Las multinacionales retiran los alimentos transg¨¦nicos de Espa?a
El rechazo de los consumidores obliga a las empresas a sustituir los ingredientes alterados
Espa?a habilit¨® dos laboratorios y aument¨® los controles para inspeccionar lo que se preve¨ªa como una avalancha de comida transg¨¦nica a partir de 1998, cuando la Uni¨®n Europea autoriz¨® el uso de ma¨ªz y soja gen¨¦ticamente modificados en la alimentaci¨®n humana siempre que se advirtiera en la etiqueta. No hubo tal. Un a?o despu¨¦s, el mercado espa?ol presentaba una oferta m¨ªnima de comida trans. Entre ella, las galletas Oreo y Artiach y las sopas Campbell's. Dos a?os y medio despu¨¦s, han desaparecido del mercado.
El rechazo de los europeos a los alimentos gen¨¦ticamente manipulados llev¨® a algunas firmas, como Marks&Spencer, a retirarlas de sus supermercados. Otras, como Gallina Blanca o Nestl¨¦, proclamaron su intenci¨®n de prescindir de los transg¨¦nicos. El grupo Nabisco y otros de menor presencia en el mercado optaron por mantenerlos. El comprador espa?ol de galletas de esta firma pod¨ªa leer en la composici¨®n: 'Az¨²car, harina de trigo, grasa vegetal parcialmente hidrogenada, almid¨®n de ma¨ªz modificado gen¨¦ticamente, dextrosa, lactosuero, lim¨®n en polvo, emulgente, huevo en polvo, gasificantes, aroma y colorantes'. Ahora se lee lo mismo a excepci¨®n del ingrediente transg¨¦nico, que ha sido sustituido por 'almid¨®n de trigo'.
Comprobaciones
Sanidad habilit¨® dos laboratorios en Madrid, uno en Barajas y otro en el Centro Nacional de Alimentaci¨®n, dependiente del Instituto Carlos III, para analizar la composici¨®n de los alimentos transg¨¦nicos y comprobar si se ajustaban a la ley. Estas instalaciones apenas han sido usadas. 'Esper¨¢bamos un aluvi¨®n', comenta el subdirector de Salud P¨²blica y Consumo, Ignaci¨®n Arranz, 'y ha resultado lo contrario'.
As¨ª lo confirman la Federaci¨®n de Industrias de Alimentaci¨®n y Bebidas (FIAB) y la Asociaci¨®n de Caldos y Sopas, un sector de uso frecuente de almid¨®n y harina de ma¨ªz. Agust¨ªn Roque, secretario de esta asociaci¨®n, lamenta la retirada de los transg¨¦nicos, porque, entre otras razones, 'le ven¨ªan muy bien a los enfermos celiacos [que no pueden consumir gluten]'. 'Qu¨¦ s¨¦ le va a hacer, el mercado manda, y el espa?ol no quiere transg¨¦nicos', comenta.
El grupo Nabisco lanz¨® simult¨¢neamente partidas de galletas Oreo con ingredientes gen¨¦ticamente modificados y otra partida igual con ingredientes tradicionales. La primera fracas¨® y la segunda continu¨® con la alta aceptaci¨®n que este producto tiene en el mercado espa?ol. Fuentes de la empresa aseguran que tomaron nota, y ahora resulta pr¨¢cticamente imposible encontrar alimentos con la cadena gen¨¦tica manipulada en los comercios espa?oles. Al menos nada de ello consta en las etiquetas. ?Son fiables? El subdirector de Salud P¨²blica y Consumo contesta con un s¨ª rotundo. 'Llevamos una vigilancia estricta. Y realizamos muestras al azar frecuentemente. En el ¨²ltimo a?o s¨®lo hemos encontrado dos productos que s¨ª llevaban transg¨¦nicos y no lo reconoc¨ªa', comenta. ?Fueron sancionados estos fabricantes? 'No podemos responder a eso', a?ade Ignacio Arranz, 'porque la capacidad sancionadora corresponde a las comunidades aut¨®nomas'.
