Am¨¦rica encuentra su nuevo reto econ¨®mico
A principios de a?o, hasta el experimentado presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, estaba tan asustado por la aguda disminuci¨®n en el crecimiento del sector industrial en Estados Unidos, y por la dolorosa correcci¨®n en la cotizaci¨®n de las acciones de Wall Street, que comenz¨® a extenderse el rumor de una posible recesi¨®n en Am¨¦rica para el 2001.
Si ocurriera una recesi¨®n en Am¨¦rica, ser¨ªa mucho peor que nuestro tan buscado 'aterrizaje suave'. Para Europa, Asia y Am¨¦rica Latina, nuestra recesi¨®n, con toda seguridad, tambi¨¦n habr¨ªa de significar una seria correcci¨®n en los mercados financieros del extranjero. Las esperanzadoras tasas de recuperaci¨®n en la zona del euro y en el borde del Pac¨ªfico podr¨ªan verse severamente afectadas por un serio debilitamiento de la demanda americana de importaciones y de una amenazadora depreciaci¨®n del d¨®lar norteamericano.
La Reserva Federal deber¨¢ reducir los tipos de inter¨¦s varias veces este a?o si la tasa de desempleo avanza hacia el 5% de la poblaci¨®n activa -
No es extra?o que la Reserva Federal de Greenspan haya actuado r¨¢pidamente y en dos ocasiones para disminuir las tasas de intereses y fortalecer la liquidez de los mercados de cr¨¦dito. En nuestra nueva Casa Blanca de Bush, la reciente debilidad econ¨®mica de Estados Unidos ha sido, parad¨®jicamente, recibida con considerable alegr¨ªa. ?Por qu¨¦ este rev¨¦s de la usual preferencia pol¨ªtica por los buenos sobre los malos tiempos?
La propuesta favorita del presidente George W. Bush, una masiva reducci¨®n fiscal de 1,6 billones de d¨®lares, ha estado recibiendo vientos adversos de los economistas expertos, sobrios banqueros y temerosos dependientes del sistema de seguridad social del Gobierno. Ahora su secretario del Tesoro, Paul O'Neill, podr¨¢ utilizar el temor de una recesi¨®n para ganar adeptos y reducir los impuestos. No importa que los estudiantes de la historia econ¨®mica moderna crean que probablemente sea mejor dejar la estabilizaci¨®n macroecon¨®mica del corto plazo a la Reserva Federal, m¨¢s que a la pol¨ªtica fiscal del Tesoro. Uno puede adivinar que las probabilidades han cambiado a favor de la aprobaci¨®n en el Congreso de importantes reducciones en las tasas de impuestos, particularmente despu¨¦s de que Greenspan nos sorprendi¨® a todos dando marcha atr¨¢s a su oposici¨®n a una masiva rebaja fiscal. Algunos atribuyen este cambio de opini¨®n a su deseo de ganarse el favor de la nueva Administraci¨®n republicana; yo lo atribuyo a su inocente creencia de que la nueva econom¨ªa necesita preocuparse menos sobre la falta de ahorro.
A casi dos meses de haber iniciado el a?o 2001, se ha abatido algo el p¨¢nico financiero. A pesar de un enero extraordinariamente fr¨ªo, result¨® ser un mes con buenas ventas de autom¨®viles y actividad en la vivienda. Los mercados de Wall Street dejaron temporalmente de caer.
Al leer la evidencia m¨¢s amplia, creo que no estamos todav¨ªa en la tasa deseada de crecimiento al 3%. Todav¨ªa se intensifican los despidos; las bancarrotas y los cierres se acumulan. Las rosadas extrapolaciones de futuros jugosos crecimientos en la rentabilidad empresarial se est¨¢n gradualmente reduciendo.
La econom¨ªa no es una ciencia exacta. Por ello uno no puede predecir con certidumbre. Greenspan dijo al Congreso en su testimonio oficial que la actual desaceleraci¨®n no ha afectado a la nueva explosi¨®n de productividad en Am¨¦rica. Quiz¨¢ tiene raz¨®n. Pero ?c¨®mo puede ¨¦l o cualquiera estar seguro?
