?EEB o TTD?
Mucho se enfad¨® el p¨²blico valenciano (parte abandon¨® el tendido antes de acabar la corrida) porque algo extra?o les pasaba a los toros. ?Encefalopat¨ªa espongiforme bovina (EEB) o Timo taurino descarado (TTD)? Las opiniones sobre la vaina se divid¨ªan aunque se aunaban en culpar a la empresa por meter de matute semejante ruina c¨¢rnica; a la Diputaci¨®n Provincial de Valencia, que es la propietaria del coso, por su sospechoso partidismo con esa empresa cuyo ide¨®logo es el torero valenciano Enrique Ponce y uno de sus socios su propio apoderado; y alpresidente de la corrida, porque ve¨ªa a los toros caerse, deambular como si la acabaran de coger de an¨ªs, y no los devolv¨ªa al corral.
Guardiola / Zotoluco, Carri¨®n, Moreno
Toros de Guardiola Fantoni, anovillados, sin trap¨ªo, escasos de cuerna, impresentables; los tres primeros, borregos e inv¨¢lidos, y los tres ¨²ltimos, como desnortados o drogados. Zotoluco: dos pinchazos y bajonazo (silencio); estocada (silencio). Manolo Carri¨®n: estocada trasera y rueda de peones (petici¨®n y vuelta); pinchazo leve, se sienta el toro, otro pinchazo y se tumba por las buenas (silencio). Jos¨¦ Luis Moreno: estocada (oreja); dos pinchazos, media estocada tendida y descabello (silencio). Plaza de Valencia, 13 de marzo. 4? corrida fallera. Dos tercios de entrada.
La presunta estafa clamaba al cielo y, efectivamente, muchos espectadores, despu¨¦s del esc¨¢ndalo que se arm¨® con la invalidez absoluta o quiz¨¢ la monumental borrachera del sexto toro, al comprobar que el presidente, en una vergonzosa manifestaci¨®n de incompetencia, permit¨ªa que continuase su lidia, se levantaron como un solo hombre y se marcharon diciendo adi¨®s con la manita. Algunos se marcharon haciendo la peseta, pero fueron los menos.
Esta plaza de toros de Valencia la han convertido entre el PP, sus pol¨ªticos, sus diputados y sus compa?eros de viaje en la casa de t¨®came Roque, en el patio de Monipodio, en la finca del t¨ªo Picard¨ªas, aunque todo bajo un orden -no se vaya a creer- para lo cual han dispuesto sus ¨®rganos de control de manera que no controlen nada o se abstengan de controlar lo que no interesa que se controle. Y as¨ª, al mejor y m¨¢s veterano miembro del equipo presidencial, Francisco Quintero, lo han sustituido y a los dos veterinarios de mayor solera, Gerardo Rojo y Gregorio Ortega, los han dejado en la calle.
En estas condiciones, pudieron pasar el reconocimiento los toros de Guardiola y lidiarse sin que ninguno fuera devuelto al corral, pese a que daban el tipo de los novillos, carec¨ªan de trap¨ªo, luc¨ªan unas cabecitas de juguete y se desplomaban. Y luego les cantaba su extra?o temperamento, de tal forma que si contin¨²a vigente el aserto b¨ªblico seg¨²n el cual por sus actos los conocer¨¦is, por lo menos cuatro de ellos, drogadictos.
Menuda estafa de fiesta montaron. Ni la autoridad ni ninguno de los estamentos implicados es inocente: cuantos aceptaron la especie de novillada aquella, quienes la autorizaron haciendo dolosa dejaci¨®n de sus responsabilidades y los que la torearon tambi¨¦n. Hubo momentos en que el p¨²blico protestaba las faenas, ped¨ªa que concluyera la mascarada y, sin embargo, los toreros segu¨ªan pegando pases, o intent¨¢ndolos, por si colaba.
En tanto Zotoluco dio un curso de mediocridad supina, Manolo Carri¨®n y Jos¨¦ Luis Moreno llegaron al abuso. Es lo que suele ocurrir cuando se extralimita la condescendencia. A Manolo Carri¨®n le aclamaron los pases simplemente aseados y hasta un poco insulsos de su reposada faena al inv¨¢lido que hizo segundo, y le pidieron la oreja. A Jos¨¦ Luis Moreno se la dieron tras un trasteo desigual, hecho de tandas templadas y otras sin ajuste, con desarme incluido, al toro atontado con aparente s¨ªndrome de drogadicci¨®n lidiado en tercer lugar. Y cuando uno y otro espadas entraron de nuevo en turno, lejos de tener un m¨ªnimo respeto al p¨²blico y hacerle caso cortando las faenas seg¨²n les ped¨ªan, siguieron reemprendiendo tandas, pegando pases, intercalando adornos, fingiendo temeridades, efectivamente por si colaba.
No col¨®, y hasta hicieron el rid¨ªculo con aquellos alardes frente a unos toros que rodaban por la arena. Al quinto, de Manolo Carri¨®n, de repente le daba por sentarse, acud¨ªa un pe¨®n-gr¨²a a levantarlo tir¨¢ndole del rabo y cuando lo consegu¨ªa, Manolo Carri¨®n se pon¨ªa laboral y pinturero. Tras un pinchazo leve, el toro se sent¨®, y tras otro se tumb¨® cuan largo era.
El sexto padec¨ªa a¨²n peores males y Jos¨¦ Luis Moreno adopt¨® las trazas de su compa?ero antecesor, con lo cual se le herman¨® en el discutible sentido de la dignidad torera. Y fue entonces cuando parte del p¨²blico se puso en pie y dijo ah¨ª os qued¨¢is, saludando con la manita, salvo unos cuantos que prefirieron hacer la peseta.
Finalmente se llevaron los toros a quemar, as¨ª que aqu¨ª paz y despu¨¦s gloria. Los taurinos han pedido que se quemen todos los toros en previsi¨®n de hipot¨¦ticas EEB (y no se haga el test pri¨®nico a ninguno, por si acaso) y el Ministro de Agricultura ha accedido.Claro que el ministro est¨¢ casado con una Domecq Sol¨ªs, copropietaria de la ganader¨ªa Jandilla, famosa por su blandura.
El ministro, la ganadera, el looby de los criadores de toros de lidia; la EEB escondida, por si acaso; el TTD acogido con total impunidad; el PP, que de eso se cuida; los diputados y su favoritismo con el torero; la autoridad que se hace la sueca; el presidente y los veterinarios expulsados por molestos; la plaza centenaria cargada de historia convertida en la finca del t¨ªo Picardias, en el patio de Monipodio, en la casa de t¨®came Roque. Con lo cual alguien se est¨¢ forrando.Y la fiesta, sumida en la miseria.
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