Una portavoz de FIAB a?ade que ninguna firma importante se arriesga a falsear el etiquetado, por el 'previsible castigo de los consumidores' y tambi¨¦n porque 'la misma competencia vigila el sector'.
La Uni¨®n Europea ha edurecido recientemente la normativa. Ya no basta con anunciar los ingredientes transg¨¦nicos. Tambi¨¦n se ha de informar al consumidor de que ninguno de los componentes del alimento proviene de otros que s¨ª lo fueron.
Sin embargo, algunos consumidores pueden extra?arse al encontrar en el supermercado alimentos en cuya etiqueta se especifica 'patata modificada', como es el caso de la sopa Vichysoisse de Gallina Blanca, o el 'almid¨®n modificado' en las natillas instant¨¢neas y las mousses de Royal, o tambi¨¦n en las cinco variedades de sopa preparada de la marca Tallo Verde o en el pur¨¦ de hortalizas y el pollo con fideos de Knorr.
Confusi¨®n
No son trang¨¦nicos. El Instituto Nacional de Consumo advierte que en ning¨²n caso deben confundirse con los alimentos manipulados gen¨¦ticamente. Neus Cotonat, de Gallina Blanca, aclara que utilizan almid¨®n de patata modificado por medios qu¨ªmicos, una pr¨¢ctica permitida en Espa?a desde 1960. 'No utilizamos transg¨¦nicos. Nuestros estudios de mercado as¨ª lo aconsejaron. Los consumidores no los quieren y Gallina Blanca vive del consumidor'.
Enrique Roque explica que la mol¨¦cula del almid¨®n es demasiado grande para que pueda ser digerida por el organismo humano. Por esta raz¨®n tienen que dividirla mediante procesos qu¨ªmicos que act¨²an sobre las enzimas. 'Sabemos que esta formulaci¨®n puede crear recelos en el consumidor. En Francia, muchos clientes cre¨ªan que el t¨¦rmino modificado equival¨ªa a transg¨¦nico. La industria se uni¨® y acab¨® con el problema. Sustituyeron transformado por modificado. En Espa?a habr¨ªa que hacer lo mismo', comenta el secretario de la Asociaci¨®n de Sopas.
L¨ªderes en cultivos
Aunque el rechazo del mercado ha llevado a las empresas de alimentaci¨®n a retirar los productos transg¨¦nicos, Espa?a sigue siendo un pa¨ªs l¨ªder en la Uni¨®n Europea en el cultivo de semillas gen¨¦ticamente modificadas. Un total de 400.000 hect¨¢reas experimentan con cereales, hortalizas y leguminosas, aunque productores de Arag¨®n, una comunidad pionera, el Pa¨ªs Vasco y Navarra apuntan que se trata de una actividad a la baja. Los expertos consultados creen que la producci¨®n espa?ola se destina a la exportaci¨®n y, muy especialmente, a la alimentaci¨®n de los animales, ya que el pienso no exige aclaraciones en el etiquetado. Ecologistas en Acci¨®n y Greenpeace denuncian que las condiciones clim¨¢ticas de Espa?a atraen a las dos multinacionales que controlan el mercado mundial de los transg¨¦nicos -Novartis y Monsanto- para investigar con nuevos productos mutantes, y que el cultivo cruzado entre transg¨¦nicos y tradicionales supone un factor de riesgo. Los interrogantes sobre esta t¨¦cnica y sus efectos a corto y largo plazo han aumentado el recelo de muchos consumidores, desconocedores de qu¨¦ puede ocurrir cuando a un organismo vivo se le implantan restos de ADN de otro ser vivo incluso entre especies distintas; por ejemplo, de un pez a un tomate, o de un animal a una planta. La respuesta de la comunidad cient¨ªfica no es un¨¢nime. Defensores y detractores argumentan con igual convencimiento, aunque la constataci¨®n de que puede alterar el sistema inmunol¨®gico ha influido en el rechazo de los ciudadanos.
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