De polo a polo y cocino porque me toca
Si usted tuviera que ir del Polo Sur al Polo Norte, ?qu¨¦ camino elegir¨ªa? El primer meridiano que le viniese a mano, ?no? Ya se sabe, la distancia m¨¢s corta entre dos puntos... Pues Josep Maria Romero no: ¨¦l ha elegido un paralelo, la distancia m¨¢s larga, tan larga que ni siquiera pasa por los polos. Se lo cuento mejor porque al principio yo tampoco entend¨ª la trigonometr¨ªa.
Josep Maria Romero es viajero por vocaci¨®n, gu¨ªa tur¨ªstico por obligaci¨®n, cocinero por afici¨®n y escritor porque s¨ª. En el invierno 1996-1997 sus caracter¨ªsticas una y tres le permitieron enrolarse en el Rael, el primer velero espa?ol en llegar (eso se supo al final, claro) a la Ant¨¢rtida. Al regreso, de su caracter¨ªstica n¨²mero cuatro le sali¨® un libro (El jard¨ªn de hielo, Editorial Juventud) que present¨® en p¨²blico el otro d¨ªa en la librer¨ªa Alta?r de Barcelona, donde entre otras cosas relata la confecci¨®n del men¨², en este caso a partir de la aritm¨¦tica: '50 d¨ªas de almuerzo y cena para 7 personas, total 700 raciones. Verduras y frutas frescas que soporten bien el paso del tiempo, como coles, patatas, cebollas, berenjenas, pimientos, naranjas o manzanas. 50 paquetes con 7 porciones de ternera o pollo. Cuatro buenos quesos y algunos embutidos, el tipo de comida que los navegantes consumen desde la noche de los tiempos. El resto de productos eran envasados de todo tipo: tarros de legumbres, paquetes de pasta, sobres de sopa, latas de verduras, at¨²n, pat¨¦ y frutas en alm¨ªbar; frascos de ketchup, mayonesa y otras salsas, botes de especias; bolsas de patatas fritas, frutos secos o galletas saladas; tabletas de chocolate; pan de molde y una especie de galletones marineros que nos recomendaron en una panader¨ªa de Ushuaia, duros como una piedra y con poco sabor pero entretenidos de roer y muy calor¨ªficos; para los desayunos, lo habitual: caf¨¦, cacao y t¨¦, mantequilla, margarina, mermelada y miel, cereales, galletas, magdalenas y otros pastelitos'. Finalmente, agua mineral en envases de pl¨¢stico de los que se pueden arrugar, refrescos, cerveza, vino y champ¨¢n para las celebraciones, y media docena de botellas de whisky. 'Si las cosas se pon¨ªan muy mal, siempre pod¨ªamos emborracharnos'. Las cosas llegaron a ponerse mal, efectivamente, pues no s¨®lo hubo aver¨ªas graves, sino que se estrope¨® una nevera y tuvieron que tirar kilos de carne al mar. Pero Romero lo compens¨® echando mano de otro libro que le hab¨ªa salido a?os atr¨¢s, su Llibre de la cuina ex¨°tica, de manera que los tripulantes del Rael se convirtieron seguramente en los primeros exploradores ant¨¢rticos en incorporar a la dieta el tandoori, el cus-cus y el estofado de cacahuetes, especialidad de Togo. Eso s¨ª, la carne de foca y de ping¨¹ino no pudieron degustarla porque en la Ant¨¢rtida est¨¢ prohibido cazarlos.
En el velero 'Rael' se les estrope¨® mucha comida y tuvieron que incorporar a su dieta men¨²s ex¨®ticos
El caso es que a Ramon Al¨®s, armador del Rael (y a sus hombres de confianza: el capit¨¢n Bubi Sans¨® y el patr¨®n Cali Sanmart¨ª) debi¨® de gustarles el arte culinaria de Romero porque le han contratado para su pr¨®ximo intento de suicidio: la traves¨ªa Groenlandia-estrecho de Bering por el norte del Canad¨¢, el famoso Paso del Noroeste. 'Es bastante m¨¢s peligroso', cuenta Al¨®s, un hombre pegado a un aparato de aire acondicionado, 'porque en el ?rtico hace tanto fr¨ªo que el segundo casquete s¨®lo es navegable en los meses de julio y agosto. E incluso algunos pasos, s¨®lo durante pocos d¨ªas. De hecho, Josep Maria va a tener m¨¢s trabajo porque deber¨¢ prever una posible invernada, o sea, la estancia de una persona en el barco durante un a?o en caso de que quedemos atrapados en el hielo'. Por si fuera poco, se trata de una zona mal cartografiada y con escasas posibilidades de ayuda, ya que solamente residen all¨ª algunos pueblos inuit (que son a los esquimales lo que los invidentes a los ciegos).
Pero a Josep Maria Romero, que antes de embarcarse rumbo a la Ant¨¢rtida no hab¨ªa navegado nunca, la cosa le hace gracia. Aunque tiene un grave inconveniente (y ahora llegamos a lo del paralelo): no se har¨¢ antes del a?o 2003, el tiempo de encontrar patrocinadores y esas cosas. 'No pod¨ªa estar tanto tiempo sin viajar, as¨ª que en noviembre, en cuanto vuelva de Rusia y Escandinavia , me voy a dar la vuelta al mundo'. En sentido horizontal, claro, y en direcci¨®n este. Primera etapa, Canet de Mar. A continuaci¨®n, Montpellier, Roma, y as¨ª hasta... ?80 d¨ªas? 'No, he calculado alrededor de 15 meses porque la gracia es hacerlo con todo tipo de medios de transporte excepto el avi¨®n. La diferencia entre desplazarse y viajar, y esta es una cosa que he aprendido en el Rael, es el tempo, la lentitud. Yendo a 6 o 7 nudos, algo as¨ª como 11 kil¨®metros por hora, te das cuenta de que esa velocidad es m¨¢s acorde con el ritmo humano, que es el de los d¨ªas y en el fondo el de la naturaleza'. ?Y para los oc¨¦anos, el Pac¨ªfico y el Atl¨¢ntico, de d¨®nde va a sacar un barco que los cruce tan despacio? 'Ya los tengo. Me he comprado la Gu¨ªa de cargueros, y me enrolar¨¦ como cargador de pl¨¢tanos o de lo que sea'.
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