Los nuestros y los otros
La semana pasada, Josep Ramoneda public¨® en estas mismas p¨¢ginas un estupendo art¨ªculo bajo el t¨ªtulo Y Piqu¨¦ dijo la verdad. Hac¨ªa referencia a las palabras del ministro Piqu¨¦ ante un grupo de empresarios catalanes sobre la decisi¨®n del Gobierno de Aznar -despu¨¦s parcialmente modificada- respecto a que el AVE no deb¨ªa pasar por el aeropuerto de El Prat. Como se sabe, Piqu¨¦ dijo que ello supondr¨ªa un agravio comparativo con Madrid, Valencia o Sevilla. Ramoneda, con fina iron¨ªa, daba las gracias a Piqu¨¦ por haber expresado en p¨²blico las verdaderas causas de tal decisi¨®n. Pues bien, hoy quiero dar las gracias a Marta Ferrusola, esposa de Jordi Pujol, por haber dicho tambi¨¦n lo que pensaba, a pesar de ser tan pol¨ªticamente incorrecto, en la conferencia que pronunci¨® en Girona el pasado martes, de la que ayer daba noticia en este peri¨®dico Antoni Puigverd, cronista de lujo que la ocasi¨®n merec¨ªa.
Las opiniones de la se?ora Ferrusola han sido objeto de cr¨ªticas mordaces y han suscitado un rechazo generalizado. Sin duda, no hay para menos. Pero tienen tambi¨¦n, indudablemente, la virtud de la sinceridad, de la sinceridad expresada, adem¨¢s, de una forma directa y casi ingenua, perfectamente entendible por todos, que refleja aquello que muchos dicen en privado pero que nadie se atreve a manifestar en p¨²blico. En esta sociedad timorata, amante de estar siempre en el bando de la ortodoxia oficial, sea la que sea, estas salidas de tono deben celebrarse como algo positivo que permite de forma clara, sin hipocres¨ªa, saber en qu¨¦ tipo de mundo vivimos.
Este caso, en concreto, nos puede hacer entender el grado de dificultad que a?ade cierta ideolog¨ªa nacionalista -de ra¨ªz integrista- para resolver democr¨¢ticamente -con base en los valores de la libertad y la igualdad- los cambios sociales y culturales que comienza a generar el ¨²ltimo fen¨®meno inmigratorio, producto l¨®gico de la contradicci¨®n que supone la miseria que genera la econom¨ªa de mercado en el Tercer Mundo y la baja natalidad y el crecimiento econ¨®mico que provoca este mismo tipo de econom¨ªa en el primero.
El discurso de Marta Ferrusola est¨¢ basado en la creencia de que existe entre los ciudadanos una l¨ªnea divisoria muy clara: por un lado est¨¢n los nuestros, y por otro lado, los otros. Los primeros son los propietarios del pa¨ªs; los segundos, llegados despu¨¦s, por la naturaleza de las cosas deben adaptarse forzosamente al modo de existencia de aqu¨¦llos. Se trata de un modelo claramente schmittiano: los otros son nuestros enemigos a menos que los sometamos a nuestro modo de vida, es decir, a nuestra cultura, religi¨®n y costumbres. Aunque no se diga claramente que la sujeci¨®n alcanza tambi¨¦n a las ideas, es obvio que su marco queda restringido y, en todo caso, del conjunto desaparecen la plena libertad individual y la igualdad entre personas y grupos sociales.
Ve¨¢moslo m¨¢s en concreto. Primero la se?ora Ferrusola parece referirse de forma general a unos misteriosos pero, por lo visto, muy peligrosos enemigos de Catalu?a: 'Si los catalanes no nos preocupamos de Catalu?a, los otros nos la destruir¨¢n. Todas las bater¨ªas apuntan en contra de Catalu?a. Estamos retrocediendo, no cinco, sino 19 o 20 a?os. Van en contra de nuestro pa¨ªs, en contra de lo mucho que hemos remontado'. Bien establecido que Catalu?a tiene enemigos que quieren destruirla, pasa a concretar las caracter¨ªsticas de la inmigraci¨®n actual contraponi¨¦ndola a otras anteriores: 'La inmigraci¨®n que ahora llega tiene una cultura distinta y una religi¨®n distinta y quieren que se respete [...]. Ellos que la practiquen , pero ?que no nos la impongan a nosotros!'. Y a?ade: 'Quieren imponer sus cosas. Ahora bien, nosotros seguiremos con la lengua: ?que la hablen!'. De sus palabras parece deducirse que la relaci¨®n entre nosotros y ellos debe ser de imposici¨®n, de continuo conflicto, e incluso parece que acusa a los inmigrantes de querer imponernos una religi¨®n (!) y les reprocha que pidan respeto a su cultura y sus creencias.
Pero donde la se?ora Ferrusola parece mostrar con mayor claridad esta separaci¨®n entre ciudadanos de primera y de segunda, entre nosotros y ellos, fue al responder a una pregunta sobre la insuficiencia de las ayudas a la natalidad: 'El problema (sic) es que las ayudas s¨®lo sirven para los inmigrantes que acaban de llegar. Tienen poca cosa, pero lo ¨²nico que tienen son hijos [...]. Mi marido dice que hay que tener tres hijos, pero [...] las ayudas son para esta gente que no sabe lo que es Catalu?a. S¨®lo saben decir: 'Dame de comer'. Por suerte, nuestra gente est¨¢ mejor'. ?Por qu¨¦ aumentar las ayudas, por tanto, si en definitiva tienen que ir a parar a ellos?
Como es natural, muchos se preguntar¨¢n si tal forma de pensar es la com¨²n en su familia. Respecto al pensamiento de Jordi Pujol sobre la inmigraci¨®n, hay diversos textos, antiguos y actuales, que pueden consultarse f¨¢cilmente. Pero Marta Ferrusola explic¨® en su charla una an¨¦cdota de la infancia de sus hijos que nos ilustra suficientemente sobre su tipo de educaci¨®n: 'A veces, jugando en el parque se me acercaban y dec¨ªan: 'Avui no puc jugar, mare, tots s¨®n castellans'.
La Ley de Extranjer¨ªa no es una buena ley. Pero hay una difusa ideolog¨ªa excluyente que est¨¢ en el subconsciente de muchos catalanes y es m¨¢s peligrosa que cualquier norma legal. Es aquella ideolog¨ªa que divide a los seres humanos en dos grupos: los nuestros y los otros.
Francesc de Carreras es catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la UAB.
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