Pl¨¢cido Domingo
El tenor madrile?o, uno de los personajes m¨¢s influyentes de la ¨®pera mundial, demuestra estos d¨ªas, en el Teatro Real, sus dotes en su interpretaci¨®n del wagneriano 'Parsifal'
En su reino no se suele poner el sol. Pero cuando se pone, o se oculta, vienen la lluvia y las corrientes. Es entonces cuando aparece la sombra de su peor enemigo: el catarro. El peor enemigo o el ¨²nico, porque da la impresi¨®n de que no hay nada que pueda con la fortaleza, la vitalidad, el ¨¢nimo, la voz de Pl¨¢cido Domingo y su influencia terrenal. El tenor m¨¢s prol¨ªfico del mundo es mucho m¨¢s que un cantante y mucho m¨¢s que un vendedor de discos.
Quiz¨¢s sea el personaje que m¨¢s poder tiene actualmente en el mundo de la ¨®pera. Y lo ha conseguido con la autoridad que da una mezcla explosiva, la que une calidad musical, una actividad desbordante como director de teatros en ciudades clave: Washington, centro del poder pol¨ªtico, y Los ?ngeles, meca de la industria del espect¨¢culo. Y, sobre todo, con un carisma que le ha hecho plantearse alguna vez ser candidato a la alcald¨ªa de Madrid y, por supuesto, tratar con la misma deferencia al ministro de turno y a las se?oras de la limpieza. Quienes le acompa?an por la calle sufren su don de gentes: algunos han tardado en recorrer 200 metros con ¨¦l un total de 45 minutos.
A pesar de sus compromisos mundiales, que le hacen ofrecer entre 60 y 70 actuaciones al a?o, responde cumplidamente a su cita anual con la ciudad que le vio nacer hace 60 a?os. Est¨¢ estos d¨ªas por Madrid representando Parsifal, la ¨®pera de Richard Wagner que m¨¢s alegr¨ªas le est¨¢ proporcionando en la ¨²ltima etapa de su carrera. Est¨¢ a punto de superar ya en los escenarios las 3.000 representaciones y ya ha grabado m¨¢s de 100 discos, incluidos los de los Tres tenores, que le han hecho de oro. Ha dominado y se ha alejado del repertorio m¨¢s variado. Es el tenor que todo lo puede, desde Mozart hasta Verdi y Puccini, de los franceses al alem¨¢n insuperable: Wagner. Mam¨® la m¨²sica desde la cuna, con sus padres, due?os de una compa?¨ªa de zarzuelas, que emigraron a M¨¦xico cuando ¨¦l ten¨ªa ocho a?os. De Madrid le quedaron los recuerdos en el Retiro, adonde bajaba a jugar. Tambi¨¦n un cierto sentido del rid¨ªculo apegado al pantal¨®n bombacho que le mostr¨® la crueldad de los compa?eros de clase del nuevo pa¨ªs, donde llevaban calzones largos y no hablaban con la zeta. Y pasi¨®n por su equipo: el Real Madrid.
All¨ª, en el distrito federal, estudi¨® piano y poco a poco fue descubri¨¦ndose como cantante al imitar a Jorge Negrete, su ¨ªdolo. Al principio empez¨® como bar¨ªtono, pero los consejos posteriores le fueron elevando el tono hasta conseguir la cuerda de tenor y hacer peque?os papeles. Pero la cosa se pone seria en 1961, cuando canta su primera Tosca. Al a?o siguiente llegaron La boh¨¨me y La traviata. Desde entonces, la cosa fue coser y cantar...
Todo se aceler¨®. Hasta el amor. Se cas¨® por primera vez a los 16 a?os, con una compa?era de conservatorio. De aquella uni¨®n tuvo su primer hijo, Jos¨¦. La cosa duro dos a?os, tiempo en que, para mantener a la familia, el cantante moreno de mirada fija y altura prominente, 1,88, se vio obligado a trabajar de pianista en cabar¨¦s y tugurios de mala vida. Al divorciarse, Pl¨¢cido qued¨® libre tres temporadas, hasta volver a la iglesia del brazo de su actual esposa, la cantante Marta Ornelas, con la que ha tenido dos hijos, Pl¨¢cido y ?lvaro, hoy unos hombretones que le han dado cinco nietos ya y otra por venir.
La familia es su otra pasi¨®n. Y m¨¢s desde que murieron sus padres. As¨ª que uno de sus compromisos es pasar el mayor tiempo libre posible en compa?¨ªa de los suyos. Sobre todo en vacaciones, cuando, dice con ese deje mexicano que le ha quedado de tanto taco y tanto mariachi, 'las pasamos estupendamente'. Van a la playa, juegan al padel, algo que tambi¨¦n comparte con su ¨ªdolo pol¨ªtico, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar; comen bien y ven dos pel¨ªculas todas las noches. Y es que Pl¨¢cido no oculta su amor por el cine, algo a lo que le ayuda su condici¨®n de acad¨¦mico de Hollywood, estado que ha ganado por participar en tres pel¨ªculas.
Pero su afici¨®n por el cine no queda en ser mero espectador. Tambi¨¦n sue?a con un nuevo proyecto que si sale puede dar mucho que hablar. Consiste en hacer El anillo de los nibelungos, de Wagner, con m¨²sica en directo, en teatros, pero con im¨¢genes proyectadas. Para ello ha envuelto a Industrial Light and Magic, la compa?¨ªa de George Lucas. Pero debe encontrar socios y compa?eros de viaje para esas cosas. Por lo pronto, y tras la ¨¦poca de Gerard Mortier como director del Festival de Salzburgo, Pl¨¢cido ha puesto la ca?a en el r¨ªo revuelto y han mordido el anzuelo para colaborar con ¨¦l nombres claves ensalzados por el que ha sido el hombre m¨¢s poderoso del panorama musical en Europa.
Con figuras en los carteles de sus teatros de la costa este y oeste de EE UU, que entre los dos re¨²nen un presupuesto de 11.000 millones de pesetas, se apuntar¨¢ muchos tantos internacionales en los pr¨®ximos a?os. Contar¨¢ con la ayuda de su aparato de propaganda, de su p¨¢gina web -placidodomingo.com- o su revista Bravo Pl¨¢cido, editada por un club de seguidores. Se alejar¨¢ de las grescas que en tiempos mantuvo con personajes como Pavarotti, con quien ya hizo las paces, o Kraus, una espina que lleva clavada en el coraz¨®n, o Karajan, a quien os¨® decirle 'no' alguna vez.
Se cubrir¨¢ con un seguro de vida para que cuando ya no le den m¨¢s las fuerzas para salir al escenario, 'dentro de cinco a?os, calculo', dice, pueda seguir viviendo de la ¨®pera. Entonces dirigir¨¢ orquestas; dar¨¢ clases, descubrir¨¢ nuevos talentos desde su concurso Operalia... Puede que cuando se harte de ser el rey Sol en Am¨¦rica vuelva al dulce retiro de su ciudad natal, donde no dejan de hablar de ¨¦l como futuro responsable del Teatro Real. 'S¨ª, se habla mucho de eso, pero hasta el momento no me han hecho ninguna oferta concreta', avisa.
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