Guinea, a la luz de una farola
?Saben c¨®mo estudian los j¨®venes de Malabo o de Bata? A la luz de una farola. Se pegan a las puertas y a las cristaleras de los hoteles para poder leer los libros de texto -aunque sea da?¨¢ndose la vista- gracias al reflejo de la luz que proviene de estos establecimientos y hasta que cierran. La primera sensaci¨®n que a uno le produce este espect¨¢culo nocturno es de admiraci¨®n por la fuerza de voluntad de unos chicos y unas chicas que, obviamente, carecen de luz el¨¦ctrica, y probablemente tambi¨¦n de velas, en sus casas. En la segunda ciudad m¨¢s importante del pa¨ªs, Bata, la situaci¨®n es general: sencillamente, no hay luz para nadie que no posea su propio generador, es decir, s¨®lo para unos pocos. La admiraci¨®n por estos j¨®venes se torna inmediatamente en indignaci¨®n al recordar que su pa¨ªs, Guinea Ecuatorial, no es precisamente pobre en recursos, tiene madera, cacao y 300.000 barriles diarios de petr¨®leo para una poblaci¨®n que no llega a 500.000 habitantes.
Mucho oro negro, tanto, que deber¨ªa bastar para evitar no s¨®lo situaciones como ¨¦sa, sino tambi¨¦n la basura acumulada en las calles, las enfermedades end¨¦micas, el incremento del sida y la prostituci¨®n, la pr¨¢ctica ausencia de sanidad y ense?anza p¨²blicas y la inexistencia de una m¨ªnima administraci¨®n del Estado. ?Por qu¨¦ no es as¨ª?
Porque, hablando en espa?ol -en el mismo idioma en el que pueden expresarse la mayor¨ªa de sus habitantes-, Guinea Ecuatorial est¨¢ gobernada por un r¨¦gimen autoritario empe?ado en expoliar en pocos a?os sus recursos naturales para beneficio de unos pocos y en contra tanto de los intereses de la mayor¨ªa como de su propio futuro como naci¨®n.
Las compa?¨ªas petroleras norteamericanas instaladas en el pa¨ªs han obtenido concesiones de explotaci¨®n que les otorgan el 85% de las rentas del petr¨®leo. Adem¨¢s, desde hace a?os se viene practicando la tala brutal de los bosques alterando gravemente el medio ambiente. La responsabilidad es del Gobierno y del hijo del presidente Obiang, actual ministro de Bosques. Teodorin es conocido no por su buena gesti¨®n, sino por su capacidad de dilapidar la riqueza de todo un pueblo en juergas privadas.
No, no podemos callar. Hay que hablar m¨¢s de ?frica y tambi¨¦n de Guinea. Est¨¢ claro que la situaci¨®n es mejorable. Guinea es un pa¨ªs con soluci¨®n. No est¨¢ escrito que sea imposible salir de la pobreza. No s¨®lo es viable sacar a un pa¨ªs y a sus gentes de esa situaci¨®n, sino que la mejor manera de hacerlo es por la democracia y el pleno respeto a los derechos humanos. En esta ¨¦poca de globalizaci¨®n, como atestiguan bastantes pa¨ªses en ?frica, el desarrollo sostenible y el Estado de derecho forman un binomio con garant¨ªas de ¨¦xito frente a la pareja de moda durante a?os: el subdesarrollo y la dictadura.
Guinea no tiene que quedar al margen de ese camino. Todos debemos contribuir a que lo recorra -con sus propias fuerzas pol¨ªticas y sociales y la cooperaci¨®n internacional- en libertad. Particularmente desde el pa¨ªs que fue su metr¨®poli colonial.
Existe la capacidad material para crear una econom¨ªa pujante y competitiva: petr¨®leo, madera, pesca en abundancia, entre otros factores productivos. Hace falta la voluntad pol¨ªtica y la capacidad para gestionar estos recursos con honestidad e inteligencia, algo de lo que han sido absolutamente incapaces todos los gobiernos de Obiang.
Asimismo, Guinea forma parte del Convenio de Coton¨², que agrupa a la Uni¨®n Europea y a los pa¨ªses de ?frica, el Caribe y el Pac¨ªfico (ACP), en el mayor acuerdo de cooperaci¨®n internacional existente en el mundo, lo que le garantiza condiciones y programas de cooperaci¨®n solidaria y acceso al mercado comunitario en condiciones favorables. Todo ello junto con los lazos regionales existentes con los Estados africanos vecinos.
