?Ay, F¨¦lix de Az¨²a, si fuera tan f¨¢cil!
Iba a empezar este art¨ªculo con un provocador pensamiento que me deja bastante bien el cuerpo desde que lo practico: '?ste no ser¨¢ un pa¨ªs normal hasta que el Bar?a no baje a segunda'. Pero una vez le¨ªdo el art¨ªculo de F¨¦lix de Az¨²a de ayer mismo, la cortes¨ªa y, ?por qu¨¦ no decirlo?, una profunda simpat¨ªa que nace del respeto a la inteligencia, me obligan a aparcar mis obuses dial¨¦cticos contra el Bar?a para la semana que viene. Al fin y al cabo, mejor ser¨¢ dejar descansar al personal, que no gana para sustos el pobre, Pujol se le va, la Moreneta es blanca, Guardiola 'plega', y s¨®lo falta que nos carguemos al Bar?a. Pero lo haremos, queridos m¨ªos, que las ni?as malas tenemos eso de impertinentes: ni lo sagrado respetamos.
Vamos, pues, a lo de F¨¦lix, que ayer cog¨ªa el guante que lanz¨¦ hace unos d¨ªas -temerario ¨¦l- y esbozaba dos propuestas para conseguir estructurar la Catalu?a del pospujolismo. Para que 'el oasis catal¨¢n empiece a ser una ciudad', ni que sea con palmeras..., y nos liberemos de la tendencia unamuniana al melodrama catal¨¢n: la superaci¨®n de la metaf¨ªsica, que nos remite al peor de los romanticismos esencialistas, y el abandono de 'la pol¨ªtica como pedagog¨ªa del ciudadano tonto' para pasar a 'la pol¨ªtica al servicio del ciudadano listo'. Quiz¨¢ con la sana intenci¨®n de convertir el Parlamento en un foro p¨²blico y no en la 'casa de contrataci¨®n' para notables en que se ha convertido. Como quiera que coincido en lo b¨¢sico, especialmente en el an¨¢lisis de lo que ha significado el pujolismo, que nos ha ruralizado el alma y nos ha dejado un pa¨ªs triste, encantado de su falta de miras y especialmente falto de escr¨²pulos, casi como aquellos personajes peque?oburgueses de Brecht que tan lejos iban a ninguna parte, no voy a disentir. F¨¦lix, estoy como t¨² por superar el melodrama nacional, por sacarnos de encima esa Catalu?a del triplete de la Renaixen?a, con su ¨²nica lengua, su ¨²nico dios, su ¨²nica tierra, hasta su ¨²nica raza, dir¨ªa Pompeu Gener y alguna barreriana voz posterior. Una Catalu?a que existe en la m¨ªtica hist¨®rica porque la memoria borra el hambre de los recuerdos y s¨®lo deja la rutilancia de las ¨¦picas, pero que no sirve, para nada sirve ya para explicar el presente. Estoy como t¨² por liberarnos del melodrama y volver al realismo de las gentes, con sus muchas Catalu?as, con sus sue?os reales, lejanos a esa religi¨®n pat¨®logica que es el abuso de la bandera. Sabes que me quiero esta Catalu?a vieja, pero s¨®lo si lo viejo es viejo, y lo nuevo arrasa con la fuerza de lo vivo. Y la Catalu?a del XXI est¨¢ por hacer, casi dir¨ªa que se est¨¢ haciendo. No. No es la republicana, ni la almog¨¢var, ni la que se inventa el pujolismo para consolidar sus privilegios financieros: todas ¨¦sas no sirven sencillamente porque no existen, virtuales castillos sobre los cuales se han montado 20 a?os de mentiras.
