Esclavos de la miseria
La persecuci¨®n de un barco aparentemente cargado con m¨¢s de dos centenares de ni?os esclavos en el golfo de Guinea produce una indignaci¨®n insuperable, que en los albores del siglo XXI nos retrotrae a pr¨¢cticas que la Ilustraci¨®n se propuso erradicar hace ya m¨¢s de dos siglos mediante la declaraci¨®n de los derechos del hombre. La abolici¨®n formal de la esclavitud no ha eliminado, sin embargo, el tr¨¢fico de seres humanos, que debe ser combatido con todos los medios al alcance de la comunidad internacional. No es de recibo que los sat¨¦lites de las grandes potencias puedan localizar cualquier submarino desde el espacio o seguir a un coche despu¨¦s de leer sus placas de matr¨ªculas y no sean capaces de perseguir a los barcos que mercadean con seres humanos. La erradicaci¨®n de la esclavitud, que en el caso de los ni?os adquiere su formato m¨¢s aberrante, reclama una reacci¨®n global.
Se calcula que 200.000 ni?os est¨¢n esclavizados en esta parte de ?frica. Los traficantes se los compran a sus padres por 15 d¨®lares (menos de 3.000 pesetas), a veces con enga?os de mejores expectativas educativas o laborales, y los revenden por un precio 20 veces mayor para trabajos en plantaciones de cacao o caf¨¦ en pa¨ªses vecinos, servicio dom¨¦stico o prostituci¨®n. Es un aspecto m¨¢s de ese abuso de menores constantemente denunciado por el Unicef (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), que cifra en 250 millones el n¨²mero de ni?os explotados en el mundo mediante salarios infrahumanos, en la prostituci¨®n infantil (que no se limita al mundo subdesarrollado) o como soldados en muy diversas guerras.
?frica occidental, de donde europeos y americanos sacaron a millones de esclavos entre el siglo XVI y el XIX, sigue siendo tierra de esclavistas. No es seguro que el barco en cuesti¨®n, de pabell¨®n nigeriano, sea atrapado, pese a la detenci¨®n en Benin de tres personas supuestamente dedicadas a este tr¨¢fico. A?adir¨ªa espanto al espanto si, para librarse de la prueba, se deshiciera antes de su carga humana, que transporta desde hace tres semanas en condiciones inimaginables. Puede haber otros barcos implicados. Los recursos limitados de los Estados de la zona no son suficientes para controlar este tr¨¢fico. Los del mundo desarrollado y las nuevas tecnolog¨ªas han de servir para luchar contra esta lacra que, para verg¨¹enza de todos, nos retrotrae a ¨¦pocas que cre¨ªamos superadas. Perseguir y castigar a los culpables, s¨ª, pero tambi¨¦n reflexionar sobre un modelo de desarrollo capaz de generar estados tan atroces de miseria que pueden explicar la venta de ni?os como esclavos por sus propios padres.
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