El reflejo de la transici¨®n
Siempre que puede, ?ngel Mullor se va a Almer¨ªa a respirar nostalgia hippy. Hace casi 30 a?os, 10 amigos compraron all¨ª unas hect¨¢reas de puro desierto. Y all¨ª se siguen reuniendo en una casona sin luz, tel¨¦fono ni televisi¨®n, pero ya rodeada de miles de ¨¢rboles. Los que todos ellos han ido plantando. Esa tierra de Almer¨ªa y el esqu¨ª son los refugios del consejero delegado de Iberia, un economista nacido en Madrid en 1948, de familia republicana de izquierdas, y fiel reflejo de la sociedad espa?ola protagonista de la transici¨®n.
Afiliado al Partido Comunista en 1968, su clandestina militancia queda al descubierto en la conferencia de prensa en la que se da a conocer el comit¨¦ central del partido. Eso le cuesta su empleo, entonces como periodista. M¨¢s tarde, en 1981, es precisamente su actividad como periodista la que le cuesta su militancia en el PCE, de donde es expulsado por difundir una sesi¨®n parlamentaria secreta de informaci¨®n sobre el golpe del 23-F. 'La gente ten¨ªa que saber lo que hab¨ªa pasado', dice.
Mullor ha ido apurando todas las posibilidades que la llegada de la democracia iba dando -fue el primer soldado que se acogi¨® a la ley de libertad religiosa para 'prometer' en vez de 'jurar' bandera- y ha ido siguiendo tambi¨¦n, desde distintos puestos de mando, todo el cambio econ¨®mico del pa¨ªs, desde la reconversi¨®n industrial hasta la privatizaci¨®n. Con el Gobierno del PSOE participa en la reconversi¨®n de la siderurgia integral y, m¨¢s tarde, en la de bienes de equipo. Coincide en ABB con Xabier de Irala, y en 1996 se va con ¨¦l a Iberia.
Mullor lleva a gala 'ser de izquierdas' y compatibilizarlo con una eficaz gesti¨®n empresarial. Desde luego, est¨¢ acostumbrado a compaginar. Dirige Iberia y no le gusta volar; ha negociado duros ajustes, pero dice tener muy buenos amigos sindicalistas, y su hijo estudia en EE UU, pero en el ¨²nico pueblo con alcalde filocomunista. Si el Primero de Mayo est¨¢ en Madrid, ir¨¢, como siempre, a la manifestaci¨®n de CC OO y UGT..., y luego se batir¨¢ el cobre en la negociaci¨®n colectiva.
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