Modelos por encima de la moda
Mujeres mastectomizadas participan en un desfile de ba?adores para operadas de c¨¢ncer de mama
En estos tiempos en los que la est¨¦tica impone una mujer sin michelines, ni celulitis y, en s¨ªntesis, un cuerpo cercano al de Naomi Campbell, no es f¨¢cil encasquetarse el ba?ador tras una operaci¨®n de c¨¢ncer de mama. Cada a?o, miles de enfermas se enfrentan en silencio a este mal trago. Ense?arles una salida, quitarle los miedos y reforzarles su autoestima es el objetivo del desfile que desde hace cuatro a?os organizan la Asociaci¨®n para la Atenci¨®n de Mujeres Mastectomizadas de M¨¢laga (Asamma) y una ortopedia de esta ciudad.
Aunque en las primeras ediciones los pases corr¨ªan por cuenta de modelos profesionales, dos mujeres operadas les han quitado el puesto. Ayer, Paqui Aguilar y Mari Carmen Henares se atrevieron a subir a la pasarela para ayudar a otras a deshacerse de sus fantasmas.
El cambio fue idea de Dori Jim¨¦nez, presidenta y creadora de Asamma: 'Antes, las mujeres ve¨ªan a una modelo profesional, pero dudaban de que a ellas les fuera a quedar bien el ba?ador. Ahora que el desfile lo hacen personas como ellas, se animan m¨¢s'. El objetivo no es otro que demostrarles que no tienen porqu¨¦ renunciar al disfrute de la playa por haberse sometido a una mastectom¨ªa.
Claro que no es f¨¢cil porque los estereotipos culturales pesan. 'En una sociedad donde el culto al cuerpo hace que nos cueste aceptarnos con un poco de celulitis, una mujer a la que le quitan el pecho parece que ha dejado de ser mujer. Y no es as¨ª', reflexionaba Concepci¨®n Rico, responsable de la ortopedia, para justificar su apoyo a la iniciativa.
Aunque vender ba?adores forma parte de su negocio, Conchita reconoce que su labor va m¨¢s all¨¢ de lo comercial: 'Estas mujeres no le lloran a sus hijos o a sus maridos, pero se derrumban en el probador, frente al espejo. Verlas entrar medio escondidas, agachadas, y salir erguidas, seguras, te deja una sensaci¨®n muy bonita porque sabes que les est¨¢s ayudando a superar su problema'.
Dori es un ejemplo. Ella recuerda que la primera vez que entr¨® a una ortopedia para probarse pr¨®tesis, sinti¨® verg¨¹enza. Ahora promueve el desfile para que otras mujeres rompan sus prejuicios o simplemente para que conozcan los recursos de los que pueden echar mano.
Y no son pocos. Mari Carmen y Paqui exhibieron ayer un amplio muestrario. Ba?adores de rayas, con flores, lisos... La ¨²nica diferencia es que llevan el escote algo m¨¢s subido. Ninguna de las dos era la Campell, pero tampoco les hac¨ªa falta. Estaban por encima de los t¨®picos y de la moda. 'Al principio hay que echarle pantalones a esta enfermedad, pero complejo, ninguno', explicaba Mari Carmen mientras se acomodaba un bikini de estampado de tigre. Su operaci¨®n fue hace 10 a?os y aunque en su d¨ªa le cost¨® asumirlo, ayer demostr¨® que era un problema superado: 'Si te encierras, te coges una depresi¨®n que se te lleva por delante. Por eso hacemos ¨¦sto, para que nos vean las dem¨¢s y podamos ayudar a las que lo est¨¢n pasando mal'. Su firmeza no era s¨®lo de palabra, sino de hecho. Ni siquiera la escayola del brazo que le pusieron hace apenas una semana la hizo desistir de su cita con la pasarela.
Paqui parec¨ªa algo m¨¢s cortada, pero a sus 46 a?os y 13 despu¨¦s de la operaci¨®n, tambi¨¦n lo ten¨ªa claro: 'Esto sirve para que vean los nuevos modelos y que pueden ir a la playa, como todo el mundo'.
Pero no siempre es una prenda al alcance de todos los bolsillos. Un ba?ador ortop¨¦dico cuesta de 12.000 a 17.000 pesetas y no est¨¢ cubierto por la Seguridad Social. A¨²n as¨ª, muchas mujeres creen que el gasto vale la pena. Especialmente en una provincia costera como M¨¢laga, donde ir a la playa forma parte de la rutina.
![Un momento del desfile organizado ayer por Asamma.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/RBLWLFRZCZWCH7P3LVEZSJTVYQ.jpg?auth=eea3c35b7ea2b59045af758de7a6c79218505c0fbb759915c7cbf69681e67fac&width=414)
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