Existen condiciones objetivas para que el pa¨ªs abandone progresivamente la actual situaci¨®n que es para la mayor¨ªa de sus hombres y mujeres, en las islas o en el continente, en las ciudades y en el campo, de una u otra etnia, un infierno cotidiano. Existe una nueva generaci¨®n formada y capaz de asumir las responsabilidades de Gobierno y construir una democracia respetuosa de las libertades y los derechos fundamentales, de configurar un Estado moderno y una Administraci¨®n ¨¢gil y honrada, ¨²til para mejorar la vida diaria de la gente mediante los servicios p¨²blicos esenciales.
Lo hemos comprobado al participar en Bata en el Congreso de Convergencia para la Democracia Social (CPDS), miembro de la Internacional Socialista y principal partido de oposici¨®n democr¨¢tica, que cuenta con un sensible reconocimiento popular y con un programa pol¨ªtico viable y realista, basado en el di¨¢logo y la reconciliaci¨®n nacional. Tambi¨¦n al reunirnos en Malabo con el Frente de Oposici¨®n Democr¨¢tica (FOD), coordinado en este momento por CPDS y que agrupa a las fuerzas pol¨ªticas m¨¢s representativas con al objetivo de dirigir al pa¨ªs en un sentido democr¨¢tico.
La comunidad internacional, empezando por la Uni¨®n Europea y, en su seno, Espa?a, deben tomar nota de esta coyuntura y actuar en consecuencia exigiendo al Gobierno guineano el inicio real de una transici¨®n democr¨¢tica, la garant¨ªa del pluralismo pol¨ªtico, la libertad de expresi¨®n y manifestaci¨®n, el pleno respeto a los derechos humanos y la convocatoria de elecciones libres. Es decir, demandando al presidente Obiang la puesta en marcha de unos compromisos, que viene repitiendo e incumpliendo sistem¨¢ticamente.
Romano Prodi, el presidente de la Comisi¨®n Europea, no debe dejar pasar un mes sin recordar al aut¨®crata los compromisos adquiridos durante la reuni¨®n de Bruselas del pasado septiembre, al tiempo que promueve el desarrollo de la sociedad civil guineana mediante programas de cooperaci¨®n.
Los Quince -Francia inclui-da- tienen que apoyar las propuestas del representante de Naciones Unidas -Gay¨®n Giraldo, al que el Gobierno de Malabo ha impedido entrar en el pa¨ªs a finales del a?o 2000- para Guinea Ecuatorial con nitidez y firmeza, buscando la coincidencia con la Administraci¨®n de EE UU para que pida a sus empresas -Mobil Oil- respeto a un m¨ªnimo c¨®digo deontol¨®gico favorable a los principios democr¨¢ticos.
Obiang necesita el aval pol¨ªtico de la UE: ser¨ªa de necios no hacer uso de ese factor para conseguir que tome decisiones positivas. El Gobierno espa?ol, por su parte, no puede continuar sin una pol¨ªtica hacia Guinea.
Al referirnos a la actitud espa?ola no basta con la extraordinaria labor de los cooperantes -sin la que no existir¨ªan ni centros educativos ni centros de salud ni centros culturales-, ni con la respetable tarea de nuestros representantes diplom¨¢ticos. Hace falta una idea clara de lo que se quiere y de c¨®mo conseguirlo. No es de recibo que Aznar y su ministro Piqu¨¦ hayan decidido dejar pasar y dejar hacer sin tener una pol¨ªtica clara y definida con Guinea Ecuatorial, desentendi¨¦ndose progresivamente de lo que ocurre en ese pa¨ªs.
Regresamos de nuestro viaje convencidos de que es posible y necesario definir una pol¨ªtica de Estado hacia Guinea Ecuatorial. Elaborada y compartida consensuadamente por las principales fuerzas pol¨ªticas. Nuestro compromiso hist¨®rico con ese pa¨ªs nos obliga a buscar un marco de entendimiento para no seguir mirando a Guinea Ecuatorial desde la d¨¦bil luz de una farola ajena, e ir agotando la vista de sus nuevas generaciones.
Carlos Carnero es eurodiputado del Grupo Socialista; Mar¨ªa Irigoyen, coordinadora de Pol¨ªtica Internacional del PSOE, y Adolfo Fern¨¢ndez Marug¨¢n, secretario de la Asociaci¨®n de Solidaridad Democr¨¢tica con Guinea Ecuatorial.
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