Triunfo serio de Espartaco
Parec¨ªa que El Juli era el encargado de orear la habitaci¨®n y de sacudir las alfombras despu¨¦s de un sue?o espeso, y as¨ª lo hizo, con un capote con el que desgran¨® una teor¨ªa de dos largas cambiadas de rodillas, ver¨®nicas y buena media al recibir y en un quite por caleserinas. Simulada la suerte de varas, las banderillas fueron m¨¢s alegres que reposadas, incluyendo un fallo que atraves¨® el aire.
Muleta en mano, la cosa afloj¨®, ya que el toro complicaba la arrancada con cabeceos y derrotes que deb¨ªa empapar el torero. Cuando, tras tres series por ambos lados, lo consigui¨®, el toro se vino abajo y se neg¨® a presentar batalla. Quedaron los efectos especiales que dieron lugar a una oreja de poco peso.
Parlad¨¦ / Espartaco, Conde, Juli
Toros de Parlad¨¦, terciados, c¨®modos de cabeza, con tendencia a rajarse los tres primeros y deslucidos 5? y 6?. Al 4? , que se emple¨® con gran fijeza, se le dio la vuelta al ruedo. Juan Antonio Ruiz Espartaco: estocada atravesada que sale, descabello (silencio); estocada algo trasera y desprendida (dos orejas y rabo). Javier Conde: dos pinchazos, estocada baja (vuelta al ruedo); media atravesada, tres descabellos (ovaci¨®n y saludos con algunos pitos). Juli¨¢n L¨®pez El Juli: dos pinchazos, estocada trasera y ca¨ªda (oreja); pinchazo, estocada honda trasera ca¨ªda y tendida, descabello (oreja). Plaza de Marbella, 14 de abril, algo m¨¢s de media entrada.
El aire fresco juliano sent¨® de maravilla a Espartaco, que se quit¨® de encima a?os, incertidumbres y dolores, quedando lo mejor de un torero de lujo, serio y magistral. El parlad¨¦s se emple¨® con fijeza, pero lo mejor de Juan Antonio fue su capacidad para adecuar cada pase al tiempo del viaje y al recorrido del toro, acompas¨¢ndolos, o sea, llev¨¢ndolos a comp¨¢s. Gran calidad de entrada en la faena, que fue ganando en profundidad y hondura desde la quietud del torero y el reposo de sus maneras. Subieron las acciones de la mano izquierda y acab¨® mandando en plaza. Una alegr¨ªa que ojal¨¢ sea s¨®lo un pr¨®logo.
En el primero hab¨ªa trasteado con despego, rematando arriba, esto es, no rematando. El toro acab¨® acentuando defectos y propinando alg¨²n susto, a la vez causa y efecto de una faena que se fue al limbo.
El c¨®digo gen¨¦tico del segundo astado deb¨ªa de ser, seg¨²n sus hechuras, m¨¢s caprino que bovino y, adem¨¢s, se hab¨ªan ensa?ado con los pitones. Con semejante material, Javier Conde entr¨® enseguida en trance de pinturer¨ªa constante y le hizo una faena a base de adornos sueltos que cerraban un pase o dos inconexos, envarados y m¨ªsticos. No faltar¨¢ quien lo tache de barroco, haciendo flaco favor a tan importante estilo. Conviene diferenciar el arte del toreo del histrionismo, a pesar de que ¨¦ste tambi¨¦n puede ser arte. En el quinto estuvo dubitativo y leve, tratando de torear con seriedad pero sin llegar a conseguirlo. Al final de la faena, ni toro ni torero estaban para nada.
El Juli volvi¨® a tirar de repertorio con la capa, en ver¨®nicas y lopecinas que gustaron mucho al respetable. Estuvo impreciso en banderillas y pis¨® el sitio con la muleta, pero algo, no s¨¦ qu¨¦, no funcion¨®. No le bast¨® estar valiente para redondear una faena que termin¨® con oreja de t¨®mbola.
No cabe duda de que en este s¨¢bado Espartaco parti¨® la gloria y el bacalao. Hay que resaltar la importancia de que un torero veterano, de retirada, sea capaz de centrarse, de depurar su estilo y desde todo su saber, llegar a enfervorizar una plaza de las denominadas tur¨ªsticas. Todo lo que hizo en el cuarto toro tuvo un importante sello de calidad y de valor. El rabo fue un premio que con seguridad no habr¨ªa sido cortado en una plaza de primera pero que en este tipo de cosos viene a marcar una justa diferencia.
Babelia
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