentadas en el Bernab¨¦u, donde el Madrid termin¨® d¨¢ndose a los lujos.
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