Los artistas almuerzan en Sintel

'Estoy aqu¨ª porque estas personas se merecen todo, su situaci¨®n tendr¨ªa que ser un esc¨¢ndalo p¨²blico'. Esta vehemente declaraci¨®n del escritor Jos¨¦ Luis Sampedro sintetiza el sentir de los asistentes a la comida que ayer ofrecieron los trabajadores de Sintel a las personas del mundo de las letras y del espect¨¢culo que desde un principio les han apoyado en su lucha.

Reunidos en torno a un buen estofado de ternera, regado con vino, y rodeados de amigos, los 1.500 trabajadores de Sintel olvidaron por un momento las nefastas condiciones en las que malviven desde hace 70 d¨ªas en la Castellana. Muchos fueron los que se acercaron a animar a los acampados: m¨²sicos, cantautores, escritores y actores como Juan Diego, Paco Valladares, Francisco Merino, ?ngel Pardo y Jos¨¦ Luis Pellicena, entre otros. El cantautor Ismael Serrano ameniz¨® la tarde a todos los presentes con canciones como Pap¨¢, cu¨¦ntame otra vez. Y tambi¨¦n el cantante de boleros Alberto P¨¦rez.

Los compromisos hicieron que fallaran otros, pero no faltaron los telegramas de adhesi¨®n y aliento desde todos los rincones de Espa?a. Fernando Savater, fil¨®sofo y escritor, les envi¨® un telegrama en el que se disculpaba por no poder abandonar el Pa¨ªs Vasco en estos momentos: 'Me hubiera gustado mucho estar con vosotros; os mando toda mi indignada solidaridad', dec¨ªa la misiva de Savater.

Jos¨¦ Antonio Labordeta, cantautor y diputado por la Chunta Aragonesista, les coment¨® por escrito la sensaci¨®n que da ahora ver 'junto a los ejecutivos de maleta en mano, corbata y prisas en el est¨®mago, la otra cara de la Espa?a que no va bien'.

La comida anim¨® las horas muertas del campamento, que, con el tiempo, empieza a adquirir alg¨²n toque t¨ªpico de cada regi¨®n. Las fachadas de alguna chabola de la parte que ocupa Andaluc¨ªa y Extremadura se adornan con macetas de adelfas y margaritas. Tambi¨¦n est¨¢n preparando una gran fiesta andaluza para el 28 de abril.

Las vacaciones de Semana Santa tambi¨¦n han puesto su granito de arena para animar un poco el tedio del d¨ªa a d¨ªa. Aprovechando los d¨ªas libres, los tres hijos y la mujer de Jos¨¦ C¨®rdoba han dejado su domicilio en M¨¢laga para vivir en una chabola de unos 16 metros cuadrados. Jos¨¦ explica c¨®mo, al principio, habitaba en una tienda de campa?a, pero la lluvia hizo que tuviera que construirse una chabola con materiales que encontr¨® en los contenedores. 'Es duro, da mucha verg¨¹enza venir con los trozos de madera al hombro, pero luego te acostumbras y da lo mismo'. Ahora ense?a orgulloso un armario que ha construido en un rinc¨®n con cuatro tablas y donde guarda los abrigos de su familia. Miriam, su mujer, no se explica c¨®mo han podido llegar a esta forma de vida. 'Pero al menos aqu¨ª comemos, si volvemos a casa, seguramente no tendremos nada que echarnos a la boca'.