El lento desastre de San Salvador
Los esfuerzos para convertir la capital del pa¨ªs enun lugar habitable se han visto frustrados tras los ¨²ltimos se¨ªsmos
Los terremotos ocurridos los meses de enero y febrero derribaron pueblos enteros en varias provincias salvadore?as, pero la capital qued¨® intacta en comparaci¨®n a tales desastres. Sin embargo, San Salvador sufre "de una especie de desastre que se transporta lentamente", seg¨²n asegura su alcalde, H¨¦ctor Silva, quien junto a su consejo de gobierno estudia todas las posibilidades de atender las urgencias y reorientar proyectos de desarrollo estrat¨¦gico de la ciudad
H¨¦ctor Silva, un m¨¦dico apoyado por la coalici¨®n c¨ªvico pol¨ªtica liderada por un ex rebelde del Frente Farabundo Mart¨ª para la Liberaci¨®n Nacinal (FMLN), lleg¨® al poder en 1997 con la promesa de que transformar¨ªa San Salvador, lo har¨ªa saludable, un lugar para vivir y hasta rentable.
Se trataba de resolver el problema de unas 1.400 toneladas diarias de basura que se producen en la capital y sus contornos, para lo cual se inici¨®, desde hace dos a?os, la construcci¨®n del relleno sanitario m¨¢s moderno de Centroam¨¦rica. Adem¨¢s, est¨¢ en camino el ordenamiento y recuperaci¨®n del centro de la ciudad, donde pululan cerca de unos 10.000 vendedores ambulantes en medio de un desorden de tr¨¢fico indescriptible. Sus proyectos estaban teniendo ¨¦xito. Silva fue reelegido para un segundo per¨ªodo en el a?o 2000, pero quiz¨¢s su "sue?o" se vea truncado a consecuencia de los dos terremotos.
Comunidades de alto riesgo
Carolina Recinos, Gerente de Distritos de la Alcald¨ªa de San Salvador, asegura que la capital afronta una situaci¨®n muy delicada, porque de las 237 comunidades marginales con que cuenta, casi la mitad en la actualidad est¨¢n en situaci¨®n de riesgo, de peligro para sus habitantes. "Ten¨ªamos, antes del terremoto, 69 comunidades en alto riego, por encontrarse en quebradas o al pie de pendientes que se pueden desprender. Ahora, despu¨¦s de los terremotos, las comunidades en riesgo crecieron hasta 110. Hay terrenos y aludes agrietados y posibilidad de inundaciones por obstrucci¨®n de los desagues, entre otros problemas", reconoce Recinos, quien agreg¨® que adem¨¢s, existen unas 1.500 familias que residen en edificios que ahora son inhabitables.
En la municipalidad, se registran m¨¢s de 7.000 viviendas totalmente destruidas y 5.250 m¨¢s da?adas, cuyos habitantes se encuentran en calidad de damnificados de los se¨ªsmos. "A todo ello, hay que agregar que calculamos que unas 250.000 personas que quedaron sin casa y sin trabajo en sus comunidades rurales y subrurales en el interior del pa¨ªs podr¨ªan emigrar a San Salvador en busca de auxilio", se?al¨® Recinos, recordando que lo mismo sucedi¨® hace unos 15 a?os despu¨¦s del terremoto de 1986. Tomasa Ch¨¢vez, de unos 60 a?os de edad, es una residente de la comunidad Nuevo Israel, donde habitan unas 2.000 familias pobres, al occidente de San Salvador y a un costado del lujoso barrio San Francisco.
La comunidad est¨¢ ubicada en una quebrada que tiene una de sus laderas construida con casas de adobe y laminas, y con otras de ladrillos. El r¨ªo es un desague de aguas negras. "Yo vivo all¨ª desde 1975, junto con mis cuatro hermanas. Mi padre compr¨® el terrenito y construy¨® la casita en que vivimos. Pero con los terremotos pasados el pared¨®n al pie de nuestra casa amenaz¨® con soterrarnos... Ahora, el invierno nos amenaza con inundarnos...", explica la mujer rodeada de ni?os a los que cuida mientras sus padres van a trabajar. "Ahora estamos viviendo en estas champas de cart¨®n y pl¨¢stico. No pedimos comida y otra cosa que no sea un techo seguro. No queremos m¨¢s los peligros de vivir como en una trampa, por arriba un pared¨®n y por abajo el r¨ªo que se puede desbordar...", reclama la se?ora, y le ruega a Dios que sus nietos puedan en un futuro vivir seguros.
Despu¨¦s del terremoto de 1986, se produjo un cambio sustancial en las viviendas pobres de San Salvador. E 18% de sus habitantes resid¨ªa en mesones o cuarter¨ªas, pero poco a poco ¨¦stos se transformaron en tugurios, en comunidades m¨ªseras que rodean San Salvador y que en la actualidad significan el 35% del total de la poblaci¨®n de la capital, estimada en unos 500.000 habitantes.
