Los sacerdotes recelan de las finanzas del Arzobispado y piden mayor transparencia
Esta actitud no se interpreta como de dejadez, sino que se explica en las conclusiones de la encuesta por el 'recelo [del clero] respecto a casi todo lo que se propone desde el Arzobispado, desconfianza hacia la administraci¨®n econ¨®mica del Arzobispado, sensaci¨®n de querer ser fiscalizados, desinter¨¦s por un sentimiento de inutilidad del cuestionario, desacuerdo en el modo en que se ha planteado este proyecto y alejamiento respecto del Arzobispado'. La misma comisi¨®n gestora ha constatado que los sacerdotes 'recelan de las finanzas, ya que nadie sabe qu¨¦ se hace en Palacio con el dinero' y piden 'mayor transparencia de la econom¨ªa diocesana, manifestando el deseo de que una clarificaci¨®n de las cuentas de las parroquias suponga la misma claridad en el Arzobispado'. El citado consejo ha comprobado que 'existe poca comunicaci¨®n con los sacerdotes' por parte del Arzobispado y que los curas 'no se f¨ªan de la cantidad que recibe el Arzobispado de la Conferencia Episcopal dado el continuo movimiento de obras que se realizan'.
Estos informes, presentados al Consejo Presbiteral, m¨¢ximo ¨®rgano representativo del Arzobispado, han sido calificados como 'demoledores', a pesar de haber sido 'maquillados y dulcificados, pues el varapalo era peor, ya que los cuestionarios se responden con dureza, dejando entrever problemas existentes entre ellos (los curas) y el Arzobispado'. Suponen una verificaci¨®n de un amplio malestar y de un profundo sentimiento de lejan¨ªa. Muchos sacerdotes afirman que la Curia se ha convertido 'en una pesadilla; hay que deambular de ventanilla en ventanilla, esperar dict¨¢menes y pareceres y rellenar tantos papeles que es dif¨ªcil ver el sentido evang¨¦lico a tan gran aparato burocr¨¢tico', y todo ello, a?aden, en 'un clima de espionaje, m¨¢s que de fraternidad'. Por si fuera poco, sus problemas no los pueden confiar a su Arzobispo, pues las cartas no suelen tener respuesta y, adem¨¢s, 'hay siete aduanas para llegar al secretario y acabas hablando con una auxiliar de la secretar¨ªa'. El cura de una parroquia de La Safor confiesa con amargura: 'Si queremos hablar con ¨¦l y no podemos, si cuando estamos gravemente enfermos no nos visita y si, al morir, no viene al funeral, ?para qu¨¦ queremos Arzobispo?'. El clero valenciano manifiesta decepci¨®n y un descontento por no sentirse acogido: 'Ni le interesamos, ni nos escucha ni nos entiende'. La revista Cresol, editada por la Uni¨® Ap¨°stolica de Preveres, se queja de que no se les hace sentir 'con afecto que son inmediatos y necesarios colaboradores', de las faltas de fidelidad al 'criterio de austeridad evang¨¦lica' y de 'una verdadera uni¨®n eclesial'. Un can¨®nigo antiguo superior del Seminario afirma categ¨®rico: 'No he encontrado ni un solo sacerdote que no tenga una herida, aunque sea peque?a, del Arzobispo'.
Una fuerte sensaci¨®n de abandono provoca en los sacerdotes un notorio pesimismo, desmotivaci¨®n y desilusi¨®n, que se agrava ante el hecho de una vida diocesana paralizada. No se encaran ni solucionan los dif¨ªciles problemas de una archidi¨®cesis muy grande. El clero tiene una alta media de edad, se va reduciendo; les jubila la enfermedad o la imposibilidad y su inseguridad ante la atenci¨®n en su vejez es enorme. Las tentaciones de ejercer el nacional-catolicismo y, sobre todo, la concentraci¨®n del poder ('esto es, una monarqu¨ªa absoluta con sus validos') provoca desconfianza, imposibilidad de participaci¨®n y una falta total de iniciativas y dinamismo. 'Se vive hacia dentro, contemplando el poder, m¨¢s que hacia fuera, testimoniando el amor y sirviendo a los hermanos', se?ala un miembro de la Curia. El des¨¢nimo los sacerdotes intentan conjurarlo con bromas y chanzas sobre el Arzobispo y sus m¨¢s directos colaboradores. La desmoralizaci¨®n el clero intenta alejarla echando mano de su consistente formaci¨®n, que lo convierte en maduro y aut¨®nomo y le permite 'funcionar por s¨ª mismo, al margen y a pesar del Arzobispado'.
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