Sentimientos
En el Ateneo de Sevilla, Jacobo Cortines ha presentado un magn¨ªfico estudio cient¨ªfico de Carlos Castilla del Pino titulado Teor¨ªa de los sentimientos; y lo present¨® tan atractivo que -aunque el nombre del autor ya hubiera sido garant¨ªa suficiente- muchos de los presentes salimos con prisa por leerlo. Estos d¨ªas tan exuberantes de emociones son muy apropiados para enterarnos de lo que hierve a nuestro alrededor y en nuestros cimientos; si adem¨¢s nos hablan de temas como el amor, el odio y la envidia, qu¨¦ m¨¢s podemos pedir.
Si no me he enterado mal, los objetos de nuestra realidad, las cosas, los animales y las personas, nos provocan sentimientos de aceptaci¨®n o rechazo, de amor u odio, de tristeza o de j¨²bilo, y todos nos transforman y nos alteran de arriba a abajo, por dentro y por fuera, para bien y para mal. Muchos de esos sentimientos los exteriorizamos sin el menor problema, otros con toda intenci¨®n, aunque sean falsos y aunque a veces nos traicione el verdadero sentir aflorando en la expresi¨®n o en la salud sin que podamos evitarlo; pero el mayor control es el que ejercemos para encerrar lo m¨¢s herm¨¦ticamente posible los sentimientos que pueden da?ar nuestra identidad, tales como el odio y la venganza.
Seg¨²n el profesor Castilla del Pino, son las personas felices y satisfechas de s¨ª mismas quienes est¨¢n libres de odio. Pero tambi¨¦n a?ade que se puede aprender a odiar, por ejemplo para conseguir integrarse en un grupo, como puede ocurrir desde el colegio hasta en la pol¨ªtica, y entonces ya son menos los que se salvan. Un odio que, para colmo, parece ser que no tiene fin. Tal como explica que ocurre con la envidia: cuando se cae en ella se incrusta como un tatuaje y por la misma raz¨®n: porque no podemos aceptarnos. Lo m¨¢s curioso es que el motivo de envidia no es el objeto o la cualidad que se desea poseer, sino la persona que lo posee y por haber sido capaz de lograrlo.
Poco sitio queda ya para el amor, en el papel y en nuestros sentimientos, tan llenos como est¨¢n de miedos, de carencias y de desafectos. As¨ª andan las cosas. Si sobrevivimos a tanta deficiencia quiz¨¢ sea porque solemos dejar abierto un resquicio para el humor y las risas.
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