Pupitres
Dice Inaxio Oliveri, citando a Jack Lang, que 'la violencia en la escuela es una consecuencia de lo que ocurre en la sociedad'. La afirmaci¨®n parece tan de perogrullo y es tan socorridamente acorde con cierto dogma sociologista, que el simple intento de cuestionarla puede parecer un desprop¨®sito. Es, adem¨¢s, una de esas verdades consoladoras a las que viene bien agarrarse porque nos libera de un exceso de responsabilidad. Si lo que ocurre tiene su origen en otro sitio, que a su vez tendr¨¢ origen en otro sitio, siempre podremos traspasar el remedio a otras instancias y quedarnos tan anchos. Hemos sustituido a Dios infinito por el Infinito dios, y ¨¦ste tiene la ventaja sobre el anterior de que, aunque no siempre premie, castigar, desde luego, no castiga nunca. Lo conocemos y adoramos bien en nuestro pa¨ªs, en el que todo lo que ocurre mira siempre a otra parte, al Conflicto sempiterno, que es el nido del Infinito gest¨¢ndose a s¨ª mismo siempre inacabable. Si lo que ocurre en la escuela es consecuencia de lo que ocurre en la sociedad, lo que ocurre en ¨¦sta es consecuencia de... El conflicto es principio y fin, es raz¨®n y dador de vida. Ser vasco hoy significa creer en el Conflicto, porque la sociedad vasca es el Conflicto.
Yo no s¨¦ si Jack Lang se qued¨® tan ancho al soltar esa perogrullada, pero es posible que con ella quisiera explicar las limitaciones de la escuela para poner remedio a la violencia que se da en las aulas. La escuela no ser¨ªa gestora, sino receptora de una violencia que le ser¨ªa ajena y que tendr¨ªa que corregir, tarea ante la que se ver¨ªa impotente. Ya ser¨ªa discutible afirmar que la escuela no genera violencia. La ha generado siempre, como todo colectivo humano, sin que sea ¨¦ste lugar para discutir los modos y las causas de su producci¨®n. Pero es cierto que algunas de las manifestaciones extremas de violencia que se dan hoy en las escuelas tienen su origen o su inspiraci¨®n fuera de ellas. Es, seguramente, a ese tipo de violencia al que se refer¨ªa Jack Lang al ofrecernos esa explicaci¨®n consoladora. ?Vale tambi¨¦n ¨¦sta para nuestra violencia escolar para que Inaxio Oliveri se aferre tan apresuradamente a ella?
Es muy posible que con su explicaci¨®n Jack Lang no estuviera saliendo al paso de una sospecha que la sociedad francesa le estuviera formulando con estas palabras: 'la violencia en la sociedad es una consecuencia de lo que ocurre en las aulas'. Sin embargo, esta sospecha s¨ª se da entre nosotros, y es a la que Inaxio Oliveri est¨¢ intentando responder con la oportuna inversi¨®n que le ofrece Jack Lang. Y esa respuesta no sirve, porque diluye el problema en una violencia gen¨¦rica, cuando sabemos muy bien el tipo de violencia que nos preocupa y cu¨¢l es su nombre. Hablamos de terrorismo, se?or Oliveri, y las relaciones entre este tipo de violencia y la escuela vasca no son tan simples, ni tan consoladoras, como la explicaci¨®n que nos suministra Jack Lang. La escuela vasca no es un reflejo ni una consecuencia de lo que ocurre en la sociedad. La escuela vasca es un objetivo y un instrumento del terror. Es un elemento importante para su reproducci¨®n.
La historia viene de lejos y no es cuesti¨®n de responsabilizarle a usted, se?or Oliveri, del problema. Las responsabilidades son m¨²ltiples, y s¨®lo si la modific¨¢ramos podr¨ªa sernos v¨¢lida la afirmaci¨®n de Jack Lang: la permisividad de la escuela vasca ante el terror es una consecuencia de la permisividad de la sociedad vasca hacia ese desastre. Porque permisividad la ha habido y la hay en la escuela vasca, que se ha sentido, en el mejor de los casos, inerme y desamparada por las propias instituciones para hacer frente a la agresi¨®n de que era objeto. Una agresi¨®n planificada para convertir las escuelas en centros de adoctrinamiento y reclutamiento.
La escuela vasca ha sido desideologizada en las aulas, desprovista de ideolog¨ªa democr¨¢tica, e ideologizada en sus m¨¢rgenes. Vaciada de una de sus funciones, cual es la formaci¨®n de los alumnos en los principios democr¨¢ticos que rigen nuestra sociedad -y hablo de formaci¨®n en el aula-, se ha compensado ese vac¨ªo con una parodia extraescolar que ha dejado a un alumnado sin formaci¨®n alguna en manos de agitadores al servicio de una ideolog¨ªa antidemocr¨¢tica. Su historia es la del desorden permanente para cazar en r¨ªo revuelto, sin que las instituciones hayan arbitrado medida alguna para ponerle remedio. Si es consecuencia de alguna sociedad esta escuela vendida, se?or Oliveri, ?de qu¨¦ sociedad estar¨ªamos hablando?
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