Un ?basta ya! a la provocaci¨®n de Argel
Durante dos semanas, los bereberes se han echado a las calles de la Cabilia contra los abusos del poder central
'Francamente, no me esperaba que un ministro reaccionase de esta manera calificando a nuestro hijo de delincuente. Es mezquino por parte de un alto funcionario del Estado. Es una provocaci¨®n m¨¢s dirigida a los j¨®venes que se sublevaron tras la muerte de Guermah'. El que habla as¨ª, con palabras impregnadas de rabia, ante la tumba de su hijo en Tizi Hibel (en la Cabilia argelina), donde le encontr¨® un periodista de Le Matin de Argel, es Jaled Massinissa, el padre Guermah. Su hijo, un estudiante de bachillerato, muri¨® el 18 de abril en un cuartel de la gendarmer¨ªa de Beni Duala porque, seg¨²n la versi¨®n oficial, a un agente se le cay¨® la metralleta al suelo y se dispar¨®.
M¨¢s a¨²n que la muerte, probablemente nada accidental, de Guermah, lo que indign¨® a los bereberes que pueblan la Cabilia fue la explicaci¨®n oficial de la Gendarmer¨ªa, avalada despu¨¦s por el ministro del Interior, Yazid Zerhuni, quien tach¨® al joven de 'agresor' y 'delincuente'.
Si la comisi¨®n que indaga sobre la responsabilidad de la violencia no da resultados habr¨¢ m¨¢s revueltas
Zerhuni ofendi¨® a¨²n m¨¢s a los bereberes cuando, el 29 de abril, se present¨® casi a medianoche, acompa?ado por un equipo de televisi¨®n, en la UCI del hospital central de Tizi Uzu, la mayor ciudad de la Cabilia, y se acerc¨® a los heridos semicomatosos para darles ¨¢nimos ante las c¨¢maras. '?Poder asesino!', gritaron escandalizados m¨¦dicos y enfermeras de guardia cuando el ministro se dirig¨ªa ya hacia la salida.
Detenciones arbitrarias, extorsi¨®n de comerciantes..., las publicaciones de los bereberes en Francia denuncian con frecuencia los abusos y provocaciones que las fuerzas de seguridad, sobre todo la gendarmer¨ªa, cometen en la Cabilia.
La versi¨®n oficial del fallecimiento de Guermah no fue percibida como un atropello m¨¢s. Probablemente porque en su pueblo ten¨ªa fama de 'buen chico', porque sus profesores le consideraban como un alumno estudioso -la prensa argelina ha reproducido su cuaderno escolar de calificaciones-, su fallecimiento fue la gota de agua que colm¨® la paciencia.
Los j¨®venes se echaron a la calle y, esta vez, se olvidaron de sus reivindicaciones tradicionales sobre el reconocimiento de su lengua, el tamazight o bereber. Los miles de manifestantes que en Tizi Uzu, Buj¨ªa, Akbu, en Amizur o El Kseur se echaron a la calle corearon su hartazgo ante la permanente provocaci¨®n a la que se consideran sometidos al grito de: '?Gendarmer¨ªa fuera!' y '?Gobierno terrorista!'.
Sus piedras y sus c¨®cteles m¨®lotov fueron lanzados contra todo aquello que simboliza al Estado argelino desde la delegaci¨®n de Hacienda hasta la sede de la Seguridad Social pasando por las oficinas de correos.
Su revuelta se propag¨®, atenuada, hasta Argel, donde el jueves pasado 30.000 manifestantes -la tercera parte de esa cifra, seg¨²n la polic¨ªa- recorrieron el centro al grito de '?generales fuera!' y '?Buteflika, vete a casa!'.
A medida que pasaban los d¨ªas, la protesta adquir¨ªa m¨¢s tintes sociales en un pa¨ªs en el que dos de cada tres j¨®venes est¨¢n en paro -cada a?o, 250.000 personas se incorporan al mercado de trabajo- y en el que el poder adquisitivo ha ca¨ªdo a la mitad desde hace una d¨¦cada. 'Hemos rozado el estallido social generalizado, pero, por esta vez, el Gobierno lo ha sorteado', comenta un diplom¨¢tico europeo acreditado en la capital argelina.
No son, desde luego, ni las primeras medidas de apaciguamiento tomadas por la gendarmer¨ªa -el agente que dej¨® caer la metralleta va a ser juzgado por 'negligencia'- ni el discurso a la naci¨®n del presidente Abdelaziz Buteflika los gestos que han contribuido desde el mi¨¦rcoles a calmar los ¨¢nimos.
Buteflika se dirigi¨® el 1 de mayo a los argelinos en ¨¢rabe cl¨¢sico, que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n no entiende y menos a¨²n los bereberes. Les dijo, eso s¨ª, que 'comprend¨ªa' la revuelta de los j¨®venes de la Cabilia, pero no anunci¨® ning¨²n gesto concreto excepto la puesta en pie de una comisi¨®n de investigaci¨®n a la que sus propias palabras restaron credibilidad. Sostuvo que 'conoc¨ªa y desenmascarar¨ªa a los que fomentan la divisi¨®n y el separatismo'.
Buteflika, como sus predecesores, 'no tiene el coraje pol¨ªtico de decir que tomar¨¢ la iniciativa de convertir al tamazight en lengua nacional y otorgarle rango oficial', recalcaba el diario El Watan en un editorial.
La historia reciente de Argelia est¨¢ plagada de comisiones de investigaci¨®n que apenas han dado resultados, empezando por las que se crearon tras los asesinatos del presidente Mohamed Budiaf y del cantante bereber Lunes Matub. De ah¨ª que otro de los esl¨®ganes coreados en las manifestaciones exigiese que la comisi¨®n de investigaci¨®n fuese internacional.
Acaso sea la brutalidad de la represi¨®n policial la que haya impedido una nueva explosi¨®n social como las que han salpicado la historia de Argelia. La prensa privada argelina duplica el balance oficial de 42 v¨ªctimas mortales entre los manifestantes. Otras 572 personas han sido hospitalizadas a causa de sus heridas y, seg¨²n el Ministerio del Interior, son en su gran mayor¨ªa miembros de las fuerzas de seguridad.
'Durante seis d¨ªas -de las dos semanas que duraron los disturbios-, los gendarmes hicieron fuego real contra los manifestantes', se indignaba Sa?d Sadi, el jefe del Reagrupamiento por la Cultura y la Democracia (RCD), el m¨¢s moderado de los partidos con ra¨ªces bereberes que ha roto ahora con el Gobierno. Los dos ministros del RCD han dimitido.
'Con el pretexto de las atrocidades perpetradas por los islamistas, se ha hecho la vista gorda sobre las exacciones de las fuerzas de seguridad sobre una poblaci¨®n desarmada, sobre la humillaci¨®n permanente' que sufren las gentes de la Cabilia, denunciaba en Le Monde Hocin Ait Ahmed, el l¨ªder del otro partido de inspiraci¨®n bereber, el Frente de Fuerzas Socialista. A?t Ahmed es uno de los principales opositores laicos.
Enfrentado con su primera gran crisis desde que en abril de 1999 fue elegido presidente, tras la renuncia de todos sus rivales, Buteflika, se ha debilitado un poco m¨¢s. Ha perdido el apoyo de los bereberes moderados, y hasta personajes prudentes como el ex primer ministro Mulud Hamruch lamentan que el r¨¦gimen 'condene a la sociedad a la inestabilidad y aboque la econom¨ªa a la destrucci¨®n'. Argelia se hunde m¨¢s en la crisis.
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