Valencia d¨®nde queda
Tras Pasqual Maragall que advierte que Madrid se va, Ruiz Gallard¨®n que asegura que se queda, Miquel Alberola que asevera que Barcelona ya se fue, me permito advertir aqu¨ª, Valencia d¨®nde queda. La Valencia hist¨®rica y la presente. La que va de las l¨¢pidas medio borradas, que a la entrada de la ciudad desde Mislata, con el cuerno de la abundancia como s¨ªmbolo, atestiguan su romanidad, la de las fragancias de las especias que en las calles alrededor del Mercado Central, nos ofrecen la serenidad y la melancol¨ªa ¨¢rabe, la que nos ofrece su identidad 'Valencia es Alicante, y Mallorca y Barcelona', que dir¨ªa Azor¨ªn, reafirmando los fundamentos de la conquista de Jaume I, y la que proyecta su futuro, d¨®nde queda.
Lamentablemente parece que la bipolaridad a la que tantas veces nos hemos referido en este pa¨ªs, desde el ¨¢mbito econ¨®mico al cultural, pasando por el futbol¨ªstico, y excluido por razones obvias el mar¨ªtimo, da por sentado que tanto una, Madrid, como otra, Barcelona, se van, se quedan, o se fueron, desde una posici¨®n superior, a la que ya debi¨¦ramos acostumbrarnos, incluso no incordiando, el resto de sufridos acompa?antes.
Y dando tambi¨¦n por supuesto que lo importante no es ir, sino d¨®nde ir, y tambi¨¦n c¨®mo llegar, debe ser la propia Valencia, con todas sus voces, la que debe hablar por s¨ª misma, como lo hace en la l¨¢pida conmemorativa que figura en la Real Sociedad de Amigos de Pa¨ªs, con motivo de la Exposici¨®n Regional de 1883, firmando 'Valencia, agradecida', y plantear c¨®mo quiere mostrarse a s¨ª misma, a trav¨¦s de sus realizaciones para los pr¨®ximos a?os, puesto que las inversiones en infraestructuras, tren de alta velocidad, autov¨ªas, puerto, aeropuerto, entre otras, son determinantes de la Valencia del porvenir, y el acierto en su ejecuci¨®n condicionar¨¢ el desarrollo de nuestras posibilidades futuras.
Y Valencia en su Plan Estrat¨¦gico, en el que tuve la satisfacci¨®n de participar, ya habl¨®, defini¨¦ndose como ciudad verde europea, abierta al mar, integradora en lo social y activa culturalmente; capital vertebradora de la Comunidad Valenciana y articuladora del sistema de ciudades europeo y peninsular con el Mediterr¨¢neo, con una elevada posici¨®n competitiva de sus sectores econ¨®micos en el mercado internacional.
As¨ª pues, pocas cuestiones se escapan de este ambicioso plan, si bien, como suele suceder, falta recorrer el largo camino de su realizaci¨®n. Dif¨ªcilmente son discutibles estos ambiciosos objetivos, que abarcan desde el tratamiento de los residuos a la consecuci¨®n del parque de cabecera o central, del balc¨®n al mar a la integraci¨®n de los emigrantes, reafirm¨¢ndose como sociedad multicultural, y manteniendo los signos de identidad colectiva como factor de identificaci¨®n de la sociedad valenciana ante la bipolaridad peninsular Madrid-Barcelona.
A ello puede contribuir una concepci¨®n estrat¨¦gica del Mediterr¨¢neo, puente entre Europa, ?frica y Oriente Medio, que partiendo de la elevada posici¨®n competitiva de los sectores econ¨®micos valencianos en el ¨¢mbito internacional, ejerza su capitalidad, con una descentralizaci¨®n de sus servicios, en atenci¨®n al peso industrial de las diferentes comarcas, potenciando la creaci¨®n de los correspondientes institutos o centros de relaciones internacionales, integrados en su caso, en la red de la Unesco.
Nada de ello es f¨¢cil, pero lo m¨¢s dif¨ªcil, como se hizo, fue enunciarlo. Queda pues, el compromiso de su realizaci¨®n. En aquel momento, instituciones, sindicatos, empresarios, universidades, plasmaron su firma, entendiendo que la ciudad deb¨ªa ponerse en marcha en la direcci¨®n expresada. Hora es pues de enjuiciarlo, y para ello, las jornadas sobre la ciudad para la sociedad del siglo XXI, y Valencia y su futuro, que se desarrollar¨¢n, entre marzo y mayo, con participaci¨®n de destacados especialistas, nos ofrecen una excelente oportunidad.
Alejandro Ma?es es licenciado en Ciencias Econ¨®micas y Derecho.
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