Met¨¢foras ciudadanas y patriotismo constitucional
Considera el autor que el concepto de patriotismo constitucional puede ser muy f¨¦rtil en la Espa?a y la Euskadi actuales.
Hace unos d¨ªas, el profesor Francisco Llera public¨® en la edici¨®n vasca de este peri¨®dico [12 de abril] una inteligente columna con el t¨ªtulo Zum¨¢rraga en territorio Udalbiltza en la que comenzaba diciendo: 'Si Ermua era la met¨¢fora de la Euskadi autonomista, Zum¨¢rraga lo es de la Euskadi mestiza en la que nacionalistas moderados y socialistas autonomistas manten¨ªan hasta hace muy poco el equilibrio pol¨ªtico necesario para la convivencia comunitaria'.
'A la Uni¨®n Europea seguro que le interesa que el parque tem¨¢tico del terrorismo antropol¨®gico no traspase los Pirineos'
Sabemos que en Zum¨¢rraga, como recuerda Llera, los ediles socialistas no han soportado la presi¨®n 'totalitaria' y, dice nuestro amigo, 'han tenido que pasar a la clandestinidad en una sociedad democr¨¢tica (?)'. La explicaci¨®n que aporta el politic¨®logo a esta paradoja consiste en que Zum¨¢rraga es un territorio Udalbiltza, que agrupa al 80% de los ayuntamientos de Euskadi que tienen menos de diez mil habitantes, teniendo en cuenta que Udalbiltza es algo m¨¢s que la asociaci¨®n de los municipios nacionalistas de las provincias vascas, Navarra y los territorios vascofranceses de los Pirineos Atl¨¢nticos: 'Es, adem¨¢s, un instrumento de acci¨®n pol¨ªtica del nacionalismo m¨¢s radical con vistas a la construcci¨®n de una comunidad etnoc¨¦ntrica' y 'su activaci¨®n y materializaci¨®n a partir de 1998 ha sido posible por la comuni¨®n de fines-principios de todas las versiones del nacionalismo, aquejadas de una grave neurosis colectiva fundacional'.
Aunque hablar de 'nacionalismo moderado' tras el pacto de gobierno entre el PNV y EH en la pasada legislatura es un ox¨ªmoron de parecida funci¨®n ret¨®rica que mencionar a una virgen pre?ada, cosa distinta es la dif¨ªcil existencia p¨²blica de los dem¨®cratas, y no obstante nacionalistas, que con raz¨®n podemos llamar ilustrados. ?stos vienen sufriendo actualmente la reprobaci¨®n oficial de la direcci¨®n de su partido, que conlleva la condena m¨¢s o menos expl¨ªcita a las tinieblas exteriores de la organizaci¨®n nacionalista y que me parece el pr¨®logo de la persecuci¨®n que sufrieron los nacionalistas conservadores alemanes por los nacionalsocialistas en el poder durante el Tercer Reich, que minuciosamente narra Ian Kershaw en su reci¨¦n publicada biograf¨ªa Hitler. 1936-1945.
Entre los mencionados gen¨¦ricamente como nacionalistas ilustrados, Joseba Arregi public¨® en febrero de este a?o un profundo art¨ªculo titulado Identidad vasca y di¨¢logo en el que, tras se?alar que la 'preocupaci¨®n por la identidad vasca pretende (...) la reagrupaci¨®n de una mayor¨ªa social en defensa de la identidad vasca (...), afirmando que tanto el nacionalismo como el euskera est¨¢n sometidos a una persecuci¨®n feroz por parte de quienes niegan la identidad vasca', a?ade: 'Identificar la identidad vasca con una forma concreta de promoci¨®n del euskera y de plantear la cultura vasca desde una perspectiva empresarial, igualar identidad vasca y nacionalismo y una determinada forma de entender el nacionalismo y determinadas apuestas del nacionalismo, implican negar di¨¢logo -sobre el tema fundamental, la manera de entender la sociedad vasca, la misma identidad vasca-, y optar por una concepci¨®n tautol¨®gica y autista de la identidad; y la consecuencia de esta opci¨®n es tener que apostar por una definici¨®n hegem¨®nica y monista, no plural de la sociedad vasca'.
