Marruecos dice que no ha tenido tiempo para estudiar el convenio de migraci¨®n con Espa?a
El primer ministro Yussufi recibi¨® hace cuatro meses la oferta presentada por Fern¨¢ndez-Miranda
Marruecos es, junto con Ecuador y Polonia, uno de los tres pa¨ªses cuya inmigraci¨®n las autoridades espa?olas han decidido primar. Con Quito el acuerdo ya ha sido firmado y con Varsovia est¨¢ previsto rubricar otro a finales de la primavera, pero con Rabat ni siquiera ha empezado a trabajar el grupo negociador cuya creaci¨®n anunciaron el 23 de enero Jaime Mayor y su hom¨®logo marroqu¨ª, Ahmed Midaui. Para intentar activar ese grupo, el delegado para la Extranjer¨ªa, Enrique Fern¨¢ndez-Miranda, tiene previsto viajar de nuevo a Rabat a fin de mes.
Las palabras de Yussufi ponen de relieve hasta qu¨¦ punto su Gobierno no est¨¢ interesado en el ofrecimiento espa?ol. El primer ministro a?adi¨®, sin embargo, que en su momento la propuesta espa?ola 'se considerar¨¢ con mucho inter¨¦s'. 'Estoy seguro de que vamos a encontrar un marco de acuerdo', agreg¨®.
El desinter¨¦s de Rabat se debe, en primer lugar, al temor a que la firma de ese convenio abra la v¨ªa a la expulsi¨®n de entre 30.000 y 50.000 marroqu¨ªes que se encuentran en situaci¨®n irregular y que, como sucedi¨® con los ecuatorianos, podr¨ªan tramitar en los consulados espa?oles en su pa¨ªs el regreso a la Pen¨ªnsula.
El Gobierno marroqu¨ª ha sido parco en comentarios sobre el convenio que Fern¨¢ndez-Miranda puso encima de la mesa, pero algunos representantes de la sociedad civil se han encargado de explicar su punto de vista. De vuelta de una gira por Espa?a, dos sindicalistas, Mohamed Alaui Titna y Mubarek Mutawaakil, declararon a finales de febrero que 'es absurdo que se exija a un marroqu¨ª que ejerce un trabajo en Espa?a que vuelva a su pa¨ªs para poder aspirar despu¨¦s a la hipot¨¦tica recuperaci¨®n del empleo que dej¨®'.
Francia y Holanda intentaron en su d¨ªa poner en marcha experiencias similares con Marruecos y siempre acabaron fracasando, recordaron los sindicalistas de la CDT, una central af¨ªn a los socialistas, y de la UGTM. Si, al final, llega a suscribir el convenio, el Gobierno de Rabat exigir¨¢ que sus ciudadanos no deban, para legalizar su situaci¨®n, hacer un viaje de ida y vuelta.
Yussufi y Midaui tienen, sin embargo, razones con m¨¢s peso para ignorar la oferta espa?ola. Aunque en t¨¦rminos muy vagos, el convenio recalca que Madrid y Rabat mejorar¨¢n su 'coordinaci¨®n en la lucha contra la inmigraci¨®n irregular, el fraude documental y, especialmente, el tr¨¢fico il¨ªcito de seres humanos'. En claro, Marruecos har¨¢ mayores esfuerzos para controlar su costa norte, desde donde zarpan, rumbo a la Pen¨ªnsula, las embarcaciones repletas de emigrantes.
Te¨®ricamente Marruecos pone un gran empe?o en vigilar su zona costera. 'Desplegamos grandes esfuerzos para luchar contra ese fen¨®meno' de la emigraci¨®n clandestina, declaraba Midaui en diciembre ante la C¨¢mara de Consejeros (Senado). 'Movilizamos helic¨®pteros, aviones y hasta 100.000 soldados'. Deseoso de demostrar que no permanece de brazos cruzados, Rabat dio, en febrero, por primera vez, la cifra de los magreb¨ªes y africanos detenidos en el a?o 2000 cuando intentaban salir ilegalmente del pa¨ªs: 9.000 personas.
La realidad es que en un pa¨ªs con una renta per c¨¢pita 14 veces menor que la espa?ola, con un alto ¨ªndice de paro urbano, golpeado hasta hace poco por una prolongada sequ¨ªa y por el que transitan adem¨¢s inmigrantes subsaharianos, cada marroqu¨ª y cada africano que cruza el estrecho de Gibraltar es un problema menos para el Gobierno. De ah¨ª que sus esfuerzos de control sean m¨ªnimos.
Para las autoridades marroqu¨ªes, la culpa de la inmigraci¨®n clandestina la tienen, por un lado, los pa¨ªses de la UE, 'que imponen condiciones dr¨¢sticas para la concesi¨®n de visados' y obligan a las personas a buscar otros cauces para entrar en Europa. De otra parte, las empresas fomentan el fen¨®meno 'para explotar as¨ª una mano de obra barata'.
La soluci¨®n al problema, explicaba Midaui en el Senado, 'no debe ser vista bajo el prisma de la seguridad, sino mediante el fomento del desarrollo econ¨®mico y social' de Marruecos, en el que Europa debe jugar un papel relevante.
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