"San Salvador ha estado sujeto en los ¨²ltimos 20 a?os a una presi¨®n migratoria por la ruina del campo y por el abandono de los municipios del interior y el norte del pa¨ªs. Se ha creado en la capital una especie de macrocefalia social y econ¨®mica por la inmensa cantidad de servicios e infraestructura econ¨®mica", explic¨® Gerson Mart¨ªnez, un miembro del Consejo Municipal de San Salvador.
Gerson Mart¨ªnez dice que ahora el municipio no es suficiente para atender a tanta gente y poderles proporcionar agua, luz el¨¦ctrica, vivienda, transporte, espacios y empleos. Por esta raz¨®n, ha proliferado la marginalidad, de donde se nutre, por supuesto, la delincuencia, la violencia, la prostituci¨®n y la drogadicci¨®n.
"En los anteriores terremotos de 1965 y 1986, los Gobiernos que se sucedieron fueron miopes pol¨ªticamente e insensibles con la sociedad, como lo est¨¢ haciendo el actual. No atendieron correctamente la emergencia y perpetuaron la provisionalidad, y con ello crecieron los tugurios. A gente que antes no ten¨ªa techo seguro, se han sumado los que perdieron sus viviendas en enero y febrero pasado", explica Mart¨ªnez. "En cualquier parte del mundo, cuando hay que sacar a la capital del pa¨ªs adelante, el Gobierno nacional se responsabiliza, pero aqu¨ª ha sucedido todo lo contrario. San Salvador no ha recibido ni medio centavo para la reconstrucci¨®n de parte del Gobierno central, aunque tenemos 28.000 damnificados. Y ello se debe a la miop¨ªa pol¨ªtica del actual Ejecutivo, s¨®lo por el hecho de que quienes gobernamos la capital no pertenecemos al partido del gobierno nacional", acot¨® Mart¨ªnez.
El monto que se necesita para la urgencia de atender a los damnificados y las comunidades marginales en riesgo ante posibles desastres a causa de las lluvias es de unos 10 millones de d¨®lares, seg¨²n el alcalde Silva, quien aclar¨® que para ello recurrir¨¢n a un pr¨¦stamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Este oprganismo hab¨ªa ofrecido el dinero para el desarrollo de comunidades pobres, pero ahora ser¨¢ reorientado para la reconstrucci¨®n tras los se¨ªsmos. Los terremotos de enero y febrero ocasionaron 1.149 muertos, 8.056 heridos y 1,5 millones de habitantes damnificados; m¨¢s de 300.000 viviendas quedaron destruidas o da?adas.
Cambios en el relieve
Los terremotos en El Salvador han causado cambios dram¨¢ticos en el territorio. La destrucci¨®n masiva de viviendas en las provincias de San Vicente, Cuscatl¨¢n, Usulut¨¢n y La Paz est¨¢ obligando al Estado a acelerar "un Plan nacional de ordenamiento y desarrollo territorial" que estaba pr¨¢cticamente abandonado. "La destrucci¨®n de viviendas, los cambios de relieve en zonas, la desviaci¨®n de r¨ªos y nuevas ¨¢reas con su vulnerabilidad agudizada, nos obliga a actuar en diferentes plazos: inmediato, mediano y a largo", explica el Viceministro de Vivienda y Desarrollo Urbano salvadore?o, C¨¦sar Alvarado. Alvarado indic¨® que en la prsente fase de emergencia el gobierno se ha trazado la construcci¨®n de 175.000 viviendas temporales, de urgencia, ante la inminente llegada del per¨ªodo lluvioso, que comenzar¨¢ el pr¨®ximo mes de mayo, pero que podr¨ªa adelantarse como en otros a?os. "Luego de las lluvias, partiendo de esas mismas viviendas temporales, se comenzar¨ªa la construcci¨®n de viviendas permanentes, muchas de estas en otras ¨¢reas y no en las destruidas", aclar¨® el ministro. El gobierno salvadore?o obtuvo en una reciente reuni¨®n del llamado Grupo Consultivo de Madrid un compromiso por la cantidad de 1.300 millones de d¨®lares en donaciones y pr¨¦stamos para la reconstrucci¨®n del pa¨ªs despu¨¦s de los devastadores terremotos. El compromiso gubernamental se encamina ahora a "construir un nuevo pa¨ªs, con la participaci¨®n de todos los sectores nacionales y que apunte al desarrollo nacional, as¨ª como colocarle l¨ªmite a la vulnerabilidad", seg¨²n expres¨® finalmente Alvarado.
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