Sobre este aspecto crucial del debate vasco, y en respuesta a un art¨ªculo que publicaron en este peri¨®dico [15 de enero] Antoni Com¨ªn i Oliveres y Jos¨¦ I. Gonz¨¢lez Faus titulado ?Di¨¢logo para qu¨¦? Para defender la vida, Arregi les respondi¨® el 19 de enero se?alando que la propuesta de una reforma e interpretaci¨®n de la Constituci¨®n que complaciera a las partes en el referido di¨¢logo ser¨ªa como la cuadratura del c¨ªrculo, si no hubiera alg¨²n movimiento de renuncia de alguna de las dos partes en alguna de sus posiciones. Pero pi¨¦nsese que estas posiciones son irreductibles, ya que es impensable que los constitucionalistas aceptasen la modificaci¨®n coaccionada de la Constituci¨®n, sobre todo en lo que se refiere a la unidad de Espa?a, tanto como, hoy por hoy, los nacionalistas se resignaran al abandono de su exigencia de la soberan¨ªa nacional y ¨¢mbito de decisi¨®n.
Si pensamos que los movimientos nacionalistas que surgen en el interior de un Estado nacional consolidado y reconocido internacionalmente tienen que inventarse una identidad distinta a la que compartieron para edificar conjuntamente dicho estado nacional, o de otra manera tienen que dar forma a otra ficci¨®n que sea distinta a la que ayudaron a inventar, el resultado es que varios cientos de asesinatos en el nombre de una nueva ficci¨®n es un colosal disparate. A esto lo he llamado la institucionalizaci¨®n del crimen como rasgo distintivo del peculiar fascismo vasco.
Surgida ETA en proclamada pugna contra el franquismo que le serv¨ªa de coartada, celebr¨® el mes de diciembre de 1978, en el que se proclam¨® la Constituci¨®n Espa?ola -cuyo art¨ªculo 2 reconoce y garantiza el derecho a la autonom¨ªa de las nacionalidades y regiones que integran la naci¨®n espa?ola- asesinando a 13 personas. Ahora estamos muy cerca de contabilizar 900 asesinatos cometidos en el nombre de la patria vasca. Cierto que s¨®lo los militantes y sicarios de ETA son autores responsables de estos asesinatos en virtud de la individualizaci¨®n de la responsabilidad penal en un plano estrictamente jur¨ªdico, pero el proyecto de pa¨ªs en el nombre del que se mata, se exige el impuesto revolucionario y se asola el pa¨ªs, es un constructo que tiene su referencia personal hist¨®rica y su abastecimiento ideol¨®gico servido por los partidos nacionalistas que quieren que se le designe como moderados. Esto es as¨ª como una responsabilidad m¨¢s que difusa ya que cada nacionalista, en un panorama tan desolador, es muy libre para desmarcarse de la org¨ªa criminal, si es que no quiere oponerse, por autorespeto a sus tradiciones, con algo m¨¢s que su palabra individual.
II
Actualmente los publicistas convienen que tres acontecimientos producidos en y desde principio de la d¨¦cada de los ochenta, afectan a la relaci¨®n entre la ciudadan¨ªa e identidades nacionales:
1.- La ca¨ªda del muro de Berl¨ªn. Algo m¨¢s que un s¨ªmbolo que aceler¨® la reunificaci¨®n alemana y la liberaci¨®n de los estados de la Europa Oriental respecto de la tutela sovi¨¦tica y fue la g¨¦nesis de los conflictos entre las nacionalidades preexistentes y las emergentes de los Balcanes.
2. -El desarrollo de la Comunidad Europea hasta la consolidaci¨®n de la Uni¨®n que, en la opini¨®n que parece mayoritaria, ilumina la relaci¨®n entre estados nacionales y democracia y ocasiona que los procesos de democr¨¢ticos articulados ya hist¨®ricamente en t¨¦rminos de Estado nacional se subordinen a la integraci¨®n econ¨®mica en t¨¦rminos supranacionales.
3.- La gran marea migratoria que asciende sobre la Europa pr¨®spera desde sus mismas regiones orientales y desde el sur (el Magreb y el ?frica Subsahariana), dramatizando el choque entre los principios universalistas de los estados democr¨¢ticos de derecho y las identidades ancestrales de los reci¨¦n llegados.
