Responsables de salud: 'Si hablamos de amputaci¨®n, ninguna de ellas acude'
Fatou Ceka, gambiana, 43 a?os, e Isabel Riesa, guineana, 53, trabajan para un programa de salud comunitaria de la Unidad de Enfermedades Tropicales e Importadas, dependiente del Instituto Catal¨¢n de la Salud. Con su diploma de agentes de salud comunitaria, obtenido en Bruselas, y casi 30 a?os de residencia en Catalu?a, ambas afrontaron en 1997 el reto de incluir la ablaci¨®n entres sus objetivos. Su experiencia con las comunidades de inmigrantes africanas es pionera y ¨²nica en Espa?a.
Las agentes de salud reciben al periodista en Barcelona y no ocultan que su programa en el terreno de la mutilaci¨®n genital femenina est¨¢ detenido. Frenado por las dificultades de abordar sin cometer equivocaciones un asunto tan dif¨ªcil y espinoso. Riesa arranca la conversaci¨®n: 'De momento, estamos paradas. Si vamos directamente a hablar de la ablaci¨®n, no viene nadie a la reuni¨®n y lo estropeamos todo'.
Ceka contin¨²a: 'La situaci¨®n jur¨ªdica y laboral de la mujer inmigrante tiene mucho que ver con este problema. Sin libertad ni autonom¨ªa es dif¨ªcil encontrar una soluci¨®n'.
Ceka y Riesa dan charlas sobre sida y salud a las inmigrantes africanas y s¨®lo si ¨¦stas plantean el problema de la ablaci¨®n dan el paso de explicar su postura contraria. 'Una de las barreras que nos encontramos es que es el tema es tab¨² y cuesta romper el hielo. Para ellas pertenece a su vida privada. Adem¨¢s, son muy dif¨ªciles de abordar', se?ala la primera.
Riesa a?ade: 'No vamos a erradicar, vamos a sensibilizar y que decidan ellas. No puedes decirles que no lo hagan. Es mejor plantearlo cont¨¢ndoles las consecuencias y siempre desde el aspecto de la salud. Explicarles los problemas psicol¨®gicos y f¨ªsicos'.
En estos tres a?os de trabajo, ?cu¨¢ntas veces han hablado con ellas sobre la ablaci¨®n? Ambas responden que s¨®lo 'en casos muy puntuales' ha salido el tema a colaci¨®n. Ambas son partidarias de denunciar sin criminalizar a los padres. Marisa Ros, especialista de la unidad de enfermedades tropicales, es rotunda: 'La salud ocupa el ¨²ltimo lugar en sus prioridades. Les preocupan los papeles, el trabajo, etc¨¦tera'.
Eva Cham, natural de Gambia y mediadora en Matar¨®, coincide en que es muy dif¨ªcil hablar con esas comunidades. 'No quiero dramatizar. Esto s¨®lo cambiar¨¢ con el tiempo. Hay que hacerlo sin presiones'. Y da un ejemplo para mostrar la dimensi¨®n del problema: 'Hace poco, dos chicas africanas de 20 a?os que residen en esta zona fueron a visitar a su abuela. Pese a su edad, y para contentarla, se hicieron la ablaci¨®n. ?Qu¨¦ le parece?'.
En Zaragoza, Mauricio Tajada, ginec¨®logo de 36 a?os del hospital Cl¨ªnico, proyecta un programa para abordar el problema de los casos que est¨¢n detectando en el barrio de Las Delicias. 'Me da igual que sea aqu¨ª o all¨ª. El asunto es trabajar con tacto y sensibilidad para evitar que no haga'. Ha implicado a cuarenta matronas, pero las inmigrantes subsaharianas no asistieron a la primera reuni¨®n.
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