La v¨ªa del nacionalismo

El futuro pol¨ªtico de China es una inc¨®gnita. El moderado Jiang Zemin dejar¨¢ de dirigir el Partido Comunista el a?o pr¨®ximo, y poco despu¨¦s abandonar¨¢ la presidencia del pa¨ªs. El 16? congreso, en 2002, supondr¨¢ una amplia renovaci¨®n del liderazgo chino, y resulta imposible predecir qui¨¦n asumir¨¢ el mando. Puede ser el moderado Hu Jintao, el preferido de Jiang, u otro menos comprensivo con Occidente. Lo esencial ser¨¢ el segundo escal¨®n, y el resultado del pulso entre las palomas del sector econ¨®mico y los halcones del sector militar.

La CIA asume el siguiente razonamiento: con un r¨¦gimen ideol¨®gicamente d¨¦bil y una econom¨ªa que se fortalece d¨ªa a d¨ªa, el nuevo presidente seguir¨¢ la v¨ªa del nacionalismo, la ¨²nica capaz de mantener la cohesi¨®n de una sociedad gigantesca y en pleno cambio. La sustituci¨®n del comunismo por el nacionalismo puede resultar en cat¨¢strofes como la de Yugoslavia; aunque no se den condiciones tan extremas, siempre tender¨¢ a la belicosidad y a la confrontaci¨®n. El Ej¨¦rcito chino, adem¨¢s, se siente frustrado por su p¨¦rdida de nivel social (los h¨¦roes nacionales son hoy los magnates de Shangai y un simple traductor gana m¨¢s que un alto oficial), y har¨¢ lo posible por recuperar su antigua categor¨ªa. Para eso necesita mantener muy viva la reivindicaci¨®n sobre Taiwan.

China es un enano en t¨¦rminos militares; en una guerra convencional, quiz¨¢ no podr¨ªa vencer ni a Taiwan. Pero en una guerra defensiva ser¨ªa casi imbatible, y ellos lo saben.