'Tenemos el poder para decidir si vamos a sobrevivir o no'

La Cumbre de R¨ªo de Janeiro de 1992 fue el primer intento serio de afrontar los problemas mundiales del medio ambiente. El secretario general de aquella reuni¨®n, Maurice Strong, empresario canadiense de 72 a?os y subsecretario de la ONU, se convirti¨®, como presidente del Consejo de la Tierra, en el m¨¢ximo guardi¨¢n de la salud del planeta. Esta semana ha asistido a la Conferencia Soria 21, un encuentro para debatir el desarrollo sostenible en la provincia que m¨¢s fielmente ha seguido las recomendaciones de R¨ªo.

Pregunta. ?C¨®mo ha cambiado el mundo desde la Cumbre de R¨ªo?

Respuesta. Ha habido ¨¦xitos, sobre todo en el aspecto tecnol¨®gico. Continuamente se est¨¢n desarrollado t¨¦cnicas muy respetuosas con el entorno. Pero al mismo tiempo, en los problemas lejanos, como el cambio clim¨¢tico, las cosas han empeorado. No hemos hecho la transici¨®n fundamental a un camino de progreso sostenible. Y, de hecho, a pesar de los avances locales, la situaci¨®n global se ha deteriorado.

P. ?Y qui¨¦n tiene la culpa?

R. La mayor¨ªa de los gobiernos no han cumplido todav¨ªa lo que acordaron en R¨ªo. Los pa¨ªses desarrollados, que en general aceptaron los objetivos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, no los van a conseguir. Y eso que estos objetivos eran ya de partida inadecuados y muy modestos. El deterioro medioambiental es como el c¨¢ncer. Es silencioso. Al principio no notas los s¨ªntomas si no prestas mucha atenci¨®n, pero si esperas a que se agraven, ser¨¢ demasiado tarde. Y lo mismo que pasa con el c¨¢ncer de la destrucci¨®n del entorno, que est¨¢ socavando las bases de la vida. Ahora estamos por primera vez a cargo de nuestra propia existencia. Y la pregunta es: '?Seremos lo suficientemente listos para actuar cuando todav¨ªa tenemos tiempo?'. Ahora tenemos, literalmente, el poder para decidir si vamos a sobrevivir o no.

P. ?No ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil comenzar convenciendo a los pa¨ªses m¨¢s ricos y a las empresas m¨¢s importantes?

R. Ya lo he intentado. Fue lo que intent¨¦ en R¨ªo, pero ni los gobiernos ni las empresas actuar¨¢n sin la presi¨®n de la opini¨®n p¨²blica. Incluso aunque quisieran hacer algo, los pol¨ªticos y los empresarios necesitar¨ªan poder demostrar que cuentan con el apoyo de la gente.

P. ?Y no es injusto que los pa¨ªses ricos se hayan desarrollado sin que les importara lo que contaminaban, y ahora se exija austeridad a los dem¨¢s?

R. S¨ª, pero los pa¨ªses en desarrollo no est¨¢n movi¨¦ndose por lo que les dice el Norte, sino porque est¨¢n sufriendo los mismos problemas humanos y econ¨®micos. Estuve hace poco hablando con el primer ministro de China, y se pas¨® una hora entera hablando de medio ambiente. Se quejaba del tiempo que hab¨ªan perdido, y me dec¨ªa : 'Vamos a doblar el n¨²mero de ¨¢rboles en el pa¨ªs. Voy a pasarme personalmente la vida plantando ¨¢rboles'. La ventaja es que ellos aceptan que deben cambiar. Lo malo es que no tienen los recursos para hacerlo. Nuestro futuro depender¨¢ de lo que ellos hagan. Tienen el 75% de la poblaci¨®n mundial, est¨¢n a la cabeza del crecimiento econ¨®mico del planeta. Dentro de poco supondr¨¢n la mitad del producto interior bruto de la Tierra.

P. Las Agendas 21 locales ?est¨¢n pensadas especialmente para estos lugares pobres?

R. No, en absoluto. Hay m¨¢s de 3.000 ciudades en Asia, Am¨¦rica, Europa y ?frica que las han firmado. Una ciudad grande como Osaka ha cambiado realmente. Cuba ha firmado una agenda para todo el pa¨ªs. En mi pa¨ªs, por ejemplo, tambi¨¦n Toronto ha llegado a un acuerdo. Y por eso estoy aqu¨ª, en Soria, porque es toda una provincia la que se ha comprometido con su Agenda 21 local, y eso la convierte en un ejemplo ¨²nico, en un modelo.

P. Si los resultados de R¨ªo no han sido muy esperanzadores, ?qu¨¦ espera de la cumbre de Johanesburgo del a?o que viene?

R. De Johanesburgo tiene que salir un compromiso global para un desarrollo sostenible, que incluya a gobiernos, empresarios, cient¨ªficos y ONG, porque los gobiernos ya no pueden actuar solos. Los gobiernos deben revisar los impuestos para incentivar a las corporaciones y a los individuos a que sean respetuosas con el medio ambiente. Ahora, muchas de sus actuaciones van en la direcci¨®n contraria. Por ejemplo, se gastan casi 700.000 millones de d¨®lares en subvencionar procesos que deterioran el medio ambiente, como ciertas pr¨¢cticas de gesti¨®n del agua, la agricultura, el transporte y la energ¨ªa. Hay que dar m¨¢s opciones a las energ¨ªas alternativas, y hay que movilizar recursos para ayudar a los pa¨ªses en desarrollo.

P. Eso parece trabajo de expertos. ?Qu¨¦ podemos hacer los ciudadanos de a pie?

R. Nuestro mayor problema es la motivaci¨®n. Desde R¨ªo hemos aprendido a entender nuestros problemas. Sabemos qu¨¦ tenemos que hacer, pero no lo hacemos. ?Por qu¨¦? Porque nuestra motivaci¨®n es d¨¦bil. Y la motivaci¨®n es econ¨®mica, pero tambi¨¦n tiene un aspecto ¨¦tico y moral. La Carta de la Tierra se ha elaborado implicando a millones de personas para que se apruebe en 2002. Es una declaraci¨®n de principios ¨¦ticos y espirituales. Creo que Johanesburgo debe elevar la motivaci¨®n, porque sin ella no habr¨¢ actuaciones.