Fiebre en la frontera

Con la intenci¨®n declarada por Londres de sacrificar centenares de miles de animales sanos -las estimaciones var¨ªan entre 300.000 y un mill¨®n-, el brote de fiebre aftosa ya tiene el dudoso honor de poderse equiparar a la peor crisis provocada por esta enfermedad en el Reino Unido, que entre los a?os 1967 y 1968 ya elimin¨® por esta misma causa cerca de medio mill¨®n de reses. Mientras contemplan con preocupaci¨®n el r¨¢pido aumento del n¨²mero de focos en El Reino Unido y, sobre todo, el salto del virus a Francia, los pa¨ªses europeos no se deciden a cerrar sus fronteras al ganado, excepto cuando proviene de los dos pa¨ªses con casos demostrados, pero s¨ª han ido adoptando una serie de medidas m¨¢s o menos fotog¨¦nicas, como la desinfecci¨®n de los zapatos en los aeropuertos y de las ruedas en las carreteras fronterizas.

La eficacia de estas desinfecciones es muy dif¨ªcil de evaluar, aunque al menos debe concederse a las autoridades el beneficio de la duda sobre su oportunidad y conveniencia. Eso s¨ª, una vez que se ha decidido aplicarlas, el m¨ªnimo exigible es que se ejecuten con seriedad, pues no faltan testimonios de pasajeros y conductores que mueven a la duda. Que una manguera sea capaz de eliminar el virus del neum¨¢tico de un cami¨®n puede ser discutible, pero si el chorro ni siquiera llega a la rueda poco queda ya que discutir. Las alfombrillas desinfectantes tampoco suelen alcanzar al par de zapatos que acaso el viajero lleve en la maleta quiz¨¢ para pasear por el campo con mayor comodidad. Que una medida tenga una eficacia modesta no es excusa para convertirla en nula mediante una aplicaci¨®n relajada. De otro modo, no s¨®lo no tranquilizar¨¢, como parece pretenderse, sino que aumentar¨¢ la desconfianza.

Entretanto, las asociaciones agrarias que llevan muchos d¨ªas pidiendo el cierre temporal de fronteras al ganado se han visto ahora reforzadas por instancias pol¨ªticas como el PSOE y la Generalitat catalana. Los argumentos a favor no son desde?ables. Es cierto que el cierre de fronteras no elimina por completo la propagaci¨®n de un virus que puede recorrer decenas de kil¨®metros transportado por el polvo y el viento, y viajar oculto en las ropas y en los veh¨ªculos. Pero no es menos cierto que la principal v¨ªa de transmisi¨®n sigue siendo, como es de sentido com¨²n, la proximidad entre un animal afectado y uno sano. ?sa es la raz¨®n de que Bruselas haya prohibido temporalmente los desplazamientos y concentraciones de ganado en toda la UE, y no s¨®lo en los pa¨ªses con casos demostrados. Pero la prohibici¨®n no cuenta para el transporte a los mataderos, sin que importe si est¨¢n situados a cientos o miles de kil¨®metros, o en otro pa¨ªs al que se pueda acceder por tierra o por mar.