Despu¨¦s del encierro y de ciertas palabras
El autor sostiene que la Ley de Extranjer¨ªa es mala y que se debe modificar para evitar que la ¨²nica manera que tienen los inmigrantes de obtener su regulaci¨®n no sea la 'penitencia' de tener que estar unos a?os en situaci¨®n de indefensi¨®n
Por fin los inmigrantes que se encerraron en diversas iglesias de Barcelona hace siete semanas, cuando entr¨® en vigor la nueva Ley de Extranjer¨ªa, han finalizado la protesta al haberse llegado a un acuerdo con la Delegaci¨®n del Gobierno sobre la aplicaci¨®n del pacto suscrito el pasado 3 de febrero gracias a la mediaci¨®n del S¨ªndic de Greuges. Un pacto que peligr¨® durante cuatro largas semanas, no s¨®lo por las dudas sobre si el Gobierno, una vez abandonada la presi¨®n, tendr¨ªa la voluntad de cumplirlo, sino tambi¨¦n por el temor a que una parte importante del colectivo paquistan¨ª quedara fuera de la regularizaci¨®n por tener algunos de sus miembros causas pendientes en diversos juzgados al haber falsificado los documentos que presentaron durante el proceso de regularizaci¨®n. Las dos v¨ªas prometidas para conceder los papeles son la revisi¨®n con criterios flexibles de las solicitudes de regularizaci¨®n denegadas -aqu¨ª pueden tener dificultades quienes hayan falsificado papeles- y, para aquellos que no presentaron solicitud, acogerse a la posibilidad de obtener papeles en base a los motivos humanitarios o de arraigo que establece la ley.
'Lo que deben hacer Ferrusola o Barrera es apoyar que las administraciones faciliten la adaptaci¨®n de los nuevos catalanes'
El encierro evidenci¨® c¨®mo colectivos okupas o el sindicato CGT, que daban apoyo a la plataforma Papeles para todos, tomaban la iniciativa sobre grupos como SOS Racismo, CITE-CC OO, UGT, C¨¢ritas o las agrupaciones de inmigrantes magreb¨ªes, que hist¨®ricamente eran los abanderados en la lucha por la mejora de la Ley de Extranjer¨ªa. Pero aunque gracias a estas acciones se ha conseguido abrir, de hecho, un nuevo proceso de regularizaci¨®n extraordinario, los problemas planteados por la ley siguen vigentes. La ley es mala, sencillamente porque no fija mecanismos reales de regulaci¨®n de flujos; da ciertos derechos a los que tienen papeles, mientras condena a la marginaci¨®n y explotaci¨®n a los irregulares que, al igual que los que lleguen ma?ana, no tendr¨¢n otra opci¨®n que aguantar y padecer sin papeles hasta que el Gobierno decrete un nuevo proceso de regularizaci¨®n extraordinaria. Por ello, siendo lamentablemente irreal la propuesta de papeles para todos, es necesario conseguir un cambio legal que evite que la ¨²nica manera de obtener la regularizaci¨®n sea la penitencia de estar unos a?os en situaci¨®n de indefensi¨®n.
Estos encierros han coincidido con las pol¨¦micas declaraciones de Marta Ferrusola y Heribert Barrera sobre las implicaciones negativas desde el punto de vista social, nacional y cultural de la inmigraci¨®n. Palabras que posiblemente asumen muchos ciudadanos pero que son dos cargas de profundidad contra la pol¨ªtica de integraci¨®n y la pedagog¨ªa social que en esta tem¨¢tica hab¨ªan realizado estas formaciones pol¨ªticas. Si los inmigrantes llegan aqu¨ª es por los mismos motivos pol¨ªticos o econ¨®micos por los que muchos contempor¨¢neos del se?or Barrera emigraron o se exiliaron. Y si tras llegar aqu¨ª se quedan, es porque hay trabajo para ellos. Que mire si no la se?ora Ferrusola qui¨¦n recoge las flores que ella ha vendido tantos a?os, qui¨¦n sube el butano, qui¨¦n est¨¢ en los encofrados restaurando las fachadas, qui¨¦nes cavan las zanjas de la fibra ¨®ptica o qui¨¦nes cuidan a ancianos y enfermos. Los ¨ªndices actuales de inmigraci¨®n -de un 2% o 3%- son todav¨ªa muy bajos comparados con los que tienen nuestros vecinos de Francia o la admirada y odiada sociedad de Estados Unidos. Y lo que deben hacer personas como Marta Ferrusola o Heribert Barrera es apoyar que las administraciones se esfuercen en facilitar la adaptaci¨®n e integraci¨®n de estos nuevos catalanes y europeos de piel algo m¨¢s oscura. No tener miedo a su llegada, aunque s¨®lo sea porque nosotros somos los principales beneficiarios del bienestar que generan, y abstenerse de hacer declaraciones incendiarias que fomentan fantasmas identitarios y provocan confrontaci¨®n social.
Xavier Rius-Sant es periodista.
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