El nuevo presidente deber¨¢ acabar con la corrupci¨®n y reactivar una econom¨ªa hundida
La 'era Fujimori' ha minado las instituciones y destruido la credibilidad de los pol¨ªticos peruanos
Analistas, empresas encuestadores y ciudadanos en general han puesto de manifiesto a lo largo de la campa?a electoral el escepticismo y la enorme desconfianza de la sociedad peruana en su clase dirigente. La forma en que se desmoron¨® el r¨¦gimen de Fujimori y la amplia la red de corrupci¨®n tejida por su asesor y jefe del servicio de inteligencia, Vladimiro Montesinos, supuso un dur¨ªsimo golpe para la credibilidad de los pol¨ªticos, de la que ning¨²n partido se ha recuperado plenamente. A ojos de la opini¨®n p¨²blica, nadie est¨¢ hoy libre de sospecha.
El alto porcentaje de indecisos y de quienes confiesan que no conf¨ªan en ninguno de los candidatos en estas elecciones abona la tesis de aquellos que propon¨ªan, sin ¨¦xito, un mandato m¨¢s largo para el Gobierno provisional, que se ha caracterizado por su eminente car¨¢cter t¨¦cnico y por actuar al margen de las rivalidades partidistas.
El Ej¨¦rcito y el poder judicial, que en la ¨²ltima d¨¦cada fueron utilizados con fines abiertamente antidemocr¨¢ticos, reclaman una urgente y profunda transformaci¨®n. No pueden repetirse escenas como las que han sido difundidas en v¨ªsperas de las elecciones en varios v¨ªdeos, en los que se ve a m¨¢s de cuatrocientos oficiales de las Fuerzas Armadas reunidos en un acto solemne, desde coroneles a generales y almirantes, para firmar hace apenas dos a?os un compromiso de lealtad y sumisi¨®n al golpismo y a la impunidad para las violaciones de derechos humanos. Por 'prudencia y responsabilidad', el Gobierno provisional ha ratificado en sus puestos a los actuales comandantes en jefe, que estamparon su firma en aquel documento. Pero ha quedado de manifiesto que un Gobierno democr¨¢tico no puede ni debe confiar en unos mandos militares, y no s¨®lo la c¨²pula, que hasta fecha reciente rend¨ªan pleites¨ªa al hoy fugitivo Montesinos.
El Gobierno de transici¨®n ha dejado sin efecto aquellas medidas que permit¨ªan la injerencia del poder oculto en la judicatura, ha destituido a los m¨¢s connotados peones del ex jefe de inteligencia en el poder judicial y ha restituido a los magistrados del Tribunal Constitucional que fueron destituidos arbitrariamente por Fujimori. Pero queda mucho por hacer en el terreno de la justicia, empezando por los vocales de la Corte Suprema y siguiendo por la aprobaci¨®n de una Constituci¨®n democr¨¢tica.
El nuevo presidente heredar¨¢ una situaci¨®n econ¨®mica que se ha convertido en poco menos que inmanejable a partir de que Fujimori decidiera presentarse a una segunda reelecci¨®n. En el terreno econ¨®mico han sido dos a?os perdidos. Ah¨ª est¨¢n las consecuencias: recesi¨®n (variaci¨®n del PIB del -2,1% en el primer bimestre), dos millones de desempleados (8%) y 11,2 millones de subempleados (43%), 14,1 millones de pobres (54,1%) y una deuda externa equivalente a 3,6 billones de pesetas.
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