Esto es un disparate
El autor aborda el problema el¨¦ctrico de California y lo propone como ejemplo para Europa de lo que no hay que hacer.
Con motivo del an¨¢lisis de las causas del fracaso el¨¦ctrico californiano pudo ser escuchado y le¨ªdo de renombrados asesores que la mala suerte se hab¨ªa aliado con una perniciosa sequ¨ªa, un alto crecimiento de la demanda y fuertes restricciones medioambientales, am¨¦n de una crisis financiera en las distribuidoras con causa en los precios administrados de las ventas 'al detalle'. Tambi¨¦n leo que grandes empresas el¨¦ctricas europeas se ponen de acuerdo para acudir en auxilio mutuo en caso de incidencia en el suministro de consumidores privados especiales. Se trata de atender incidencias en situaciones singulares como la que ha podido observarse en California.
O los periodistas han informado mal, o detr¨¢s del asunto hay... informaci¨®n asim¨¦trica.
El Sector El¨¦ctrico Espa?ol estuvo mucho tiempo, y de forma excluyente, gobernado por los ingenieros. Pero a pesar del empobrecimiento intelectual que genera la ausencia de pluridisciplinaridad, los ingenieros supieron construir una industria capaz de seguir el progreso de los tiempos y que hoy es tan eficiente como la m¨¢s eficiente de las industrias el¨¦ctricas europeas.
La complejidad de la gesti¨®n de las empresas el¨¦ctricas trajo a primer plano la econom¨ªa y releg¨® a segundo la ingenier¨ªa. Pero las instancias internas de poder de las empresas promocion¨® o mantuvo en los puestos de gerencia a los ingenieros que as¨ª alcanzaron a sobrevivir al recambio de los conceptos. Las empresas vinieron a perder, por este camino, buenos t¨¦cnicos y a ganar mediocres gestores (salvo notabil¨ªsimas excepciones). La econom¨ªa se apoder¨® de los criterios en las decisiones econ¨®micas de naturaleza estrat¨¦gica de las empresas, pero no tuvo el sustento natural de los economistas.
Esto pas¨® dentro de las el¨¦ctricas. Pero por fuera, sin embargo, los economistas, desde las instancias reguladoras y desde las multinacionales de la consultor¨ªa, s¨ª pasaron a dictar las orientaciones b¨¢sicas de las reformas... con provocativa ignorancia de lo que es la electricidad. As¨ª nos ha ido con los diagn¨®sticos de reguladores y consultores, y no s¨®lo con California.
Los sistemas el¨¦ctricos europeos est¨¢n interconectados por potentes l¨ªneas de alta tensi¨®n y, adem¨¢s de constituir un sistema en el m¨¢s estricto sentido del t¨¦rmino, constituyen en conjunto, tambi¨¦n, un sistema en el que nada de lo que pase en uno de sus componentes (centrales, l¨ªneas o consumidores) resulta ajeno o indiferente al resto.
En estas circunstancias, acuerdos de apoyo mutuo no son m¨¢s que declaraciones sobre la nada dirigidas a la ignorancia de la que hacen gala asesores y reguladores (salvadas excepciones) de las reformas neoliberales (liberalizaci¨®n con regulaci¨®n escasa) de la industria el¨¦ctrica. El apoyo entre sistemas es el resultado inevitable de las interconexiones el¨¦ctricas y de las leyes de Kirschof y la garant¨ªa de suministro en caso de incidencias (y en cualquier otro caso) es suministrada por la Operaci¨®n del Sistema, en general responsabilidad natural del servicio de transporte de electricidad (en Espa?a de Red El¨¦ctrica de Espa?a), y no por las empresas suscriptoras de los tra¨ªdos a colaci¨®n acuerdos de apoyo mutuo entre empresas.
Y si los operadores de los sistemas no pudieran garantizar el suministro a alguno de los consumidores tampoco lo podr¨ªan garantizar al conjunto restante, sin que nada puedan hacer los generadores (del todo ajenos a esa posibilidad) por muchos contratos bilaterales que puedan haber suscrito o que suscriban. Al fin y al cabo, la electricidad poco entiende de contratos cuando de conducirse por las redes se trata. O todas las luces se encienden o no se enciende ninguna. As¨ª son las cosas a pesar de lo que digan los economistas y de lo que callen (ahora) los ingenieros (aunque por dentro r¨ªan).
En California, las causas del rid¨ªculo el¨¦ctrico no est¨¢n en la falta de agua, ni en el crecimiento de la demanda, tampoco en las restricciones medioambientales ni en las crisis financieras. Los ingenieros saben, y deber¨ªan procurar que los economistas lo aprendieran, que en California el crecimiento de la demanda no ha sido alto (poco m¨¢s de un 1% de promedio en los ¨²ltimos diez a?os) ni que tampoco la escasez de agua ha sido relevante (un 90% de a?o hidr¨¢ulico medio). Tambi¨¦n saben los ingenieros que las restricciones medioambientales no pueden traerse al caso cuando los derechos de emisiones contaminantes fueron vendidos en operaciones especulativas por las empresas (en los mercados creados al efecto) y que tampoco se puede recurrir a la justificaci¨®n de la brecha financiera abierta entre precios regulados y libres porque no es causa sino efecto de una ausencia de inversi¨®n tra¨ªda de la mano de un mercado poco regulado (no hay que confundir regulaci¨®n con proliferaci¨®n de normas y reglamentos) incapaz de remunerar la instalaci¨®n de nueva capacidad con la certidumbre necesaria.
Los economistas saben que las leyes de la f¨ªsica restringen las leyes econ¨®micos y que si unas son universales, otras s¨®lo lo son del modo en que por ¨¦stas est¨¢n restringidas. Las causas del colapso de California deber¨ªan ser buscadas en la neo-liberalizaci¨®n de la industria el¨¦ctrica que ha ignorado las leyes f¨ªsicas que gobiernan la electricidad y que ignora que ni la sequ¨ªa ni la demanda ni la mala suerte nunca fueron admisibles como justificaciones para el desabastecimiento. Por eso se configur¨® la industria el¨¦ctrica como un sistema. En las empresas siempre se supo que el sobredimensionamiento es un coste irrelevante frente a su alternativa, la penuria en el abastecimiento, que en la electricidad es consustancial con el corto plazo de los mercados convencionales en los que siempre subyace el mercado al contado.
Hoy las empresas y sus ingenieros callan e incluso (las empresas) firman acuerdos de apoyo mutuo. ?Seguro que fueron economistas los que los firmaron!, dicho sea en honor de no pocos ingenieros (Tor¨¢, Baranda, Insunza, Paz y otros) que siempre intentaron e intentan que los economistas integremos sus conocimientos con los nuestros propios y viceversa. Pero leo, por ¨²ltimo y ?por fin!, que la UE quiere consagrar el concepto del servicio universal en el suministro de la electricidad. Es decir, garantizar el suministro a todos los consumidores bajo condiciones, incluso, adversas, y que esa responsabilidad recaiga sobre el operador dominante (REE en Espa?a). La experiencia californiana s¨ª puede ser un modelo para Europa (que no hay que seguir). Esperemos que lo sea con todas sus consecuencias regulatorias. Simplemente por coherencia.
Jorge Fabra Utray es economista y fue presidente de Red El¨¦ctrica.
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