'?Cu¨¢nto lo siento por esta gente!'
La desgracia se ceba en Geli, que con su autogol represent¨® toda la tristeza de la derrota
"?Qu¨¦ impotencia?". Geli, acostumbrado al ¨¦xito y al fracaso, enfilaba en el Westfalenstadio de Dortmund el pase¨ªllo m¨¢s triste de su historia futbol¨ªstica, maldiciendo que la ruleta de la fortuna se aliara con el enemigo: "Ten¨ªamos unas ganas tremendas, pero hoy era su d¨ªa, cu¨¢nto lo siento por la gente que ha venido hasta aqu¨ª, ha sido un golpe muy duro".
Con su medalla de subcampe¨®n de la Copa de la UEFA se dirig¨ªa al t¨²nel de vestuarios cabizbajo y lento, ausente, solitario. Antes se hab¨ªa derrumbado en el ¨¢rea peque?a cuando vio el bal¨®n dentro de su porter¨ªa por culpa de su coronilla. All¨ª repos¨® unos minutos, con los ojos cerrados, mirando despu¨¦s al cielo oscuro, m¨¢s negro que nunca. M¨¢s tarde llegaron los dem¨¢s.
Primero Karmona, el gran capit¨¢n curtido en mil batallas, el ¨²nico que llor¨® en San mam¨¦s cuando el Athletic les priv¨® de la participaci¨®n en la Liga de Campeones. ?l, que inusualmente hab¨ªa sido expulsado minutos antes, tambi¨¦n se hab¨ªa derrumbado con el gol, pero se reh¨ªzo tras unos segundos de rabia y meditaci¨®n. Abraz¨® a Geli y es f¨¢cil presuponer el esp¨ªritu de sus palabras. Karmona es el l¨ªder moral de este equipo y no suele faltar a ninguna cita an¨ªmica. Despu¨¦s lleg¨® Desio, el otro hombre con experiencia acumulada -el que m¨¢s partidos ha jugado en Primera de toda la plantilla- y la cabeza fr¨ªa.
Se abraz¨® a Geli y no lo solt¨® en un minuto interminable. "En este vestuario nos consolamos todos a todos", dec¨ªa el gerund¨¦s cuando ni siquiera la ducha le hab¨ªa encajado el rostro.
Mientras el Liverpool comenzaba su vuelta al campo, exhibiendo una Copa que hab¨ªa pasado por la cabeza del jugador catal¨¢n antes y durante el encuentro. Toda una manifestaci¨®n sentimental circulaba por el ambiente. Curiosamente, la megafon¨ªa propagaba una canci¨®n conocida en Vitoria. All¨ª a la m¨²sica se le ha puesto una letra ad hoc: "Adi¨®s a Segunda B", reza el estribillo, en recuerdo no lejano de aquellos a?os humildes del Alav¨¦s. Ayer sonaba en la final ante un rival gigantesco. Un contrario que levantaba su ¨²ltima Copa de Europa dos a?os antes de que en 1986 el Alav¨¦s fuera descendido a Tercera por las deudas.
Geli segu¨ªa cabizbajo, como si se negara a reconocer lo ocurrido, como si un instante hubiera borrado de un plumazo toda su trayectoria y la de su equipo, que acababa de escribir en Alemania y ante el Liverpool la p¨¢gina m¨¢s brillante de su historia.
Pero el gol no se le quitaba de la cabeza: nueve jugadores contra todo el Liverpool, un saque de esquina, bal¨®n cerrado al barullo el ¨¢rea peque?a y un desv¨ªo leve del bal¨®n, pero suficiente para alcanzar la red. "Ten¨ªamos dos jugadores menos y no acert¨¢bamos a marcarlos a todos, yo intent¨¦ que uno de ellos no rematara... ha sido un golpe muy duro", apuntaba Geli con la barbilla peg¨¢ndole en la nuez. La tormenta, la decepci¨®n, la peor forma de perder, la m¨¢s ingrata en una final, la m¨¢s injusta tras un empate a cuatro goles. La primera final entre clubes que se decide con el maldito gol de oro.
Geli hab¨ªa completado un buen partido: firme defensivamente y muy inteligente en ataque. Y eso que en su costado habitaba Gerrard, la joven promesa del Liverpool, un tanto desapercibido salvo al principio.
Pero lleg¨® el gol y el sue?o del Alav¨¦s se convirti¨® en la pesadilla de un jugador caracterizado por su sensatez y su fortaleza mental, que una hora despu¨¦s del mal trago acertaba a encontrar un consuelo: "Alguien al llegar al vestuario ha dicho que cuando pase el tiempo miraremos atr¨¢s y nos daremos cuenta de que hemos hecho grande al Alav¨¦s".
?l tambi¨¦n ha vuelto a ser grande en Vitoria, donde ha resucitado tras un despido sin contemplaciones en el Betis, adjudic¨¢ndole una lesi¨®n inexistente. Un jugador que ha encajado de tal forma en la capital alavesa que hasta su mujer, Inma, se present¨® en el Aeropuerto de Foronda con los ni?os peque?os en brazos, en pijama y a varios grados bajo cero el d¨ªa que lleg¨® el equipo a las cinco de la madrugada camino de Mil¨¢n, donde hab¨ªa pulverizado al Inter.
?Es el peor d¨ªa de tu vida deportiva? "Hum.., bueno no, tenemos que estar muy orgullosos de lo que hemos hecho, hemos contribuido a una final impresionante, de las que vive todo el mundo, que en el campo la hemos vivido a lo grande y ha tenido todo aquello que pide el p¨²blico. Pero hoy era su d¨ªa. ?Qu¨¦ impotencia?".
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