Clones humanos a la vista
Cientos de parejas se presentan voluntarias ante un ginec¨®logo italiano para 'fotocopiarse'
Podr¨ªa interpretarse como una mera provocaci¨®n, pero quienes conocen a Severino Antinori, uno de los pioneros de la reproducci¨®n asistida en Italia, saben que el ginec¨®logo que logr¨® que fuera madre una mujer en edad de ser abuela no gasta en balde sus palabras. Por eso, los asistentes al Simposio sobre Clonaci¨®n organizado en Roma por la Universidad de La Sapienza y la Sociedad Italiana de Medicina Reproductiva tomaron buena nota de la intervenci¨®n del ginec¨®logo. Flanqueado por el bi¨®logo molecular israel¨ª Avi Ben Abraham y por el m¨¦dico griego Panaiotis Zavos, del Instituto Americano de de Androlog¨ªa (EE UU), miembros de su mismo equipo, Antinori anunci¨® que todo est¨¢ dispuesto ya para iniciar la clonaci¨®n de seres humanos.
La fecha para aventurarse en este nuevo camino se decidir¨¢ en octubre pr¨®ximo en un congreso sobre el tema que se celebrar¨¢ en Montecarlo, y la lista de aspirantes a dar vida a sus propios clones ser¨¢ de varios cientos, seg¨²n Antinori. 'Tenemos un proyecto, aunque todav¨ªa no hay una definici¨®n de las aplicaciones cl¨ªnicas', a?adi¨® el ginec¨®logo. Pero el proyecto cuenta con lo esencial, el dinero. 'Los fondos son ilimitados', a?adi¨® Ben Abraham. 'Nuestra intenci¨®n es aplicar esta ciencia a la gente que sufre, seremos responsables', puntualiz¨® Zavos.
De momento, confiesan los tres mosqueteros de la clonaci¨®n humana, la cifra de aspirantes se ha disparado. En Italia son ya 50 los que quieren ser clonados, y en Estados Unidos hay otros 600.
El ginec¨®logo y sus colegas han realizado una encuesta preliminar entre parejas est¨¦riles y se han encontrado con que, en la mayor¨ªa de los casos, los hombres que carecen de espermatozoides se inclinan por ser clonados antes de consentir que su pareja sea inseminada artificialmente con el semen de otro hombre. En un 70% de los casos, los hombres est¨¢n dispuestos a dar vida a seres iguales, mientras que son minor¨ªa (un 30%) las mujeres que desean ver repetido en otro ser humano su patrimonio gen¨¦tico. Esta inquietante y nueva fase de una t¨¦cnica que se dio a conocer con el nacimiento de la oveja Dolly en un centro de investigaci¨®n de Edimburgo, hace cuatro a?os, est¨¢ a un paso.
Antinori insiste en que se trata s¨®lo de ayudar a las parejas est¨¦riles. 'La falta absoluta de c¨¦lulas germinales es el requisito indispensable, a nuestro juicio, para proceder a la clonaci¨®n', dice el ginec¨®logo, 'la ¨²ltima frontera para dar al hombre la posibilidad de transmitir sus genes y ser padre. ?sta es la raz¨®n que nos lleva a declarar que los fines de la clonaci¨®n que nos disponemos a realizar son terap¨¦uticos y no gratuitos'. Mirando atentamente a la audiencia, Antinori recalc¨®: 'Los ni?os que nacen de este modo no son fotocopias de su padre, sino individuos con una personalidad propia'.
El Vaticano recibi¨® ayer con un g¨¦lido no comment la propuesta del ginec¨®logo romano. 'No tengo nada que decir', declar¨® ayer Elio Sgreccia, vicepresidente de la Academia Pontificia de la Vida, que aludi¨® inmediatamente a la posici¨®n oficial de la Iglesia sobre el tema de la clonaci¨®n, a la que se ha referido (conden¨¢ndola) en numerosos documentos y en diferentes intervenciones de cardenales, expertos cat¨®licos y hasta del Pont¨ªfice. Tambi¨¦n parece haber optado por el silencio el ¨®rgano oficioso de prensa de la Santa Sede, L'osservatore Romano, lo mismo que la Radio Vaticana.
Ni siquiera los cient¨ªficos brit¨¢nicos, con su proverbial sentido pr¨¢ctico, han acogido bien la propuesta de Antinori. El ginec¨®logo recuerda, sin embargo, que la clonaci¨®n que tanto repugna a la jerarqu¨ªa cat¨®lica (y a no pocos ciudadanos de a pie) est¨¢ te¨®ricamente autorizada en 48 estados de los Estados Unidos y en Israel. 'Y tengo que decir que en Italia tampoco est¨¢ prohibida expresamente por ninguna ley'. Clonar, dice el ginec¨®logo con mayor sentido del espect¨¢culo de toda Italia, no supone m¨¢s riesgo de aborto ni de malformaciones gen¨¦ticas que cualquier otra t¨¦cnica de reproducci¨®n asistida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.