Raseros
Me asombra el doble rasero que se aplica en el tratamiento de los asuntos pol¨ªticos de actualidad. El criterio cambia con cada pol¨¦mica, adapt¨¢ndose a los intereses de los grupos de presi¨®n. Y esto con la frialdad del que act¨²a conscientemente: admitir inadvertencia supone instalarse en la estupidez.
Un ejemplo de esto lo encontramos en el tratamiento de las noticias sobre gen¨¦tica. Se alza el clamor de la ira ante los alimentos transg¨¦nicos. Se rechazan en virtud de peligros intuidos de los que nadie tiene seguridad, de los que ning¨²n m¨¦dico ha elaborado dict¨¢menes claros, ocultando la finalidad que se esconde detr¨¢s: es una nueva forma de imponer aranceles econ¨®micos, es una mera medida de presi¨®n mercantilista.
En cambio, el criterio cambia totalmente cuando nos enfrentamos con los embriones sobrantes de la fecundaci¨®n in vitro. Ahora se va a permitir su manipulaci¨®n -en Inglaterra ya lo han hecho, en Francia est¨¢n a punto de hacerlo- en virtud de unas pretendidas ventajas de las que tampoco nadie tiene seguridad: la experimentaci¨®n con embriones no reporta beneficios t¨¦cnicos mayores que la experimentaci¨®n con c¨¦lulas madre y ¨¦stas, a cambio, no plantean el m¨¢s m¨ªnimo problema ¨¦tico. Detr¨¢s de esta decisi¨®n est¨¢n las presiones de los lobbys de las empresas farmac¨¦uticas y de los hospitales de vanguardia. Y quiz¨¢ tambi¨¦n la mala conciencia de los que aprobaron la fecundaci¨®n in vitro sin pensar en los embriones sobrantes y que ahora quieren quitarse ese problema de encima.
?Por qu¨¦ rechazar lo transg¨¦nico en alimentos y aceptar lo transg¨¦nico en embriones humanos?
Quiz¨¢ me equivoque, quiz¨¢ el criterio sea el mismo en ambos casos: optimizar el beneficio econ¨®mico inmediato sin reparar en retr¨®grados planteamientos del puritanismo moralista que lleva retrasando el progreso tantos siglos. As¨ª nos va.-
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