Parte de la burbuja de la nueva econom¨ªa definitivamente se ha venido abajo. El precio de los bonos basura se hunde, y algunos han dejado de pagar. Las estad¨ªsticas a corto plazo del crudo reportan la usual y esperada disminuci¨®n en el llamado factor de productividad total. Debemos esperar hasta m¨¢s tarde este a?o para saber c¨®mo se sostiene la inversi¨®n empresarial y cu¨¢l ser¨¢ la tendencia futura de la confianza del consumidor. Goldman Sachs, el mayor banco de inversiones del mundo, ha pronosticado que con un 65% de probabilidad, Am¨¦rica podr¨¢ evitar una recesi¨®n en 2001 y disfrutar¨¢ un crecimiento real del PIB por encima del 3% en 2002.
Los economistas est¨¢n acostumbrados a hablar de tres poderosas locomotoras que impulsan la recuperaci¨®n del crecimiento global: la Uni¨®n Europea (principalmente Alemania, Francia y Gran Breta?a) era una de ellas; otra eran los mercados emergentes del borde del Pac¨ªfico y Asia; finalmente estaba la dinamo americana, que constituye casi la cuarta parte del PIB real total del mundo.
Durante los a?os noventa, el Jap¨®n posterior a la burbuja se estanc¨®, dejando de estirar su peso independiente. Despu¨¦s del colapso tailand¨¦s de 1997 y el ruso de 1998, los mercados emergentes sufrieron un retroceso temporal. Sin embargo, la alta tecnolog¨ªa en Estados Unidos y una bonanza en Wall Street restauraron el buen crecimiento en Corea del Sur, China, Hong Kong, Taiwan y gran parte de Am¨¦rica Latina.
?En d¨®nde, fuera de la desacelerada Am¨¦rica, podemos buscar para encontrar esa tan innecesaria locomotora? Probablemente Europa est¨¦ ahora creciendo m¨¢s r¨¢pido que Am¨¦rica, pero ello podr¨ªa ser un remanente de la inercia reciente. Para ahora la mayor¨ªa de los expertos han renunciado respecto a Jap¨®n como fuente independiente de nuevo est¨ªmulo. La par¨¢lisis gubernamental contin¨²a, y una poblaci¨®n desilusionada duda en embarcarse en nuevos gastos.
Creo que nuestra Reserva Federal r¨¢pidamente habr¨¢ de reducir nuestros tipos de inter¨¦s varias veces a lo largo de este a?o si la tasa de desempleo avanza hacia el 5% de la fuerza laboral americana. ?nicamente si estas acciones no pueden detener la marea de debilidad habr¨¢ necesidad de una reducci¨®n sustancial en la tasa de impuestos. Idealmente, ¨¦sta podr¨ªa provenir mejor de una disminuci¨®n generalizada al impuesto sobre la renta, que es el principal impuesto que paga la mayor¨ªa de la poblaci¨®n; la pol¨ªtica, sin embargo, rara vez responde al tambor del idealismo y del altruismo.
La inflaci¨®n en Am¨¦rica sigue estando bajo bastante buen control incluso frente a los l¨ªmites de la OPEP para la producci¨®n mundial de petr¨®leo y frente a la desregulaci¨®n de los precios de la electricidad en California, que ha producido apagones inducidos por la escasez y riesgo de bancarrota de las empresas suministradoras de servicios de energ¨ªa a¨²n reguladas.
Siendo ¨¦ste el caso, uno puede ser racionalmente optimista de que nuestra econom¨ªa mixta tiene las herramientas para evitar un estancamiento duradero y que har¨¢ frente a un ambiente pol¨ªtico que, puede asegurarse, utilizar¨¢ estas herramientas.
?sta es la buena noticia para nosotros en casa. Y es una buena noticia para la gente en el extranjero, que puede beneficiarse de la prosperidad sostenida de Am¨¦rica.
(c) 2001, Los Angeles Times Syndicate, a division of Tribune Media Services.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.