El Salvador, ?compasi¨®n o esperanza?
El autor opina que la ayuda a El Salvador no es un asunto de compasi¨®n, sino un modo de apoyar la esperanza de un pueblo forjado en las dificultades.
Un primer terremoto equivalente a una poderosa explosi¨®n at¨®mica, un segundo exactamente un mes despu¨¦s -ambos en fecha 13- y numerosos temblores durante 60 d¨ªas han despertado la conciencia m¨¢gica de los salvadore?os. La historia de una especie de anticristo representado en un ni?o que nace y muere despu¨¦s de predecir la destrucci¨®n del pa¨ªs y el temor generado por el hecho de que el pr¨®ximo 13 de marzo ser¨¢ martes, son s¨®lo algunos de los componentes de una lucha entre predicciones apocal¨ªpticas y una espiritualidad emprendedora.
El pa¨ªs est¨¢ lleno de volcanes y hay un terremoto cada 15 a?os. No hay generaci¨®n que escape a ellos; destrucci¨®n y reconstrucci¨®n han marchado juntas. La idea de una tierra predestinada a los males no concuerda con la realidad de ser el territorio m¨¢s densamente poblado de Am¨¦rica. Las tierras de origen volc¨¢nico son altamente f¨¦rtiles y, por ello, desde tiempos precolombinos, El Salvador ha tenido numerosos habitantes. Los volcanes han provocado tragedias naturales, y la densidad de poblaci¨®n, guerras y conflictos sociales. Sin que sus habitantes hayan conocido nunca la tranquilidad, los salvadore?os han combinado riesgo y progreso, explotando y sobreponi¨¦ndose a la naturaleza, creando una s¨®lida cultura de trabajo.
En El Salvador hay un terremoto cada 15 a?os; destrucci¨®n y reconstrucci¨®n han ido siempre juntas
Una secuencia de tragedias naturales y sociales puede lanzar a un pueblo al abismo o transformarlo y hacerlo mejor. ?ste es el dilema de El Salvador despu¨¦s de que en s¨®lo 20 a?os, tres terremotos, un hurac¨¢n y una guerra civil asolaran el pa¨ªs. Estas tragedias son vistas com¨²nmente como males que aquejan a naciones pobres, vulnerables y sin futuro. Un an¨¢lisis basado en la realidad, la historia y el car¨¢cter de los salvadore?os permite concluir que esa no es la situaci¨®n de El Salvador.
A diferencia de Nicaragua, que alcanz¨® una victoria revolucionaria, o de la derrota de las guerrillas en Guatemala, el balance de fuerzas de El Salvador gener¨® uno de los procesos de paz m¨¢s exitosos del mundo y convirti¨® al pa¨ªs en la naci¨®n con mejor institucionalidad democr¨¢tica de Centroam¨¦rica despu¨¦s de Costa Rica, incluso con ventaja sobre otras de Latinoam¨¦rica. No existe la inseguridad jur¨ªdica sobre la propiedad que tiene Nicaragua, ni las violaciones a los derechos humanos de Guatemala, donde un obispo fue asesinado a pesar de los acuerdos de paz. Desde 1982 a esta fecha, han sido elegidos ocho parlamentos y cuatro presidentes sin interrupci¨®n, en elecciones cada vez m¨¢s libres y con el Ej¨¦rcito alejado del poder pol¨ªtico.
La ex guerrilla, aunque lenta en su proceso de renovaci¨®n, tiene una alta cuota de poder y su capacidad de fiscalizaci¨®n ha fortalecido la democracia. La derecha, bajo la presi¨®n de la competencia pol¨ªtica y con un programa econ¨®mico m¨¢s coherente, se ha modernizado con mayor velocidad. El poder de la prensa y la sociedad civil y la tendencia a la descentralizaci¨®n, sumados a la existencia de grupos econ¨®micos con distintos intereses, terminar¨¢n consolidando la pluralidad. El pa¨ªs tiene problemas de violencia social, pero busca resolverlos con instituciones, leyes y reformas permanentes de la justicia y la polic¨ªa, incluso con severas depuraciones, algo poco com¨²n en Latinoam¨¦rica. Se acept¨® una dosis de impunidad para pacificar, pero ahora hay en la c¨¢rcel desde poderosos empresarios, hasta militares y polic¨ªas que cometieron delitos.
La econom¨ªa salvadore?a est¨¢ pr¨¢cticamente integrada a Estados Unidos, donde reside casi la cuarta parte de los salvadore?os. ?stos remiten en t¨¦rminos relativos m¨¢s dinero que los mexicanos y los cubanos. A ra¨ªz del terremoto incrementaron en 15 millones de d¨®lares las remesas de enero, es decir, m¨¢s que la ayuda del Gobierno norteamericano. Las industrias de maquila constituyen el 50% de las exportaciones y el sistema bancario es el mejor de Centroam¨¦rica, con tasas de inter¨¦s de las m¨¢s bajas de Latinoam¨¦rica. Existe una buena infraestructura comunicacional que incluye el cuarto aeropuerto y la tercera aerol¨ªnea m¨¢s grandes de Am¨¦rica Latina.
El Salvador va camino de convertirse en la primera gran sociedad urbana de Centroam¨¦rica y probablemente la m¨¢s importante entre M¨¦xico DF y Caracas. La combinaci¨®n de institucionalidad democr¨¢tica, competencia y balance de poderes, junto al dinamismo econ¨®mico, le dan una probabilidad de progreso relativamente mayor que Cuba, naci¨®n que a pesar de sus grandes avances sociales podr¨ªa ser muy inestable en el futuro por no saber manejar sus contradicciones. La polarizaci¨®n pol¨ªtica y la etapa democr¨¢tica cat¨¢rtica que vive el pa¨ªs son incomodidades razonables y manejables que contribuir¨¢n al cambio cultural y a la madurez. La soluci¨®n a la pobreza de El Salvador no vendr¨¢ de caudillos redentores, ni de reformas radicales, sino de la interacci¨®n dial¨¦ctica de sus fuerzas contrarias, y esto es m¨¢s s¨®lido que cualquier revoluci¨®n popular.
El Salvador dej¨® de ser una sociedad agraria autoritaria y es ahora una democracia emergente urbana e industrial y un pa¨ªs con la responsabilidad de ser la locomotora de en medio del Plan Puebla-Panam¨¢, para integrar Centroam¨¦rica con M¨¦xico y EE UU. Ayudar a El Salvador no es asunto de compasi¨®n; es, ante todo, apoyar la esperanza de un pueblo forjado a fuerza de superar dificultades, que quiere cumplir su misi¨®n en la idea de construir un mundo mejor.
Joaqu¨ªn Villalobos fue jefe de la guerrilla salvadore?a y ahora es experto en soluci¨®n de conflictos internacionales.
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