La explosi¨®n de Roses origin¨® una lluvia de metralla en un radio de m¨¢s de 300 metros
El coche bomba estall¨® seis minutos antes de la hora anunciada por la banda terrorista
Presumiblemente, los etarras aparcaron el coche bomba, un Ford Escort azul oscuro robado en Tarbes (Francia) el pasado 14 de febrero, a ¨²ltima hora de la tarde del s¨¢bado, cuando la avenida de la Playa, un ancho vial de m¨¢s de cincuenta metros en el que confluyen grandes hoteles y edificios de apartamentos, registraba mayor actividad.
A los terrorista no les debi¨® costar mucho esfuerzo pasar inadvertidos. Despu¨¦s de conectar el temporizador, se dieron a la fuga y, hacia las 22.30 del s¨¢bado, cuando se encontraban ya en lugar seguro, alertaron de una bomba que deb¨ªa explotar a las 23.00. Llamaron al diario vasco Gara, a la asociaci¨®n de Ayuda en Carretera (DYA) del Pa¨ªs Vasco y a los bomberos de Barcelona. La credibilidad de la amenaza fue absoluta, por lo que los Mossos, avisados por la Ertzaina, iniciaron la r¨¢pida evacuaci¨®n del hotel citado expl¨ªcitamente en las llamadas.
La r¨¢pida actuaci¨®n evit¨® una matanza, seg¨²n los mandos policiales. Se vivieron escenas de nerviosismo y de incredulidad. Algunos de los 200 turistas alojados en el establecimiento ya estaban en cama. La brutal explosi¨®n se produjo 20 minutos despu¨¦s, unos seis minutos antes de lo previsto, y cogi¨® desprotegidos a algunos agentes y viandantes.
Santamar¨ªa tuvo la mala fortuna de recibir el impacto mortal a unos 120 metros del coche bomba, aunque otros agentes m¨¢s pr¨®ximos resultaron indemnes. La onda expansiva irrumpi¨® en calles y ventanas. 'Caminaba por una calleja que est¨¢ a unos 150 metros del hotel y de pronto una especie de gran bocanada de aire me lanz¨® unos tres metros hacia atr¨¢s', relataba ayer un comerciante de la zona.
Llamaradas
La explosi¨®n pudo o¨ªrse en toda la poblaci¨®n. Un pedazo del tubo de escape del veh¨ªculo apareci¨® en la arena de la playa y la hebilla de un cintur¨®n de seguridad cay¨® dos calles m¨¢s abajo. Las llamaradas del autob¨²s de dos pisos y otros dos veh¨ªculos aparcados ante el coche bomba daban un ambiente fantasmag¨®rico a la confusi¨®n. La columna de humo ya era visible a varios kil¨®metros. La bomba dej¨® un inmenso socav¨®n en el asfalto y parti¨® tres palmeras del parterre. La explosi¨®n de uno de los neum¨¢ticos del autob¨²s caus¨® un postrero sobresalto.
La recepci¨®n del hotel parec¨ªa ayer haber sido azotada por un hurac¨¢n. Mailhos Michele, propietario del restaurante Le Cormoran, cercano al atentado relataba que 'el miedo y la estupefacci¨®n' se conjugaban en los momentos inmediatos a la explosi¨®n.
El propietario de la mayor¨ªa de los locales pr¨®ximos al coche bomba, Rafael Rodr¨ªguez, explicaba que muchos de ellos han sufrido da?os considerables, aunque advert¨ªa que, sin duda, el hecho de que muchos de sus arrendatarios no hubieran todav¨ªa empezado la temporada tur¨ªstica contribuy¨® a facilitar la evacuaci¨®n. Pocos de los m¨¢s de un centenar de apartamentos y comercios que han sufrido da?os en puertas, cristales y persianas estaban ocupados. Los propietarios de muchos de estos inmuebles acudieron ayer a visitarlos para comprobar el alcance de los da?os. Varios de ellos pudieron comprobar que los desperfectos causados por la bomba eran considerables, especialmente en balcones y ventanas. Algunos incluso sufrieron importantes grietas en techos y paredes de yeso.
Durante casi toda la jornada, efectivos de los bomberos de la Generalitat trabajaron en el desescombro de los da?os ocasionados en apartamentos y establecimientos p¨²blicos, muchos de los cuales estaban cerrados ya que normalmente s¨®lo abren durante la temporada tur¨ªstica. En muchos casos, la reparaci¨®n de los da?os exigir¨¢ varias semanas de trabajo. La chapa de muchos veh¨ªculos estacionados en la avenida de la Playa y algunas se?ales de tr¨¢fico presentaban perforaciones.
Una nube de curiosos se acercaba ayer al mediod¨ªa al hotel Montecarlo, una vez retirados los cordones de seguridad policial, sin prestar atenci¨®n a un peque?o ramo de rosas rojas depositado en la esquina donde falleci¨® el agente de los Mossos d'Esquadra. La enorme distancia desde ese punto fat¨ªdico hasta el hotel deja constancia de la carga mort¨ªfera de decenas de kilos de dinamita.
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