De acuerdo, por tanto: superemos la metaf¨ªsica y volvamos a la f¨ªsica. Pero amigo, super¨¦mosla de verdad, a lado y lado de las muchas fronteras simb¨®licas que la ciudad global esconde: lados de la plaza, lados de la lengua, lados del puente a¨¦reo... ?Qu¨¦ quiero decir? Que si bien te doy la raz¨®n en la sobrecarga teol¨®gica del nacionalismo catal¨¢n, y su corrosivo efecto en la Catalu?a ilustrada, ¨¦ste se ha retroalimentado de otra teolog¨ªa tan esencialista y corrosiva como la pujoliana. Pregunto: ?podremos sentar las bases de la modernidad si andan sueltos por ah¨ª los Reyes que se cachondean de la historia, y alzan su regia voz a favor del 'lib¨¦rrimo' melodrama espa?ol? ?Podremos si Espa?a es gobernada por una reencarnaci¨®n del M¨ªo Cid, casi con el mismo sentido del humor, pero sobre todo con el mismo sentido de conquista? ?Podremos si la Catalu?a de la modernidad no encuentra interlocutores en la Espa?a de la modernidad, secuestrada ¨¦sta por las voces de la Contrarreforma? Y, aterrizando en nuestros amigos de la izquierda, ?podremos definir una nueva Catalu?a con unos compa?eros de viaje que andan tan transidos y despistados que m¨¢s que alternativa parecen la reencarnaci¨®n de Santa Teresa, momento m¨ªstico incluido? ?Qu¨¦ son? ?Qu¨¦ quieren? ?A qu¨¦ dedican el tiempo libre? Porque gobernar, parece a ratos que quieren, pero ?qu¨¦ modelo de gobierno nos plantean? De ah¨ª mi art¨ªculo al que hac¨ªas referencia: conocemos las miserias del pujolismo, pero habr¨ªa que afinar por d¨®nde andan las grandezas del antipujolismo, a riesgo de caer en otras religiones... Que algunas de las nuevas m¨ªsticas surgidas de la Barcelona ol¨ªmpica, exaltaci¨®n de lo vacuo y lo superficial incluido, no animan demasiado. No vayamos a pasar de la Catalu?a con barretina a la Catalu?a megapija. Con ello, F¨¦lix, lo que quiero decir es que para superar la densa red de sentimentalismo nacionalista que ha inundado nuestra realidad hasta intoxicarla, no es suficiente con derrotar al pujolismo. Tambi¨¦n hay que secar las fuentes, puente ¨¢ereo arriba, que retroalimentan el melodrama, y poner sordina a ese espa?olismo rancio que enciende el fuego de la pasi¨®n irracional cada vez que parec¨ªa apagado. Si no recuperamos la Ilustraci¨®n en Madrid, ?vamos a recuperarla en Barcelona?
La segunda propuesta, la de hacer una pol¨ªtica al servicio del ciudadano, y sanar esa especie de patolog¨ªa del ego que padece el gremio, me parece de aplauso. Estoy contigo en que ¨¦ste ser¨ªa el avance m¨¢s relevante. La recuperaci¨®n de la pol¨ªtica despu¨¦s de a?os de padecer una especie de postulado de cuatro amigos elitistas, situados por encima de la mortalidad, montados en sus sindicatos del cargo, autistas de lo exterior y casi convencidos de su condici¨®n de patriarcas, ser¨ªa una revoluci¨®n. Pero 'la red clientelar de incompetentes' que t¨² nombras son el poder en Catalu?a, tanto el nacional como, ?ay!, el municipal. ?Y qu¨¦ vamos a hacer para que el poder deje el poder? ?C¨®mo, amigo, vamos a conseguir que el ciudadano sea tratado como ciudadano si llevamos a?os confundi¨¦ndolo con un feligr¨¦s? No aspiro a la renovaci¨®n de la derecha, que al fin y al cabo siempre es fiel a su ¨²nico principio: el financiero. Pero de la misma manera que creo necesario liberar Espa?a de ese patriotismo rural e irracional que respira apasionadamente, para poder liberar Catalu?a de su propio esencialismo, tambi¨¦n creo que o la izquierda recupera su sentido de servicio, o s¨®lo es la parodia de un cambio. Ya ves: estoy con tus propuestas. No s¨¦ si estoy, en cambio, con tu optimismo. Besos.
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