El dopaje alcanza la dimensi¨®n g¨¦nica
El dominio del genoma dispara las posibilidades de modificaciones para aumentar el rendimiento
Lewis Carroll, amigo de las paradojas aparentes, hablaba de un conejo que no paraba de correr para estar siempre en el mismo sitio.
Para Antonio Tormo, profesor titular de gen¨¦tica de la Universidad Complutense, investigador esc¨¦ptico y moderado que huye de las fantas¨ªas, as¨ª pasa con todo en la vida. Pasa con su ciencia. 'Con el genoma estamos como estar¨ªa un ni?o de siete a?os con una enciclopedia: tenemos delante todo el conocimiento, pero hay que interpretarlo y todav¨ªa no estamos preparados para ello. Dentro de 40 a?os lo tendremos bastante m¨¢s claro'.
Y cuando el mundo lo tenga m¨¢s claro, cuando el ni?o de siete a?os tenga 47 y lo sepa todo, cuando los investigadores sepan cu¨¢les de los 30.000 genes del ser humano son los que influyen en el rendimiento deportivo, cu¨¢les nos hacen m¨¢s r¨¢pidos, cu¨¢les m¨¢s fuertes, m¨¢s resistentes, m¨¢s altos, m¨¢s el¨¢sticos, m¨¢s flexibles, precisos, valientes, agresivos o decididos, entonces estaremos donde estamos ahora.
'Puede haber en un futuro, si se superan todas las barreras cient¨ªficas, t¨¦cnicas y ¨¦ticas, atletas gen¨¦ticamente modificados, transg¨¦nicos', dice Tormo. 'Habr¨¢, por ejemplo, ocho o diez que gracias a las modificaciones puedan bajar de los 9 segundos en los 100 metros. Pero estaremos como ahora: s¨®lo uno puede ganar, uno de entre los transg¨¦nicos tendr¨ªa que tener algo m¨¢s'.
Esta consideraci¨®n filos¨®fica no parece, sin embargo, suficiente para frenar lo que parece la ¨²ltima revoluci¨®n que le espera al deporte: la aplicaci¨®n de la revoluci¨®n gen¨¦tica al rendimiento. La ¨²ltima dimensi¨®n: aqu¨¦lla en que las ya difusas fronteras actuales entre el doping y la ciencia del rendimiento se difuminan a¨²n m¨¢s. 'Es el dopaje infernal lo que nos espera', advierten en el Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional; 'r¨ªase usted de las eritropoyetinas, testosteronas, nandrolonas u hormonas del crecimiento: llega la manipulaci¨®n gen¨¦tica'.
'Sin embargo', advierte Tormo, 'un atleta transg¨¦nico es a¨²n un asunto de ciencia ficci¨®n. Primero hay qu¨¦ saber qu¨¦ queremos cambiar; luego, debemos dominar la t¨¦cnica para cambiarlo, y, por ¨²ltimo, saber si se permitir¨¢ por motivos ¨¦ticos'.
Todo se andar¨¢, sin embargo. O todo anda. En diferentes laboratorios se investiga sin cesar. Cient¨ªficos de todas las ramas se pasan el d¨ªa con genes entre las manos. Buscan remedios para las enfermedades, no medios para que un maratoniano baje de dos horas, pero todo lo que sea aplicable ser¨¢ aprovechable por el mundo del deporte.
En Chicago, E. C. Svensson logr¨® que con una sencilla inyecci¨®n intramuscular de un virus-vector con el c¨®digo de la EPO un mono pase de un hematocrito del 40% al 70%, y lo mantuvo 84 d¨ªas. Estos datos sugieren la posibilidad de usar inyecciones intramusculares de vectores adenovirales codificando la EPO para el tratamiento de anemias en humanos.
Y en Filadelfia Barton-Davis muestra que un vector adenoviral puede dirigir la sobreexpresi¨®n de IGF-I en fibras musculares diferenciadas. En ratones j¨®venes logr¨® con una inyecci¨®n una media de un 15% de incremento de la masa muscular y un 14% de la fuerza. La transferencia g¨¦nica de IGF-I al m¨²sculo puede formar la base de una terapia gen¨¦tica en humanos para evitar la p¨¦rdida de funci¨®n muscular asociada al envejecimiento y beneficiosa en enfermedades en las que se acelera el da?o al m¨²sculo esquel¨¦tico.
Y en Qu¨¦bec Claude Bouchard dirige un estudio para intentar dilucidar el papel del genotipo en la respuesta cardiovascular, metab¨®lica y hormonal al entrenamiento aer¨®bico. Busca, entre otras cosas, regiones del genoma humano vinculadas al consumo m¨¢ximo de ox¨ªgeno o que influyen en la respuesta del VO2max (capacidad de consumir ox¨ªgeno, clave para los deportes de resistencia) al entrenamiento, y se ha concluido que la entrenabilidad del VO2max es altamente familiar e incluye un significativo componente gen¨¦tico.
Si esas investigaciones desembocasen en tratamientos para humanos, un ciclista ya no necesitar¨ªa tomar EPO, un velocista no precisar¨ªa m¨¢s anabolizantes y cualquier persona sabr¨ªa desde muy joven, casi desde su embri¨®n, si lo suyo es el marat¨®n.
Y cuando se identifiquen los genes del rendimiento, y con la generalizaci¨®n de la fertilizaci¨®n in vitro, puede que a los padres se les ofrezca la posibilidad de elegir entre diferentes embriones cu¨¢l es el que resultar¨ªa un mejor deportista en una actividad determinada. 'Eso pasar¨¢ en un futuro nebuloso, dentro de 20 o 30 a?os', prev¨¦ Tormo.
Seguir¨ªamos, de todas formas, lejos del atleta transg¨¦nico, lo que puede ser el gran mito del siglo XXI. 'Una cosa es una peque?a modificaci¨®n puntual; y otra, la cuesti¨®n transg¨¦nica, que consiste en aislar de un organismo un gen que otro organismo no tiene. Una vez aislado, en una bacteria, con ¨¦l trabajas en un entorno tranquilo. Lo se?alizas para que funcione en otro entorno y, una vez manipulado, lo insertas en un vector, normalmente un virus. Luego, inoculas ese virus en el otro organismo para que exprese lo que no ten¨ªa', explica Tormo. 'Esta transferencia es sencill¨ªsima en bacterias. De hecho, se hace todos los d¨ªas; en levaduras es f¨¢cil, en plantas no es dif¨ªcil, en animales es mucho m¨¢s dif¨ªcil y en humanos much¨ªsimo m¨¢s. Y esto es no s¨®lo por lo que hace el gen en el ser humano, sino porque, en el estado actual, hay que probar con bastantes transferencias para que salga una buena. Y, claro, con una bacteria no pasa nada, ni con una planta, pero con un humano... Y la legislaci¨®n nunca permitir¨¢ la modificaci¨®n en la l¨ªnea germinal, en tejidos que puedan dar lugar a ¨®vulos'.
Y m¨¢s agua al fuego. 'Y luego est¨¢ el problema de los vectores, las mol¨¦culas que transportan hasta su destino el gen con el que hemos estado trabajando fuera. En las bacterias contamos con 20.000 vectores; en las plantas, con pocos pero buenos, y en animales, con muy pocos, pero peligrosos. As¨ª, en humanos, es casi imposible intervenir. Por ahora', concluye Tormo.
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