Un ex aspirante a la Casa Blanca admite que dirigi¨® una matanza de civiles en Vietnam
'He vivido aplastado por haber sido considerado como un h¨¦roe', confiesa Bob Kerrey
'Al terminar la misi¨®n, me sent¨ª tan avergonzado que quise morir', reconoce ahora Kerrey, que fue gobernador de Nebraska y luego senador por ese Estado durante dos mandatos consecutivos, y que en 1992 le disput¨® a Bill Clinton la candidatura dem¨®crata a la Casa Blanca. Seg¨²n la reconstrucci¨®n period¨ªstica, una unidad de comandos de la Marina de EE UU dirigida por Kerrey efectu¨® una entrada en una aldea vietnamita del delta del Mekong, coloc¨® en fila a sus habitantes y los fusil¨® sumariamente por la espalda. Murieron m¨¢s de 20 civiles.
Kerrey acept¨® la medalla que le fue impuesta por esa acci¨®n, y durante m¨¢s de 30 a?os ha utilizado como capital pol¨ªtico su fama de h¨¦roe de la guerra de Vietnam. De hecho, era considerado un firme aspirante a la candidatura presidencial dem¨®crata en 2004. Ahora tilda de 'atrocidad' el asalto que dirigi¨® a Thang Pong, una aldea del delta del Mekong. 'Me siento culpable y avergonzando', dice. Y asegura que ha vivido las ¨²ltimas tres d¨¦cadas 'aplastado' por el hecho de que 'la gente me describiera como un h¨¦roe y yo guardara esto en mi interior'.
La impostura del pol¨ªtico dem¨®crata, de 57 a?os, ha salido a la luz despu¨¦s de que los periodistas que trabajaban en esa historia consiguieran los testimonios de un vietnamita que sobrevivi¨® a la carnicer¨ªa y uno de los comandos norteamericanos que la perpetr¨®. 'Los agrupamos a todos, los pusimos en una l¨ªnea y abrimos fuego a corta distancia', ha declarado a la CBS Gerhard Klann, uno de los siete soldados dirigidos por Kerrey en aquella incursi¨®n. Kerrey niega haber ordenado disparar a sangre fr¨ªa. Seg¨²n su versi¨®n, los comandos norteamericanos fueron tiroteados al entrar en una noche sin luna en la aldea, incluida en una zona que simpatizaba con la guerrilla comunista del Vietcong. 'Devolvimos el fuego y, s¨®lo cuando se calm¨® la cosa, descubrimos que lo ¨²nico que hab¨ªamos matado eran mujeres, ni?os y ancianos', afirma.
Klann desmiente al que fue su comandante. Afirma que, para garantizar la retirada de la unidad, Kerrey orden¨® la ejecuci¨®n de todos los civiles capturados en la aldea. Pham Tri Lanh, el superviviente vietnamita localizado por los periodistas estadounidenses, comparte ese recuerdo. Seg¨²n su testimonio, los comandos comenzaron disparando a dos ancianas que estaban de rodillas. 'Los norteamericanos ordenaron entonces que todo el mundo saliera al exterior, nos alinearon y nos dispararon', dice Pham Tri Lanh.
De regreso a su base, Kerrey inform¨® de que la operaci¨®n se hab¨ªa saldado con la muerte de 21 guerrilleros del Vietcong, por lo que fue galardonado de inmediato con la medalla de bronce. El mes siguiente, recibi¨® la medalla de honor, la m¨¢s alta condecoraci¨®n militar estadounidense, despu¨¦s de que, en una emboscada, una granada explotara a sus pies arranc¨¢ndole la pierna derecha. Aun tan gravemente herido, Kerrey continu¨® dirigiendo a su unidad hasta que todo el mundo pudo escapar.
Kerrey, que en la actualidad ejerce de profesor de sociolog¨ªa en una universidad neoyorquina, ten¨ªa firmes esperanzas de obtener la candidatura del Partido Dem¨®crata a la presidencia en 2004. Esas esperanzas se han desvanecido y el ex senador se declara dispuesto a 'asumir las consecuencias' de su atrocidad en Vietnam. Ahora bien, hay una que no quiere aceptar. 'No creo', dice, 'que aquello fuera un crimen de guerra'.
El Gobierno de Vietnam, a trav¨¦s de Phan Thuy, portavoz de su Ministerio de Exteriores, dio ayer por cerrado el incidente. Kerrey, dijo el portavoz, 'ha demostrado remordimiento por su compartimiento. Creemos que el mejor modo para que Kerrey y otros norteamericanos que lucharon en Vietnam encuentren paz de conciencia es que contribuyan con acciones concretas y realistas a cerrar las heridas de aquella guerra'.
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