Jiang Zemin, entre dos fuegos
El presidente chino se enfrenta a la crisis del avi¨®n esp¨ªa atrapado entre la presi¨®n de su Ej¨¦rcito y los intereses comerciales
Deb¨ªa de ser un poco ingenuo el nuevo equipo presidencial estadounidense si confiaba en que Pek¨ªn cediese sin vacilar a sus exigencias de que le devolviera inmediatamente el avi¨®n esp¨ªa EP-3 y a su tripulaci¨®n, inmovilizados en la isla de Hainan desde el choque ocurrido el 1 de abril con dos cazas chinos. En esta crisis, desde el primer momento, China ha adoptado una posici¨®n dura. En su propia opini¨®n, China es 'v¨ªctima' de una violaci¨®n de su soberan¨ªa y, por consiguiente, desea que Washington lo reconozca y le presente disculpas.
Esta inflexibilidad, desde luego, tiene un fuerte coste diplom¨¢tico en la relaci¨®n chino-norteamericana, pero el margen de maniobra del presidente chino Jiang Zemin no le permit¨ªa reaccionar de otra forma porque est¨¢ sufriendo una doble presi¨®n interna. La primera es la de los jefes del Ej¨¦rcito Popular de Liberaci¨®n (EPL), que tiene relaciones dif¨ªciles con el n¨²mero uno del r¨¦gimen; ¨¦ste siempre ha desconfiado del entorno militar, medio del que no procede Jiang Zemin.
Los halcones del EPL, ya decepcionados por el enfoque pragm¨¢tico asumido por el poder civil en relaci¨®n con Taiwan -a pesar de la elecci¨®n, hace un a?o, de un presidente insular de sensibilidad independentista-, est¨¢n furiosos por la deserci¨®n reciente de uno de los suyos, el coronel Xu Junping, que se ha pasado al bando norteamericano.
En este contexto de frustraciones acumuladas, el incidente del avi¨®n esp¨ªa EP-3 ha sido una suerte inesperada. El ELP se ha encontrado de pronto con la ocasi¨®n de saciar su sed de venganza contra una potencia norteamericana cada vez m¨¢s detestada porque se opone a sus ambiciones sobre Taiwan y el mar de China meridional.
A esta presi¨®n del ELP se ha a?adido el papel de la calle. La opini¨®n p¨²blica china sigue muy afectada por el bombardeo de la embajada de Pek¨ªn en Belgrado durante las incursiones de la OTAN sobre Serbia en la primavera de 1999. En su momento, el Gobierno fue criticado, sobre todo en los medios estudiantiles, por haber reaccionado con poca dureza ante tama?a ofensa a la dignidad nacional. En un pa¨ªs en el que la cultura de la fachada gobierna las relaciones en la sociedad, una nueva postura de debilidad en la crisis del avi¨®n esp¨ªa de Hainan habr¨ªa acabado de arruinar la legitimidad de un poder ya manchado por la corrupci¨®n y el aumento de las desigualdades sociales.
Esta doble presi¨®n interna es a¨²n m¨¢s importante si cabe porque la direcci¨®n suprema del Partido se dispone a vivir, en el oto?o de 2002, un relevo generacional. Jiang Zemin (74 a?os) debe pasar la antorcha del poder -la secretar¨ªa general del Partido y la presidencia del Estado- a Hu Jintao (58 a?os). En una situaci¨®n social que se anuncia tensa, con la profundizaci¨®n de las reformas econ¨®micas, el nuevo equipo corre el riesgo de parecer fr¨¢gil, y Jiang Zemin se esfuerza por asegurarle el m¨¢ximo n¨²mero posible de apoyos. Porque ¨¦l mismo, a partir de 2002, se instalar¨¢ en el puesto de emperador reinante tras las cortinas, desprovisto de poder formal pero dispuesto a ejercer su magisterio moral, como hizo Deng Xiaoping en la ¨²ltima ¨¦poca de su vida. Para ello, el ¨²nico mandato que tiene intenci¨®n de conservar es la presidencia de la Comisi¨®n Militar Central (CMC), la autoridad pol¨ªtica de la que depende el EPL. En esta perspectiva, necesita cultivar la lealtad de los militares, con la que no cuenta de forma autom¨¢tica.
La intransigencia de Pek¨ªn en el caso del avi¨®n de Hainan no se puede comprender m¨¢s que en este contexto interno. Pero esta postura de rigidez no puede durar mucho tiempo. Es m¨¢s una operaci¨®n t¨¢ctica que una estrategia de ruptura. Jiang Zemin sabe, como corresponde, que no puede ir muy lejos en el reto lanzado a Washington, y por eso juega la baza del nacionalismo con relativa prudencia. Una crisis prolongada tendr¨ªa el riesgo de dificultar el proceso de reforma econ¨®mica en China. Y podr¨ªa ser peligrosa para el plan estrat¨¦gico si el lobby anti-chino en Estados Unidos encontrara de esa forma el argumento para impulsar las ventas de armas a Taiwan o la puesta en marcha del escudo antimisiles; una pesadilla para Pek¨ªn.
Asentar la legitimidad nacional del Partido y, al mismo tiempo, no romper con Washington son las dos exigencias que delimitan la salida de la crisis de Hainan.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.