Cort¨¦s, el marat¨®n y los transportes

El se?or Luis Eduardo Cort¨¦s, consejero de Urbanismo, Transporte y Obras P¨²blicas, ha declarado no ver razones suficientes para que los participantes en el marat¨®n de Madrid disfruten de transporte gratuito ese d¨ªa. As¨ª viene ocurriendo desde hace 10 a?os y as¨ª sucede igualmente el d¨ªa 31 de diciembre para los que toman parte en la San Silvestre. Un caprichito, nos dice Cort¨¦s, que ma?ana se le puede antojar a los de la Fiesta de la Bicicleta.

La verdad es que el estilo del se?or Cort¨¦s es bien representativo del tono general que vive esta ciudad. Si uno lo piensa, es ins¨®lito que a alguien se le ocurra correr un marat¨®n. M¨¢s sorprendente a¨²n es que lo intenten 10.000 personas, y sencillamente milagroso que tal acontecimiento ocurra en Madrid, ciudad donde dif¨ªcilmente se puede siquiera pasear sin ser atropellado o sin acabar convertido en parte de alguna infraestructura de Gas Natural o de Madritel.

La realidad es que en el centro de Madrid hay licencia para casi todo: cualquiera puede cortar una calle con una valla, descargar y aparcar donde le plazca, ocupar una plaza toda la noche y evocarnos los sonidos del Zambeze con unos buenos tambores, orinar o vomitar en el sitio que pille m¨¢s a mano, dejar los cascotes o envases en mitad de la calle, bloquear la Castellana cuando hay f¨²tbol, etc¨¦tera.

A?adan a esos inconvenientes el capricho de 10.000 que obliga a cortar el tr¨¢fico durante cinco horas de un domingo ubicado en mitad del puente m¨¢s largo del a?o. '?Y encima quieren usar gratis el transporte p¨²blico! ?Que sigan corriendo hasta su casa, hombre!'. Esto no lo dijo Cort¨¦s, pero no me extra?ar¨ªa nada que lo pensara.

Lo cierto es que a aquellos que por distintas razones (nada caprichosas) no logran llegar a la meta no les viene nada mal poder acceder al metro o montar en el autob¨²s sin m¨¢s requisito que ense?ar su dorsal (para lo cual han pagado 5.000 pesetas).

No s¨¦ si el se?or Cort¨¦s lleg¨® a intentar alguna vez un trotecillo un poco largo. Si fue as¨ª, sabr¨¢ que llevar el abono transportes, o algunas monedas, o simplemente el billete es inc¨®modo. 'Pues que no corran y sanseacab¨®'.

As¨ª debiera ocurrir: prohibamos el marat¨®n y dej¨¦monos de zarandajas. No vivamos en la ficci¨®n de una ciudad de deportistas populares, ni siquiera un d¨ªa al a?o, y hagamos lo que procede un domingo de puente: sigamos en el atasco.

Cojamos el coche para hacer la compra, o para ir a ver a la parentela, o para 'salir al campo', es decir, a comer a un pueblo de la sierra que no nos pille muy lejos para llegar a tiempo para ver el partido de la jornada. Todo ello, claro, con permiso de la tuneladora que tambi¨¦n el domingo estar¨¢ horadando la ciudad para que podamos huir de ella cuanto antes. Por cierto, ?queda mucho para las elecciones?