Naturalmente, estos tres fen¨®menos han incidido sobre el Pa¨ªs Vasco, particularmente el segundo, ya que el proyecto de naci¨®n de los partidos nacionalistas se ha edificado sobre el sentimiento y la idea de una comunidad prepol¨ªtica que en su dimensi¨®n m¨¢s radical implica una agresi¨®n, vedada por el Tratado de la UE, a dos Estados-Naci¨®n constituidos seg¨²n principios universalistas consagrados en sus respectivas constituciones, que reconocen el dogma de la igualdad de todos los ciudadanos frente a leyes promulgadas seg¨²n procedimientos reglados por el Derecho.
J¨¹rgen Habermas recuerda que, tras 1871, Renan pudo rechazar las reclamaciones del Reich alem¨¢n sobre Alsacia invocando la nacionalidad francesa de la poblaci¨®n, 'pero s¨®lo pudo hacerlo porque entendi¨® la naci¨®n como una naci¨®n de ciudadanos y no como una comunidad de descendencia' . Y sigue diciendo Habermas: 'La naci¨®n de ciudadanos encuentra su identidad no en rasgos comunes de tipo ¨¦tnico-cultural, sino en la praxis de ciudadanos que ejercen activamente sus derechos democr¨¢ticos de participaci¨®n y comunicaci¨®n' (Facticidad y validez. Editorial Trotta, p¨¢gina 622).
Obviando, por imperativo de brevedad, la f¨¦rtil distinci¨®n entre la interpretaci¨®n liberal del concepto de ciudadan¨ªa activa y la republicana, el punto com¨²n de ambas, me parece que consiste en que en las sociedades multiculturales no es necesario apoyarse en procedencias u or¨ªgenes ¨¦tnicos o ling¨¹¨ªsticos para que puedan echar ra¨ªces los principios constitucionales. Es cuando Habermas dice que 'una cultura pol¨ªtica liberal s¨®lo constituye el denominador com¨²n de (o el medio c¨ªvico-pol¨ªtico compartido en que se sostiene) un patriotismo de la Constituci¨®n que simult¨¢neamente agudiza el sentido para la pluralidad e integridad de las diversas formas de vida que conviven en una sociedad multicultural' (obra citada, p¨¢gina 628).
Este concepto de patriotismo constitucional est¨¢ construido por Habermas no s¨®lo desde la experiencia hist¨®rica alemana, sino tambi¨¦n desde la observaci¨®n de sociedades hist¨®ricamente multiculturales como Suiza o Estados Unidos, cuya aplicaci¨®n a otras situaciones me parece f¨¦rtil y esclarecedora. Por ejemplo, a esta Espa?a actualmente constitucional de las comunidades aut¨®nomas y con la amenaza de desbordamiento irredentista negador de la propia Constituci¨®n. Pero tambi¨¦n el concepto me parece apropiado para describir otras situaciones hist¨®ricas que enfrentaron a los que pretend¨ªan ser ciudadanos libres e iguales en una sociedad moderna con los ultramontanos fundamentalistas mantenedores de las m¨¢s retr¨®gadas tradiciones.
Al fin y al cabo, ejercicio pr¨¢ctico de patriotismo constitucional fue el Acuerdo por las Libertades y contra el Terrorismo suscrito el 8 de diciembre pasado por el Partido Socialista Obrero Espa?ol y el Partido Popular y al que se adhirieron posteriormente diversos movimientos y fuerzas sociales. Rep¨¢rese en la cl¨¢usula 3 del acuerdo, que afirma: 'El di¨¢logo propio de una sociedad democr¨¢tica debe producirse entre los representantes leg¨ªtimos de los ciudadanos, en el marco y con las reglas previstas en nuestra Constituci¨®n y Estatuto y desde luego, sin la presi¨®n de la violencia'. Es risible escandalizarse, como se ha hecho, porque el Gobierno de un pa¨ªs que pertenece a la Uni¨®n Europea, como Espa?a, revele en el exterior la situaci¨®n en el Pa¨ªs Vasco y recabe la colaboraci¨®n internacional contra el terrorismo. Esto, en cumplimiento de la cl¨¢usula 6 del mencionado acuerdo que compromete a los firmantes a 'trabajar para reforzar nuevas iniciativas de cooperaci¨®n singularmente con Francia y en el marco de la UE'. A la Uni¨®n Europea, cuyos pa¨ªses tienen tras de s¨ª tr¨¢gicas experiencias totalitarias, seguro que le interesa que el parque tem¨¢tico del terrorismo antropol¨®gico no traspase los Pirineos.
Antonio Gim¨¦nez Peric¨¢s es magistrado em¨¦rito.
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